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Una delgada figura se aproximaba hacía las puertas de un laboratorio.

Vestido de forma pulcra con un fino traje negro caminando a paso seguro.
Habré las puertas con autoridad:

—Dr.Zoe es hora de irnos.—

La grave voz del hombre resuena en el lugar y todos los presentes hacen una pausa a lo que estan haciendo solo para verlo.

—En un momento Levi, solo tengo que termin...—

—Doctora ya es hora.— firme y seguro hace una señal con las manos indicando que pase delante de él.

—Bien. Chicos es todo por hoy seguiremos mañana.— evidente molestia se hizo presente en el tono de voz utilizado por la doctora.

Los presenten despiden a la doctora y dirigen nerviosas miradas al hombre que la recoge todos los días.

Un hombre de cabellos negros y ojos azul metálizado.
Siempre con mirada seria y decidida a hacerse respetar.

A pesar de su estatura de 1.60m es un tipo intimidante.

Levi Ackerman

Era un guardaespaldas contratado para cuidar a la reconocida Doctora Hanji Zoe.

Conocido por su perfecto trabajo y pulcra organización:

4:00am se levantaba a la misma hora cada día sin necesidad de un despertador.

4:30am tomaba esos 30 minutos para hacer su rutina de ejercicio diaria.

5:00am tomaba un baño de 5 minutos y se preparaba para su trabajo.

5:30am estaba tomando camino en su auto

5:45am compraba un café en el mismo lugar de siempre y se dirigía a recoger a la Doctora Zoe.

6:15am esperaba que las rejas de la mansión le abrieran las puertas

6:30am esperaba pacientemente a que la doctora bajara el living; ella bajaba a veces más tarde o a veces más temprano.

7:30am estaba junto a ella en las puertas de el edificio donde ella laboraba.

Todo en un perfecto orden, cada segundo calculado...

Merodeaba por el edificio cada día buscando posibles amenazas para la doctora, tenía sus ojos y oídos en todos lados, y eso que él era el único hombre a cargo de su protección.

12:00mm buscaba a la doctora para que almorzara, así tuviera que sacarla a rastras de algún laboratorio o de donde sea que estuviera.

1:00pm escoltaba a la doctora a retomar su trabajo.

3:00pm buscaba a la doctora con un café en mano y algún un postresillo de chocolate

4:30pm hora de sacarla de su trabajo y llevarla sana y salva a su villa.

6:00pm abría la puerta de su casa listo para descansar.

Empezaba por aflojar su corbata y quitaba su saco, frotaba su nuca en señal de estrés y estiraba los huesos.

Luego de cambiar su ropa tomaba un té como cena y leía el periódico del día.

Su rutina desde hace 2 años era exactamente igual todos los días, a excepción de los días sábado y domingo que la doctora no laboraba.

Trabajaba en la empresa de seguridad de su tío y hace 2 años él le había llamado emocionado de haberle conseguido el trabajo de su vida.

Y así era... La rutina era la misma día a día, hasta el momento no había tenido ningún percance de amenaza y la paga era excelente.

Pero el guardaespaldas había cometido una falta grave en su ética laboral, se había enamorado de la Doctora...

Y es que ese no era el único de los problemas... La Doctora estaba casada.

El afortunado era un reconocido doctor dueño de un hospital privado para el cuál la doctora fabricaba medicamentos.

Por lo poco que sabía no tenían hijos y aunque el doctor era el que lo había contratado nunca más lo vio después de firmar el contrato.

El azabache cada noche antes de cerrar los ojos pensaba en su piel caramelizada y su hermoso cabello color chocolate.

Pero lo que más amaba eran los hermosos ojos borgoña de la doctora, a pesar de que trajera anteojos todo el tiempo esos ojos brillantes lo llamaban y cada vez que tenía la oportunidad de verlos sin los molestos anteojos aprovechaba para memorisarlos nuevamente.

Se preguntaba en qué momento había llegado a enamorarse de ella puesto que al principio a penas y soportorba su actitud tan energética y escandalosa.

Pero la respuesta le llegaba siempre al instante...

Llegaba a su mente el como esa mujer parloteaba el camino completo hablándole de sus experimentos o de cómo "casi" le había explotado alguna sustancia en la cara.

Al principio el azabache se horrorizaba del como era ella tan descuidada consigo misma pero ella solo se reía y pasaba a la siguiente historia.

Se había dado cuenta que debía hacerla comer a fuerza pues si por ella fuera no dejaría sus amados experimentos.

Sabía cuántos granos de azúcar ponerle a su café, sus postres favoritos, la música que le gustaba poner en su auto...

Las primeras veces le pareció que esa mujer se tomaba un exceso de confianza con el, y no lo decía solo porque revisaba cada compartimento de su auto por mera curiosidad; sino por que en momentos de terrible presión por algún experimento fallido se hechaba en sus brazos a llorar...

Porque lo tomaba de ambas manos para hacerle saltar a su lado cuando algo le emocionaba, por qué aunque el pareciera frívolo antes las personas ella lo reconocía como un ser humano con sentimientos, como una persona amable...

Pero todo era a "puertas cerradas" esos ataques de emociones solo ocurrían en su automóvil de camino al trabajo o camino a casa...

Cada mañana el recogía a una masa de energía andante y por la tarde parecía devolver a un pequeño ser lleno de tristeza.

Lo entendía, ella amaba su laboratorio y seguramente el hecho de abandonarlo la entristecía...

Pero él tenía órdenes estrictas sobre los horarios de la doctora y jamás desobedeceria a una orden impuesta por su jefe.

Aunque en el fondo anhelara pasar más tiempo al lado de la mujer morena...

Ella era ajena a los sentimientos del azabache, y es que el no era muy expresivo que se diga, siempre se mantenía al margen, conocía sus límites y no se atrevería a propasarlos.

Pero de todas maneras la doctora era demasiado distraída como para darse cuenta de cómo sus ojos grises brillaban al verla, de como su aura cambiaba de forma positiva...

De todas formas los días con ella eran suficientes.

Y así se le pasaban las horas al azabache... Logrando conciliar sueño llegada las 00:00am incluso hasta la 1:30am y es que su horario de sueño era la segunda cosa que no podía controlar...

Lo primero eran sus sentimientos por la Doctora...

El Guardaespaldas • |Levihan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora