ADRIANA
Me desperté con un dolor de cabeza brutal, todo en mi alrededor era de color negro, era como si el universo había desaparecido y solamente quedaba yo y muchos puntos negros, que esos puntos negros se expandían y que empezaba a tocar un timbre muy agudo. Eso ya no era mi imaginación, alguien de verdad estaba tocando el timbre. Me levante rápido y fui corriendo a abrir la puerta, era Elías con muchos discos de música en su mano.
-Hola- dije yo cansada.
-Hola- me respondió el con una sonrisa enorme.
-¿Que haces aquí?
-¿Te acuerdas que por la tarde me dijiste que no te gustaba escuchar música?
-Emm, sí.
-Pues lo he pensado y me he dado cuenta de que eso puede cambiar.- dijo el con otra de sus sonrisas un poco sarcásticas-¿Puedo entrar?
-Sí, claro.
Él después de escuchar esas palabras se dirigió rápidamente hacia la cocina.
-Bueno y ¿como pretendes que cambie de opinión?
-Con esto- me señala sus discos de música.
-No creo que podrás cambiar mi opinión.
-Créetelo, tengo amigos que no les gustaba la música y después de esto son unos adictos a ella.-dice el mirándome desafiante.-Te voy a dejar estos discos por una semana, tienes que escuchar 5 canciones al día mínimo.
-Emm vale, pero como se supone que tengo que escucharla.
-Ah si espera dos minutos ahora te lo traigo.-dice y se va corriendo hacia su apartamento.
Llega dentro de dos minutos.
-Ten, me la devolverás dentro de una semana.
Recibo la caja, el procede a irse pero algo le detiene.
-Me podrías dar tu insta.
-Claro, anota.
Cuando el se va yo me dirijo hacia la caja y los discos. Cuando quiero abrir la caja suena mi teléfono. Era un mensaje de mi padre. "Adriana si no vuelves a casa en 24 horas date por muerta". No me lo podía creer estaba dispuesto a matar a su única hija por esa tontería, estaba flipando.
Con ese mensaje sabia que mi padre haría lo que sea por encontrarme. Nunca me llamaba Adriana, siempre era Adri o Ana.
En ese instante algo me consumió por dentro, sabia que estaba en peligro, en ese instante tuve miedo.
Decidí desconectar con el mundo, cogí mi bolso rápidamente y salí del apartamento.
Caminando entre las calles de Londres vi una cara conocida, decidí acercarme un poco mas, era un chico alto, con el cabello negro liso. Vestía con unos tejanos anchos azules, una camiseta ancha negra y con una chaqueta de cuero negra.
Cuando vi su cara de cerca enseguida lo reconocí, era Marcus, mi amigo de la infancia. Con el pase los primeros años de mi vida, hasta que un día se tuvo que mudar. Me costo bastante tiempo asimilar su desaparición, ya que solamente tenia 10 años.
Decidí acercarme a saludarlo.
-Hola-le deje con una cara alegre.
-¿Te conozco?
-Sí, soy yo Adriana, Adri. Me solías llamar de pequeña la espanta pájaros.
La verdad es que era un poco pesado con eso apodo, siempre me lo decía. Me resultaba molesto siempre, pero a la vez me gustaba. Me sentía especial llevando ese apodo por mas extraño que sea.
-Nooo, no me lo puedo creer, cuanto creciste eres irreconocible.-dijo el y después de eso me dio un abrazo.- ¿Qué te trae por aquí?
-Nada, simplemente huyendo de mi padre.- después de oír eso se le quedaron los ojos como platos.
-No me jodas.-dice el con la misma cara, y después de eso mira su reloj- Oye, me puedes dar tu insta es que tengo prisa y mejor quedamos otro día y me lo explicas mejor, ¿vale?
-Vale sin problema, anota.
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Soñando Contigo
AcakAdriana, una chica que se escapa de su padre y viaja hasta la ciudad de sus sueños, Londres. Allá tiene que cumplir sus metas pero sin olvidrase de que si padre la está buscando...