Noche de celo

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Enji suspiró y preparó una bañera con agua caliente, Hawks necesitaba a alguien de confianza en estos momentos, y por lo que dijo Mirko, es muy probable que no recuerde mucho de lo que pase durante su celo, eso en cierto grado es bueno... o eso quería creer él. Metió a Hawks al agua y el pequeño lentamente fue despertando.

- Endeavor-san - le susurró tocando su brazo.

- Ya todo pasó Keigo - el mayor tomó su cabeza y la puso en su fuerte pecho, Hawks se sonrojó bastante y su entrepierna palpitó fuertemente.

- Me siento muy extraño... siento que quiero... estar con usted en la bañera - murmuró el chico, Enji le miró y vio sus ojos negros de excitación - Por favor... Endeavor-san... esto es muy extraño - volvió a decir el chico, Enji suspiró y se sacó la ropa, menos los pantalones y la ropa interior, se metió a la bañera con el otro y rápidamente Keigo se le acercó gateando, se puso al lado de él y se apoyó en su cuerpo. Enji tomó agua en un pequeño recipiente y se la echó encima, limpiando su cuerpo y su cabello, relajándole con lo cálido del agua, si querer pasó a tocar su cabello y Hawks soltó un pequeño gemido de placer, el pelirrojo se sonrojó un poco por el hermoso sonido, los ojos perdidos del menor lo fijaron en su campo de visión y rápidamente se trepó por su cuerpo, llegando a su rostro comenzó a besarle con toda la inexperiencia de sus 16 años.
"Maldición Hawks, no lo pones fácil" Enji se sorprendió ante ese pensamiento, él no quería que ocurriera algo con el menor... ¿O sí? "No lo recordará Enji, no lo recordará" se dijo el mayor y empezó a devolverle el beso, dominándole fácilmente, Keigo se restregaba contra su cuerpo, necesitado y jadeante. Enji bajó su gran mano hasta la entrepierna del menor, lo tomó entre sus dedos y empezó a estimularle.

- ¡Ah! Ah... hah... - la pequeña lengua del menor jugaba con la suya en su boca, en solo unos cuantos movimientos sintió las alas del menor rodearle y esponjarse y con un fuerte gemido el menor se vino en sus dedos. Había un fuerte olor en el ambiente, un olor dulce y meloso, venía de Hawks, él pensó que era por el celo, pero si se concentraba lo suficiente, ése aroma ya lo conocía, de cuando Hawks durmió con él, su cama había quedado con ese dulce y relajante aroma. Lo malo es que ese mismo aroma era tan fuerte que estaba causando estragos en su mente y su cuerpo que sin él quererlo estaba reaccionando al menor, entre sus dedos Hawks no se había relajado en lo más mínimo y él también estaba en similares condiciones. Se dijo a sí mismo que aquello no volvería a pasar y se levantó de la bañera, tomó al menor en sus brazos y se dirigió a la habitación, Hawks temblaba y jadeaba en sus brazos, Enji secó al menor y se quitó el resto de ropa mojada, se secó él también y llevó a Hawks a la cama.

Enji POV

- Esto sucederá solo una vez Enji - susurré y me puse sobre Keigo, él de inmediato se aferró a mi cuello y plantó sus labios en los míos, volví a besarle con fuerza, sacando más y más de esos hermosos sonidos que hasta la magia más poderosa podrá sacar jamás de mi mente, con mis manos recorría su cuerpo delgado y frágil pero a la vez tan fuerte, sus alas no se quedaban tranquilas y me rodeaban de vez en cuando, ocultándonos de la luna que miraba celosa por la ventana.

Empecé a bajar por su cuerpo, besando ardientemente su cuello, él tiraba de mi cabello, bajé mi mano a su entrepierna, encontrándolo ansioso, mis labios siguieron bajando por su pecho y su abdomen, le mordía suave por el placer que sentía pero sin dejar marcas de este pecado que estoy cometiendo, Keigo me empujaba hacia su entrepierna, seguí sus deseos y bajé mis labios hasta su pelvis, su piel tenía un sabor dulce, adictivo. Mordí un poco sus caderas y dejaba caminos de lamidas hasta llegar a su necesidad, lamí su erección y él arqueó la espalda de una manera que debió haber sido dolorosa, pero parecía ser lo que él necesitaba, abrí mi boca y dejé que él entrara. El grito que soltó lo atesoraré de por vida, Keigo se movía ansioso, dando embestidas contra mi boca, no pasó mucho para que volviera a llegar al orgasmo, sus manos se enterraron en mi cabeza y su cuerpo sufría los espasmos del placer, cuando dejó de moverse y trataba de recuperar la respiración me levanté a mirarle, su mirada era la de un ave de caza, listo para atacar a la presa, listo para atacarme. Estudié su rostro sonrojado, él es hermoso, un ángel de alas de sangre, un corazón libre al que egoístamente quiero encarcelar a mi lado, saqué esos pensamientos de mi cabeza y miré hacia abajo, él seguía excitado, sus ojos seguían negros ¿Qué más tengo que hacer para que se calme? Fue como si él leyera mi mente y tomó mi mano entre la suya más pequeña, la guió hacia abajo, entre sus piernas, por detrás, pude sentir que estaba mojado y no precisamente por mi saliva, esa parte de su cuerpo se había lubricado ¿Eso pasa en el celo de los Therion macho? No había tiempo para preguntas, entendí su mensaje y con mis dedos empecé a tocarle, el suspiro de alivio que soltó fue música para mis oídos, si esto era lo que Keigo necesitaba yo lo ayudaría. Empecé a tantear el terreno, él se removió ansioso y bajó su cuerpo haciendo que la punta de uno de mis dedos entrara en él, el gimió extasiado, solo gemidos salían de sus labios, ninguna palabra inteligible. Fue bastante simple acostumbrarlo a uno de mis dedos pero cuando intenté con dos pude sentirlo tensarse, iba a detenerme pero él me miró con reproche, entendí su mirada y seguí con mi tarea, su interior apretaba mis dedos, hubo un momento que soltó un grito algo más fuerte y agudo y yo sonreí, su boca buscó la mía nuevamente y no le negué mis labios a sus besos, iba agarrando confianza y ganas con cada lamida y mordida a sus finos labios, su pequeña lengua jugaba con la mía, era ardiente en sus inexpertos besos pero eso solo lo hacía más tierno.
Ya iba en 3 dedos en su interior y sus caderas se movían incansablemente, cuando saqué mis dedos hizo un quejido de molestia, yo estaba tan excitado que no soportaba ni un segundo más sin enterrarme en él, pero necesitaba su confirmación, así que le miré a los ojos queriendo que me diera el permiso de hacerlo mío, de marcarlo como mi hombre, de reclamar su cuerpo y su alma como míos, Keigo una vez más leyó mi mente y asintió mientras se mordía el labio, su respiración era entrecortada, puse mi hombría en su entrada y fui empujando lentamente... la punta... la mitad... casi... Me di cuenta que él no respiraba del todo bien.

- Keigo... respira Keigo - hice que me mirara y acompasara su respiración con la mía, cuando sentí que volvía a respirar algo más normal terminé de entrar - ¿Estás bien? - Keigo asintió- ¿Te duele? - esta vez negó, al parecer en su excitación aún podía concentarse en mi voz - Sigue respirando por favor - le pedí cuando salí un poco de él y entré en una embestida, él gimió extasiado, se afirmaba de mis costillas, de mi espalda y enterraba un poco sus uñas, dejando caminos rojos que podía sentir demasiado bien, él es tan pequeño en comparación con mi cuerpo, yo estaba encima de él pero su cara estaba en mi pecho, pude sentir que mordía un poco mi piel, al parecer yo si tendré marcas de este pecado, pero si eran hechas por Keigo... mi Keigo... no había problemas, pude sentirlo tensarse y con la voz en grito se corrió entre nuestros cuerpos, yo sonreí ante eso.

Su aroma seguía llenando la habitación, sus gemidos resonaban en las paredes y en mi cabeza, él ahora estaba encima mío y yo sentado, él se movía sobre mi verga y besaba mis labios, yo le tenía abrazado y acariciaba sus alas con cariño y devoción, él temblaba en mis brazos, nuestros cuerpos estaban tan íntimamente conectados, toda la piel posible estaba en contacto con la del otro, él se había corrido otra vez, manchando mi pecho, nada importa, yo soy uno con él, nuestros corazones y almas ahora tenían un vínculo que podía sentir, tan real como nuestra magia. Keigo seguía moviéndose sin parecer agotado, yo estaba llegando al límite del placer y en nuestro acuerdo a través de nuestro ojos tomé sus caderas y empecé a moverlo más rápido, sus gritos llenaban la habitación... solo... un... poco... más... él mordió mi cuello y yo el suyo cuando me liberé en su interior y él entre nosotros, dije que no quería dejar marcas, pero me fue imposible no marcarle de todas las formas posibles, cuando volvimos del placer volvimos a besar los labios del otro, lento, disfrutando el momento más delicioso de nuestras vidas. Keigo abrió los ojos, volvían a ser dorados.

- Gracias - me susurró con una sonrisa y cayó dormido en mis brazos, suspiré y salí suavemente de él, fui a la tina, saqué el agua y mientras se llenaba de nuevo me senté con Keigo en brazos, arrullando su sueño y acariciando su cabello y sus alas que estaban relajadas. Metí el cuerpo de mi aprendiz al agua y lavé su cuerpo con cuidado, lo volví a secar, le vestí y le llevé a su cama, vi la mordida que le hice, era bastante profunda, luego iré a hacer el ungüento, sonreí al ver a mi ángel durmiendo bajé y besé sus labios con cariño, luego la marca de mordida y me asombré cuando esta desapareció, agradecí a la magia y le dejé durmiendo, ahora yo tenía que limpiarme e ir a dormir aunque faltara 1 hora para el alba.

Aprendiz de hechiceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora