Es él

5 0 0
                                    

Necesito vacaciones. 

Debo encontrar a mi hermana Samantha, pero ella no está en casa aun sabiendo que durante sus cuatro años de vida siempre le repito que debe estar aquí a más tardar las 7, son las 7:33 pm y ella no aparece. Me decidí ir a buscarla afuera, pues seguramente se quedó jugando con algunas de nuestras tías.

Cierro todas las ventanas y las puertas de casa, está oscuro y ya es hora de encerrarse. Apago la cocina. Apago el televisor. Tomo las llaves. Vuelvo a checar la puerta trasera y las ventanas, cerradas. Salgo y cierro la puerta delantera.

Camino. Traspaso dos casas y voy a la de mi tía Patricia, toco, pero nadie abre así que entro y me inunda un olor a pan caliente y café. Alzo la voz para llamarla y me contesta desde el patio trasero. Llego al lugar y encuentro a todos mis primos desde los más pequeños a los más grandes jugando futbol, a unas cuantas de mis tías sentadas en unas bancas y a mi hermana sentada en el regazo de una.

Intercambié un par de palabras en donde mi tía aseguró llevarla a casa cuando terminara el juego y yo estoy de acuerdo. Doy media vuelta y regreso pues me falta hacer la cena.

Camino tranquila y a paso seguro hacia mi hogar. Mis padres tardan y quiero que todo esté listo a su llegada. Pienso en qué hacer de cena además de lo que ya tengo mientras abro la puerta. Un paso adentro.

Mis manos empiezan a temblar fuertemente, mis sentidos se agudizan, mis piernas se paralizan, mis pensamientos se descontrolan y mis ojos empiezan a lagrimear. Todas las puertas y ventanas están abiertas de par en par. El televisor encendido y las luces igual.

Es demasiado tarde.

Él está aquí. 

***

Blanco

Es todo lo que puedo ver 

Lo primero que percibo es frío, quiero moverme pero siento mucho dolor, así que solo muevo mi cabeza. Es mi cuarto, mi ropa está perfectamente doblada en una silla junto a la cabecera. El pantalón en la base, le sigue la camisa, y por ultimo mi ropa interior, incluso mi coleta está ahí. Cuando me doy cuenta de lo que estoy viendo me levanto de golpe, mi cabeza da vueltas, mi cuerpo estaba estirado en el centro de la cama, mis piernas rectas, brazos a los lados. Lo único que me cubría era una sabana blanca. Una sabana blanca que nunca había visto. 

Sobre mi vientre había estado una rosa que accidentalmente volqué al levantarme, alguna vez fue roja, ahora estaba negra, era una rosa marchita muy bien conservada.

Me dolía todo, tomé la sabana y me envolví con ella, camine hacia el espejo de cuerpo completo y con pánico revisé mi cuerpo.

Mis manos soltaron la sabana. Me aterre con lo que vi

Tenía cortaduras, morados y mordidas feroces, pero solamente en zonas específicas. El vientre bajo, mi pecho, mi sexo. Dolor y terror era todo lo que sentía. 

Caminé de nuevo a mi cama y ahí estaba. Una tarjeta 

"Eres secretamente mía, espero que cubras tus marcas de los ojos curiosos, y esperes mi siguiente venida."

No pude ni siquiera llorar, sentir vergüenza o rabia. Después de todo, no era la primera vez que pasaba. 

Tampoco sería la ultima.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 06, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

PesadillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora