Aprendiz de hechicero

Nigromante

Era de noche nuevamente y Hawks estaba tranquilo en su cama terminando de leer el libro sobre la magia del aire, el mismo que años atrás Endeavor hubiera leído para enseñarle y que ahora él tenía permiso de leer.
- Endeavor-san - murmuró el chico en su habitación, recordó lo que pasó ese día, despertar a su lado, que él le abrazara, ver su cuerpo... tocarlo... un sonrojo se instaló en sus mejillas al recordar el tacto de su piel en sus dedos mientras le ponía el ungüento, lo duro de sus músculos, lo suave de su piel. Su cuerpo empezaba a entrar en calor como hace un tiempo corto hasta ahora pasaba cada vez que pensaba en el mayor, al igual que las preguntas que ahora volaban por su mente: ¿Cómo se sentirían sus grandes manos en su cuerpo? ¿Sus labios... a qué saben? ¿Su boca sería igual o más caliente que el resto de su cuerpo? Lentamente una mano bajó por su cuerpo hasta sus pantalones donde ya había un bulto necesitado. "Maldición, esto no debería pasar Keigo, ¿Qué mierda te pasa?" pero aunque se preguntara mil veces, él sabía la respuesta, deseaba al mayor y su cuerpo adolescente estaba respondiendo demasiado al pelirrojo, poniéndolo en situaciones que nunca ocurrirán y haciéndole imaginar cosas indebidas con su maestro. Movía su mano sobre su erección mientras escuchaba en su mente la voz de Endeavor, sus ojos cerrados mientras imaginaba al otro sin ropa frente a él, que le tomaba y le besaba, sus manos recorriendo su cuerpo con lujuria, su boca en la suya mientras compartían el aliento y la saliva, Endeavor quitándole la ropa lentamente sin dejar de mirarle deseoso. Jadeos salían de su boca sin que él pudiera evitarlo, trataba por todos los putos medios que su agitada respiración no se escuchara en toda la maldita cabaña, agarró la almohada y la mordió en un intento de que no se escucharan sus extasiados sonidos. Endeavor seguía recorriendo su cuerpo y su boca estaba entre sus piernas, devorándole sin descanso, cuando Enji puso un dedo en su entrada fue más de lo que su cuerpo podía aguantar y con una fuerte sacudida se vino en su mano y en la manta de su cama, sus ojos estaban firmemente cerrados mientras el orgasmo sacudía su cuerpo violentamente, disfrutando de cada espasmo, soltó la almohada mientras jadeaba tratando de normalizar su respiración, cuando consiguió recobrar el aliento vio el desastre que había hecho y se dispuso a limpiar.

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- ¿Estás listo Hawks? - le preguntó el mayor, él chico estaba parado frente a él y con su cara nerviosa.
- ¿Usted cree que podré hacerlo? - le preguntó con su voz intranquila, él solo asintió. Hawks abrió las alas y empezó a moverlas, aleteando para alzarse del piso, apenas sus pies subieron del suelo le vino un pánico, empezó a aletear descoordinado y cayó de bruces al piso.
- Otra vez - dijo el mayor con su mirada seria.
- Endeavor-san, no creo... - había empezado el chico.
- Lo harás Hawks - le dijo alzándolo para que se parara - Respira tranquilo, confía en tus alas y en su fuerza, ellas podrán alzarte y hacerte volar - dijo el mayor empuñando su mano para darle valor - Quiero que vengas aquí - dijo poniendo su brazo para que el menor se subiera a él. Hace unas semanas habían iniciado el tema de volar, Hawks siempre creyó que sus alas eran mero adorno, Enji en cambio siempre creyó que sus alas eran perfectamente útiles y funcionales y por eso Hawks volaría, él se haría cargo de eso, así que todos los días ellos tenían su sesión de práctica de vuelo. Un mes más tarde y luego de muchísima práctica, Hawks llevó a Endeavor al bosque.
- Ok Endeavor-san, quédese ahí - le dijo el chico - Ok esta bien, lo haré - dijo el menor moviendo sus alas al mismo tiempo, aprendiendo su peso y fuerza, se alzó un poco del piso respirando continuamente, siguió subiendo y pronto un pajarito de acercó a él mirándole curioso, él acompasó el aletear del animal con el propio y pronto estuvo varios centímetros sobre el suelo. Empezó a moverse de atrás hacia adelante en esos centímetros y volvió a alzarse, a la altura del mayor, se dio vuelta en el aire y se sentó en el brazo del mayor.
- Ése es mi hechicero del aire - dijo el mayor, Hawks se sonrojó un poco por las palabras del mayor, pero le dedicó una sonrisa triunfal.