ADVERTENCIA: Este capítulo posee temas delicados; como el consumo de droga y alcohol, comentarios de índole sexual, entre otros. Lea bajo su consideración.
━━━━━━━━━━━━
DESASTRE
━━━━━━━━━━━━
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿UNA SEGUNDA RONDA? —preguntó el hombre abrazándola por la cintura mientras la chica se vestía.
Katherine lo miró con indiferencia y simplemente le pidió el dinero para seguir arreglándose. Él suspiró colocándose un bóxer y se paró a sacar lo pedido.
Katherine no sabía cómo había llegado a ese punto, un día estaba superando todos sus problemas y al siguiente estaba completamente sola, vendiendo su cuerpo para sacar algo de dinero; que terminaba desperdiciando en un bar bebiendo y drogándose hasta perder la conciencia. Pero ella repetía el momento exacto en que su vida se terminó de arruinar, su ruina comenzó el trece de septiembre. Cumpleaños de Isabella estúpida Swan, la chica que se corta con un simple papel de envoltura en una casa de vampiros. Pero, aunque quisiera culpar a la muchacha de todo, ella sabía que también sufría; y ciertamente no era culpa de Isabella que él no la amara lo suficiente para quedarse.
Él
Ella no podía ni pensar en su nombre sin derrumbarse, y con mucho esfuerzo la expresión fría permaneció en su rostro. Pero Katherine también tenía la culpa, ella lo admitía. No debió ilusionarse sabiendo que tarde o temprano la abandonaría, después de todo, siempre terminan dejándola.
—Cobras demasiado por tan poco, hermosa —dijo el hombre entregándole el dinero.
Katherine le miró con frialdad y comenzó a contar el dinero para asegurarse de que fuera todo—. Aclaramos solo una ronda al principio, no es mi culpa que dures tan poco —rebatió con un poco de burla en sus palabras, lo miró con una ceja alzada—. Aquí falta la mitad.
Una sonrisa se formó en los labios del hombre ignorando el primer comentario y le mostró el dinero faltante con diversión—. Te lo daré por una segunda ronda, es mucho, nena.
Nena
Si ya se encontraba enojada al no recibir el dinero prometido, definitivamente el apodo terminó con su poco autocontrol. Levanto una mano bruscamente y el cuerpo frente a ella salió disparado con fuerza hacía la pared, el impacto lo hizo perder la conciencia. Segura de que tardaría en despertar agarró el dinero faltante y recorrió el cuarto en busca de más. Usar sus poderes era lo último que quería, y menos para robar, pero el hombre acabó con su paciencia y una compensación era lo mínimo que merecía.
