Otra historia, otro chico, la misma cocina

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Esta cocina ha visto más veces su culo desnudo que suministros. Aquel chico que llego esta vez era el mismo de la camioneta y el viaje. Al parecer aquella niña estúpida había cautivado sus sentidos, y ahora la buscaba como un desesperado. Su error, él sí se enamoró.

-Te amo

-Pero dices que me deseas- para ella no podían juntarse ambas cosas, o era amor o era lujuria, les temía a ambas

-También, te amo y te deseo, entrégate a mí y no te lastimaré. Será miel y lujuria.

Ella solo calló, nunca fue buena diciendo no. Solo bajó la cabeza, que en ese momento le llegaba al pecho, él la beso con dulzura la coronilla y ella solo aspiró su olor. Resignada subió los brazos para que él le quitara la camisa, y así lo hizo, pero no se la quitó por completo, la dejó hasta su pecho. Por si alguien venía.

Bajó como pirata buscando tierras vírgenes, ella fingió que sí eran tierras vírgenes. Beso cada pequeña parte de aquella pequeña joven. Con sus grandes manazas tomo sus límites acariciando. Ella reprimió sacudidas y ganas de decirle que le causaban cosquillas, pero le gustaba, le gustaba sentir sus húmedos labios, que la tratara con salvajismo y luego recordara que estaba con ella y volviera a hacerlo lento, él se hartó de agacharse y la subió a la mesa de la cocina, ella automáticamente lo enredó con las piernas regordetas. Y eso a él le gustó soltando un suspiro cuando lo presionó contra ella. Él la sintió y ella lo sintió. Eso desató algo en sus ojos.

Ella dejo de ser tímida, también lo quería así que tomo el control de la situación, demostrándole a él una parte de ella que nadie conocía. Que le gustaba sentirse deseada. Y que haría lo que fuera por sentirse así más tiempo. Lo tomo de la mandíbula y fue dejando pequeños rastros de su saliva caliente en el cuello de él. Este se volvió loco. Ella lo observaba con una pequeña y culpable sonrisa en los labios.

Con su otra mano recorrió desde la base de su cintura hasta sus anchos hombros. Arañando, pellizcando y dejando que, de vez en cuando, él se agachara a besarle y lamerle las piernas. Ella no quería que fuera suave, así que aprovecho la cercanía y lo tomo bruscamente por los cabellos para hundirlo en su intimidad.

Eso fue un punto exacto, la respiración de él en ese espacio la hizo sentirse muy bien, contaba hasta 100 para lograr calmarse, su nariz le daba cosquillas juntos con su temperatura. Ella le enredó las piernas mientras él sacaba su virilidad.

Ella encima de la mesa mordiéndose los labios con aquel chico con la cara metida entre sus piernas y él se daba placer porque sinceramente aquella chica lo volvía loco, aquella chica estúpida y de chistes malos que siempre quería inútilmente de formar parte de su grupo de amigos lo volvía total y desesperadamente loco. Por todas las emociones no tardó en estar a punto de correrse. Pero ellos escucharon algo. Y dejaron de ver estrellas para darse cuenta del peligro.

Él huyó. Y ella otra vez se quedó aturdida en aquella cocina. Con las piernas mojadas y ganas de acabar.

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⏰ Última actualización: Aug 05, 2021 ⏰

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