Recuperación, redención y romance [TERMINADA]

Capítulo 26: Lo Que Las Palabras No Expresan

Bilbo se despertó, cálido y cómodo. Podía sentir a Thorin presionando a lo largo de su costado, ya que en algún momento durante su sueño Bilbo había terminado de espaldas con Thorin presionado contra su costado, un brazo pesado colgando de la cintura de Bilbo. Bilbo había compartido camas con sus primos Took cuando era un hobbit, pero cuando se convirtió en adulto y se hizo cargo de Bag-End, no tenía ninguna razón para tener fiestas de pijamas o días de juego. Su cama había estado vacía desde entonces. Bilbo había estado diciendo la verdad cuando dijo que los hobbits solo elegían a un compañero, pero había esos hobbits que disfrutaban un poco de diversión mientras esperaban conocer al hobbit correcto. Bilbo lo había probado una vez. Había estado tan seguro cuando tenía poco más de cuarenta años de que nunca encontraría a nadie por quien sintiera tanto que quisiera pasar su vida con ellos. Sin embargo, ninguno de los hobbits con los que había pasado tiempo era lo suficientemente interesante. Nunca estaban bien y cuando Bilbo deslizó sus dedos por la piel firme de Thorin y el cabello elástico que cubría sus brazos, el hobbit tuvo que asumir que era simplemente que nunca había conocido a la persona adecuada.enano .

Dada la forma en que Thorin lo había besado antes, estaba seguro de haber elegido correctamente. Bilbo quería besarlo de nuevo. Pensó en inclinarse y presionar sus labios contra la comisura de la boca de Thorin. Se preguntó si despertaría al enano y se preguntó si a Thorin le importaría. Bilbo pasó los dedos por el brazo que lo sujetaba de nuevo y decidió dejarlo dormir; después de todo, Thorin no había dormido nada la noche anterior. Bilbo levantó suavemente el brazo de su cintura y se dio cuenta de que podía despertarse así todas las mañanas si quisiera, así que con una sonrisa se alejó suavemente de Thorin tratando de no despertar a su enano.

Bilbo se deslizó fuera de la cama tan silenciosa y suavemente como pudo y se paró junto a la cama por un momento para ver a Thorin con la colcha de Bilbo envuelta alrededor de él. Bilbo había estado preocupado de que el enano no pensara que la colcha valiera tanto, ya que no estaba hecha de metal y joyas, y sin embargo, había demostrado tanto amor por ella la noche anterior que Bilbo estaba seguro de que podrían hacer las cosas entre ellos. ellos funcionan. Desde que se conocieron, Bilbo había visto lo peor, la desconfianza y el disgusto al principio, así como la situación de Arkenstone, pero también había visto el cuidado y el amor que Thorin tenía por sus súbditos y los seres que cuidaba. Bilbo había llegado a respetar a Thorin y a quererlo profundamente, aunque dudaba en decir que amaba al enano porque realmente no tenía idea de cómo se sentían los enanos sobre tales cosas. Para todo lo que,

Si no estaba listo para decirlo, definitivamente podría mostrárselo a Thorin.

Bilbo se volvió y se dirigió a la cocina. Se aseguró de que el horno estuviera listo para funcionar y agregó más leña. Sacó todas las cosas que necesitaría para los bollos para comprobar que tenía todo y cuando estuvo seguro empezó a juntarlos. Podía escuchar a Thorin roncando mientras trabajaba en silencio para medir y remover hasta que la masa estuviera lista. Comenzó a sacarlos con una cuchara, esparciendo un poco de queso encima de cada uno antes de deslizar la bandeja en el horno. Bilbo buscó entre la comida, contento de haber recogido algunas cosas antes de que llegaran todas las personas de las Montañas Azules y comenzaran a preparar algo para acompañar los bollos. Sabía que Thorin no había dormido la noche anterior y que podría seguir durmiendo, pero tenía la sensación de que el olor a horneado sacaría al enano de su descanso. Bilbo preparó una tortilla para él y otra para Thorin. Estaba vertiendo los huevos en la sartén cuando se cocinó el primer lote de bollos. Sacó los bollos cocidos y los cambió por otros crudos.

Bilbo ni siquiera se dio cuenta de que las cosas se habían calmado en la sala principal hasta que una mano grande y enana apareció frente a su rostro y tomó un bollo de queso.