Durante todo el camino a casa, mientras conducía, sentí la mirada de Alfred sobre mí, me limite a no hablar en todo el camino solo para que Alice pudiera hablar con el tranquilamente, pero aun así su mirada me intimida, me pone nervioso sin un motivo lógico.
Cuando llegamos a la casa, cargue a Liz en mis brazos para llevarla dentro, sé que ella ya es grande y puede caminar sola, pero es una costumbre para mi cargarla y lo hare hasta que mis huesos no puedan más… o hasta que a ella comience a molestarle. Entramos dentro de nuestro hogar y Liz corrió hacia su habitación para cambiarse de ropa mientras yo me sentaba en la sala esperando que “la parejita” se dignara a pasar por la puerta, cuando por fin entraron el ambiente se volvió algo incómodo ya que Alfred no sabía que decir y Alice se notaba bastante nerviosa y sonrojada.
-¿Y bien? –Dije sentado en el sofá- ¿Qué es lo que pretendes con mi hermana? –pregunte clavando mi mirada en el chico
-Yo no pretendo hacerle nada malo, don cejitas –respondió soltando una pequeña carcajada, lo cual obviamente me molesto
-¿¡Quién te crees que eres maldito mocoso!? ¡Se más respetuoso con tus mayores! –lo regañe mientras Alice tenía una expresión que daba a entender que quería que se la tragara la tierra
-HAHAHAHA! Ahora suenas como un anciano –río exageradamente
-Tsk… Como sea, Alice, muéstrale la habitación de Scott, se quedara ahí por ahora, y cuida a Liz por que debo trabajar ahora –dije levantándome del sofá y dirigiéndome a mi despacho que es donde suelo trabajar
-D-de acuerdo, vamos Al –dijo Alice y note como tomo su mano llevándolo a la habitación de Scott
Ese tipo es realmente molesto, no llevo ni un día de conocerlo y ya siento ganas de matarlo, bueno no tanto así, Alice se ve feliz al estar el aquí, pero eso no evita que ese sujeto me caiga mal –pensé mientras me dirigía a mi escritorio ordenando algunos papeles y firmando uno que otro contrato, antes de darme cuenta había terminado, las horas pasaron muy rápido y la mayor parte de estas estuve pensando en ese sujeto ¿Por qué no puedo sacarlo de mi cabeza?
-Estúpido Alfred… -susurre mientras dejaba mis papeles a un lado ordenándolos debidamente y apoyaba mis brazos en la mesa del escritorio y posaba mi cabeza sobre mis brazos, sintiendo el cansancio recorrer mi cuerpo, mis ojos comenzaron a cerrarse hasta quedarme profundamente dormido sobre aquel escritorio.
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Cuando desperté pude notar que sobre mi espalda había una manta cubriéndome, y alguien dejando una taza de café a mi lado
-¿Alfred? –Dije mientras levantaba mi rostro y frotaba mis manos contra mis ojos- ¿Qué haces aquí?
-Simplemente vine a dejarte una taza de café, debes estar cansado –dijo con un tono de voz completamente distinto al que usaba ayer… que era un tanto chillona, en cambio ahora su voz demuestra madures
-G-gracias… -agradecí tomando un sorbo del café que me había traído- Alfred… ¿Cuánta azúcar le echaste a esto?
-La mitad de lo que le puse al que estoy tomando yo –dijo bebiendo de su tasa de café
-Eres un completo lunático –dije mientras me levantaba de mi escritorio y me dirigía hacia la puerta, pero en ese omento sentí como Alfred sujetaba mi brazo para detenerme- ¿Qué rayos te pasa? Tengo cosas que hacer ¿puedes soltarme? –dije un tanto molesto ya que en definitiva tenia cosas que hacer
-No, no puedo soltarte –dijo mientras me apoyaba contra la pared y sentí como su respiración se mesclaba con la mía, y sus ojos se clavaban en los míos, solo estamos a unos centímetros de distancia- Quiero saber… ¿Por qué decías mi nombre mientras dormías?
-¿E-eh? ¿Y-yo decía tu nombre? –pregunte mientras intentaba alejarlo, lo cual era inútil ya que al parecer tiene mucha más fuerza que yo
-Así es, dime ¿acaso soñaste algo como esto? –pregunto cortando nuestra distancia en un pequeño beso, no pude reaccionar en un principio ya que seguía medio dormido pero cuando sentí que su lengua e habría paso por mi boca me aleje bruscamente dándole un puñetazo en el rostro
-¡Maldito imbécil! ¡No juegues conmigo, no soy un puto juguete! ¡Además eres el novio de mi hermana! –le grite solo notando como sobaba su rostro en el lugar donde lo golpee, no pude evitar sentirme un poco mal por golpearlo pero no tenía opción.
Salí rápidamente de mi despacho dirigiéndome a mi habitación y recostándome sobre mi cama, mis mejillas estaban ardiendo, mis manos temblaban y mi corazón se aceleraba a cada segundo ¿Por qué me siento así? Maldito imbécil… quien se cree que es para robarme mi primer beso…
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ahi tienen la segunda parte mis amad@s lector@s <3 es corto como la mayoria de los segundos capitulos de mis historias xD gracias por apoyarme con la primera parte :'3 los quiero <3
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¿Enamorado del novio de mi hermana? (UsUk)
Fanfiction¿Nunca has sentido que el destino no quiere verte feliz? ¿Qué no podrás jamás, amar y ser amado? Ese es lo que Arthur kirkland, cree, ya que nunca ha experimentado ese sentimiento llamado “amor” aún con sus 23 años, simplemente siente que él no naci...