Capitulo 7 1/2

874 113 4
                                    

DongHae abrió los ojos. Todo estaba negro, en silencio, solo los latidos acelerados de su corazón eran perceptibles para sus oídos. Intentó levantar una mano, una pierna, dejar un sonido salir de su boca, torcer la cabeza hacia algún lado.

No podía moverse.

¡¿POR QUÉ NO PODÍA MOVERSE?! 

¿Donde estaba? Mierda ¡No! Recordaba esa sensación, recordaba haberse sentido así en algún momento. Cerró los ojos, alegrándose de poder, al menos, manejar esa parte de su cuerpo. Los latidos eran cada vez más rápidos y descoordinados, golpeando su pecho con más fuerza cada vez. Y no hicieron más que aumentar cuando el ruido de unos pasos se hizo presente. Estaba cerca, más cerca, fuera quien fuera aquella persona, la tenía tan cerca que podía oírla respirar. 

-¿Estás despierto? -Una caricia en su mejilla, unas manos ásperas que reconoció tanto como su voz.- Puedo oír tus latidos, cariño. Me apena tanto tener que hacerte esto. De verdad pensaba que podríamos llegar a formar una familia algún día. 

Abrió la boca, la cerró y apretó los párpados ¡Maldito! Lo había drogado, al igual que cuando lo llevaron a ser hipnotizado aquella vez, no podía moverse, no salían sonidos, no tenía el control de su propio cuerpo. 

-Voy a encender la luz, ¿vale? Cuidado con los ojos. -Poco a poco fue abriéndolos y acostumbrándose a las radiaciones en sus pupilas. Estaba en una habitación pequeña, algo así como una consulta médica, sin ventanas, con paredes beige y cuadros colgados al igual que diplomas y trozos de periódico con noticias extrañas. Él, se encontraba tumbado en una camilla, con la cabeza hacia el techo blanco y la lámpara colgando en la zona sobre sus pies. 

Escuchó más pasos, una voz demasiado conocida, y, ahora, odiada, y otra caricia en su mejilla, como si con eso ambos se creyeran disculpados por sus delitos.

-¿Como estás? -Un silencio, donde el doctor recordó su situación.- Te voy a hacer preguntas, si es que “Sí" parpadea dos veces, si es que “No", cierra los ojos unos segundos. ¿Entendido? 

Bufó, no literalmente, y parpadeó como aquel hombre había dicho. En esos momentos, aún sabiendo que tenía que tener miedo, lo único que sentía era rabia, odio, y decepción. Se sentía tan decepcionado de aquel hombre, de aquellos hombres, porque a “Peter" lo había llegado a querer como un padre, y a Siwon...bueno, aunque no lo amara, aunque no lo quisiera, había disfrutado estar a su lado. Pero ya no, ¡no! Ahora quería estar con Hyukkie, y, sin embargo, estaba inmovilizado, probablemente en Shanghái, y lejos, muy lejos de su amado. Abrió la boca, cuando unos dedos se posaron en su nariz, impidiéndole respirar por ella. Se alegró de manejar el aire que entraba en sus pulmones, ¡Estúpida droga! 

-¿Estás bien? -Nada, miraba el techo, fingía no haberlo escuchado.- Ya, entiendo. Veamos, DongHae, no voy a dejar que ese malnacido se quede contigo ¡¿Entiendes?! 

Su nariz fue soltada y dejó de coger aire como un desesperado, sin hacer caso a lo que el otro preguntaba. Hasta que una bofetada llegó con fuerza en su mejilla. 

-Maldita sea, eres como un hijo para mí. Ese bastardo es el fruto de lo que debería ser mío, y tú, no le darás el gusto de ser feliz. Quiero que sufra al igual que yo lo hice. 

-Papá, tranquilo...no hace falta que le pegues. 

-...Lo siento. -Una caricia, un dolor que recorrió todo su cuerpo y lo hizo cerrar los ojos con fuerza.

-Henry a despertado. 

Henry...

¿Henry? ¡¿HENRY?! 

-Tráelo y que no arme mucho escándalo. -Pasos alejándose, una puerta cerrándose, un sollozo cerca de su oído y más caricias repartidas en la zona dolorida.- Perdón...no quería golpearte. Hae, tienes que entender que todo esto lo he hecho por tu bien. 

Cachorro: Hipnosis 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora