Capitulo 1

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Paredes blancas, luces intensas, pequeños muebles y objetos metálicos. En medio de la habitación, vestidos con batas verdes y mascarillas, varios doctores se ocupaban del mayor reto de sus vidas. Llevaban casi dos años con el muchacho, y, aunque no desde el principio, todos ellos se había encariñado con el pequeño. Veinticuatro años, pobre chico ¿Como alguien podía ser tan cruel? El Doctor Lau pensó en su hijo, pensó en que mataría al imbécil que le pusiera las manos encima a su Henry. Horas, horas y días, días y semanas, casi un mes tardaron en estar seguros de que el tratamiento comenzaba a funcionar. El castaño solo dormía, sedado ¡Un mes! Se secó las gotas de sudor de la frente y se armó de valor, sabía que era demasiado, pero no podían arriesgarse a inyectar el tratamiento a un DongHae despierto. ¿Y si le ocurría algo? Sedado estaba más seguro. 

La Navidad pasó, y aquel fue el mejor regalo de año nuevo que el médico y sus compañeros pudieron tener. Porque hasta el día de la operación, el cachorro había vivido en casa de Peter, y sus hijos, Amber y Henry. Él, aparte de médico, era agente del FBI, y ese caso...Bff...ese caso había sido algo más que nuevo para ellos. Pero ya había terminado todo. Las uvas acababan de llegar a su estómago, las campanadas habían sonado doce veces y el tercer año de tener al castaño a su lado, comenzaba.

DongHae despertó, no sentía sus brazos, no podía mover las piernas, veía borroso y ningún olor llegaba con intensidad a su nariz. ¡¿Qué le estaba pasando?! Abrió la boca y la volvió a cerrar, su garganta estaba seca, tanto que no siquiera las palabras salían. Respiró agitado, asustado, gimió, gruñó, trató de pedir ayuda de alguna forma, por inútil que resultara. Hasta que una luz lo cegó por completo, frunció el ceño, cuando, un fuerte grito, casi le reventó los tímpanos. Pasos se escucharon y sombras difuminadas aparecieron frente a él. 

-¡HA FUNCIONADO! -Una voz grave, bastante conocida para él, gritó con alegría. ¿Qué había funcionado? ¿Donde estaba? Se encontraba aturdido. ¿Cuanto tiempo llevaba postrado en esa cama?- Oh, Hae. Ya verás lo contento que se pondrá Henry. 

Dos días, muchas explicaciones, y al fin, DongHae, entendió que llevaba un mes siendo medicado, sedado.

*****

 Iba en silla de ruedas, todos los días, haciendo rehabilitación para volver a andar, para hacer que todas las conexiones de su cerebro volvieran a estar en buen estado. Henry lo llevó por los blancos pasillos hasta una habitación con dos barras, pesas, y varios aparatos terapéuticos para ejercitar los músculos. Saludó al Doctor Lau, aquel que lo quería como a un hijo, y cogió mucho aire cuando su amigo lo dejó junto a las barras. 

-Tú puedes, Hae. 

Se miró en el espejo. Humano. Persona. Volvía a ser normal. Ya no tenía esas orejas en la cima de su cabeza, ya no tenía el pelo largo ni esa colita en su parte trasera. Ahora, aunque estaba lleno de cicatrices, las orejas estaban donde deberían estar, su piel estaba bastante más pálida y su mandíbula ya no era tan resistente como estaba acostumbrado. ¡Pero eso no importaba! Solo tenía que fortalecerse y volver a ser una persona normal. Por eso, y lleno de voluntad, se cogió a cada una de las barras con una mano y se impulsó con fuerza, poniéndose en pie, intentando mover sus piernas. Las manos habían sido fáciles luego de dos semanas, pero las piernas era algo que temía demasiado perder, y las muy idiotas no respondían a sus órdenes.

-Tranquilo, lo hiciste muy bien en la prueba de mover los dedos. Concéntrate y piensa en mover la pierna. No hace falta que andes, solo muévela.

Cachorro: Hipnosis 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora