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Me cogió del brazo llevándome hacia aquel almacén, entramos y él cerró la puerta con llave, se giró y me miró a los ojos con deseo mordiéndose el labio. Me cogió de la cabeza y de una nalga pegándome a él, mientras me comía la boca. Él era bastante más alto que yo, así que yo me tenía que poner de puntillas. Notaba su polla erecta en el pantalón, haciendo presión contra mi abdomen, me estaba poniendo muy cachonda.

Eres mía... -dijo con voz grave-

Le miré a los ojos mordiéndome el labio, él me cogió en brazos y prosiguió comiéndome la boca. Me sentó encima de una mesa, me quitó la camiseta y el sujetador, empezó a tocar mis tetas y a acariciar mis pezones mientras me besaba y mordía el cuello con ganas, yo cada vez estaba más y más cachonda, empezó a lamer y morder suavemente mis pezones, yo soltaba pequeños gemidos de placer. Le empujé hacia atrás y me bajé de la mesa, se quedó con cara de extrañado, pero en cuanto vio que me ponía de rodillas, su cara cambió completamente. Le desabroché los vaqueros, con ganas de meterme su polla en la boca y poder lamerla. Cuando por fin la dejé al descubierto, empecé a moverla un poco arriba y abajo, pasé mi lengua por la punta y él soltó un gemido, me la empecé a meter en la boca, cada vez más y más adentro, él gemía más y más, me agarraba fuerte del pelo para que siguiera haciéndolo, le daba lametones de arriba a abajo mientras le miraba a los ojos.

¿Te gusta? -dije con voz pervertida-
Me encanta -dijo intentando no gemir-

Le miraba a los ojos mientras le comía y él se mordía el labio mientras sujetaba fuerte mi pelo. Chupé la punta como si fuese un Chupa-Chups y me levanté, mientras le tocaba arriba y abajo y él me besaba, me desabrochó el pantalón, metiendo su mano dentro de él, acariciándome el clítoris.

Pero que mojada estás... -dijo mientras me tocaba-

Yo gemía y gemía, me gustaba mucho como me tocaba. Me quitó el pantalón, me cogió el brazos y me sentó en la mesa otra vez, abrió mis piernas se agachó y se dispuso a comerme a mi. Empezó pasando suave su lengua por mi clítoris, mirándome a los ojos, subiendo cada vez más y más la intensidad, le agarraba del pelo fuerte para que no parase, me gustaba muchísimo como lo hacía, cada vez estaba más cachonda, mientras me comía empezó a hacerme dedos, yo gemía intentando no hacerlo muy alto, pero era imposible, cada vez lo hacía con más rapidez y se escuchaba el "chof chof" de lo mojada que estaba.

Me voy a correr... -le dije medio gimiendo-

Él subió más la intensidad para que me corriese, y así fue. Estaba tan tan mojada que se podía ver al rededor de su boca.
Se pegó a mi, penetrándome con fuertes embestidas, mientras me cogía de la cintura y yo con mis piernas rodeándole. Nos mirábamos el uno al otro con deseo, se notaba que nos tenemos ganas. Se separó de mí, me dio la vuelta y me puso contra la mesa, me empezó a penetrar lento para que pudiese sentirlo, me daba mucho placer, así que no podía parar de gemir, empezó a subir la intensidad mientras que me agarraba del pelo y me cogía de las caderas, comenzó con fuertes y duras embestidas, a darme azotes en el culo, a lo que gemía muy alto, me susurró al oído:

Shhhh, no grites tanto...

Bajé la voz y el seguía follándome, mientras que él gemía y yo me mojaba más y más. Paró y me volvió a dar la vuelta, me tumbé en la mesa, con mis piernas apoyadas en sus hombros, mientras que me follaba y yo no podía parar de gemir, con una mano me agarraba la cintura y con la otra el cuello, mientras que los dos gemíamos, me ponía la mano en la boca para callarme, empezó a subir la intensidad y sabía que se iba a correr, lo noté porque yo también lo iba a hacer, nos corrimos los dos a la vez. Nos quedamos quietos, jadeando y sudando, me incorporé, nos vestimos y salimos lo antes posible de aquel almacén.

Yes, DaddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora