uno.

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Seis y cuarenta y cinco de la tarde

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Seis y cuarenta y cinco de la tarde.

Ya había comenzado a sentirse nervioso, paranoico, tenía miedo, no sabía que diablos hacer, nunca había le pasado algo como esto.

Su madre debió haberlo buscado ya hace quince minutos, pero la mujer, ninguna de las dos, seguían sin venir. Jamás le había pasado aquello, sus mamás fueron puntuales todo el tiempo a la hora de llevarlo o retirarlo de algún sitio.

Mantenía la cabeza gacha y su dedo pulgar en la boca, su pierna se movía inquieta de arriba a abajo y sus manos le temblaban. Ninguna de sus mamás jamás, nunca, tardaba tanto en buscarlo. Lo peor de todo es que Irene estaba ocupada con otro paciente, estaba solo.

Y sí, joder, si le gustaba estar solo, disfrutaba del silencio y la soledad, con un buen libro y una taza de té, lo gozaba, sí, pero cuando estaba en su casa, no en la recepción de la oficina de su psicóloga, dónde lo único que se oía era el ruido de las manecillas del reloj.

Solo, solo, solo, estás solo.

Estaba solo y no sabía que era lo que había a su alrededor, no podía ver nada, solo escuchaba leves murmullos al otro lado de la pared, el susurro del viento y su respiración agitada ya que el respirar comenzaba a costarle.

Sus dedos estaban llenos de sangre. Había mordisqueado sus uñas hasta que éstas sangraron, pero eso no fue suficiente para detenerlo, pues luego siguió mordiendo la piel al rededor de estas.

Dolía, pero más le dolía pensar que sus mamás se olvidaron de él.

¿Y si lo dejaron? ¿Y si lo abandonaron porque ya no podían cuidar de él? ¿Era una carga para sus madres?

"Eso se ve doloroso."

Jodida mierda.

Pegó un gran salto en su lugar, casi sufre un maldito infarto. Podía sentir su corazón latir aceleradamente, golpeando una y otra vez espantosamente contra su pecho, como si en cualquier momento fuera a salirse. Podia sentir el ardor de el miedo y el pánico correr por sus venas.

Mierda, sus manos estaban temblando.

Taehyung miró con una ceja arriba, intrigado, al chico sentado junto a él, sus ojos se movían hacia todos lados, como si buscara localizarlo.

Y oh, qué imbécil, lo había olvidado.

"No te le acerques tan de repente, mucho menos le hables sin anunciar tu llegada, lo asustarás" esas fueron las palabras de su madre, las cual, estúpidamente, había olvidado por completo.

Bueno, empezamos mal.

"Hey, no te asustes." Taehyung frunció los labios en una mueca, pensando en qué debería hacer. Finalmente decidió tomar las manos temblorosas y con rastros de sangre del chico entre las suyas. Estaban heladas.

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