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Estaba haciendo la comida cuando él se acababa de despertar, se levantó y se acercó a mi, se pegó a mi espalda y me dio un beso en la mejilla diciéndome "Buenos días", estando él pegado a mi pude notar como estaba empalmado, "alguien se ha despertado contento" pensé, dejé el cuchillo con el que estaba cortando cebolla, me di la vuelta hacia él y le agarré la polla, él miró hacia abajo, viendo como se la agarraba:

¿Tienes ganas de jugar? -me preguntó-

Asentí mirándole a los ojos mientras me mordía el labio y metía la mano en sus calzoncillos. Me cogió en brazos y me subió en la barra de la cocina, mientras me besaba y acariciaba mi clítoris. Empezamos a liarnos allí mismo, cada vez más calientes, y yo cada vez más mojada. Me dio la vuelta, me puso contra la barra y me empezó a follar, agarrándome fuerte del pelo, haciéndome saber que el era el dominante y yo su sumisa. Comenzó lento, para que siéntese dentro de mi lo dura que estaba, con su mano en mi cintura y la otra en el pelo, empezó a subir el nivel, hasta llegar a embestidas muy muy duras.

-"Eres mía" -susurró en mi oído-.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al oír aquello.

Paró, me dio la vuelta y enseguida supe lo que él quería, me agaché y empecé a comerle, profundamente y con mucha saliva, pasando mi lengua por el glande de su miembro, viendo como el gemía y se mordía el labio. Paramos y de allí nos fuimos a la ducha, encendimos el agua caliente y continuamos allí la faena, el poniéndome a cuatro y dándome como si fuese el último día de nuestras vidas.

Empezó a gemir fuerte, estaba a punto de acabar.

-Quiero corréeme en tus tetas. -me dijo-

Me giré y me puse mirando hacia él, y él acabó corriéndose en mis pechos.

Yes, DaddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora