Capítulo 16

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Eran ya las 12 de mañana y Jade empezaba a estar ya cansada, la verdad que no sabía que esto fuera tan duro- pensó Jade mientras acababa de limpiar una mesa. Desde el momento en el que comenzaron a trabajar ella y Jimena no habían podido darse ni un minuto de respiro, el bar estaba hasta arriba. Al llegar a la barra para dejar las cosas de la mesa que acababa de terminar de desocupar le dijo a Jimena

-Jime, estoy cansadísima, ¿puedo salir cinco minutos?

-Lo siento Jade pero ahora mismo no… ¿puedes esperar un poquito más porfi?

-Claro no te preocupes- dijo Jade suspirando-

-Gracias Jade, te quiero mucho mucho mucho

-Si, ya… voy a atender aquella mesa

Jade se dirigió a la mesa del fondo, justo la que acababa de quedar libre. Llegó allí y como con cada cliente, comenzó a hablarle

-Buenos días, ¿Qué desea?

El chico que se encontraba en la mesa se giró y levanto la cabeza, Jade inmediatamente dejó caer la bandeja que llevaba en su mano. Un gran estruendo se escuchó en el bar. Jade quedó paralizada, sin moverse, helada. Notaba mucho frio, como si una ola de frio la recorriera de los pies a la cabeza. No era capaz de pensar, de articular una palabra, era incapaz de reaccionar. Jimena al ver aquella escena enseguida se acercó a ver qué es lo que estaba pasando. Al llegar a donde Jade ya fue consciente de que era lo que sucedía, no se podía creer lo que veían sus ojos. Enseguida giró a Jade y agarrándola de los brazos, notó como estaban fríos como el hielo, zarandeándola un poco le dijo

-Jade, Jade reacciona. No pasa nada cariño, ¿estás bien? ¿Jade?

No hubo respuesta x parte de Jade, era incapaz. Jimena entonces se la llevó a la bodega, la sentó en una caja y la abrazó

-Por favor Jade dime algo, por favor. No pasa nada, ya ha pasado todo.

-Era…- consiguió por fin decir Jade aunque no le salía nada mas-

-Si cariño, pero no pasa nada, ya pasó. Lo siento muchísimo, si te hubiera dicho que te fueras a descansar o si no te hubiera pedido ayuda para hoy… Jade por favor dime algo más.

- Era él Jimena, era Gael.

-Sí, era ese asqueroso pero no pasa nada Jade, todo va a estar bien. Él ya no es nadie en tu vida, solo un mal recuerdo.

En ese momento por fin empezaron a brotar las lagrimas de los ojos de Jade, todas esas gotas de agua salada que estaba acumulando en su interior desde el momento en que se encontró con su mirada de nuevo, después de un año sufriendo cada día por él, después de que la destrozara por completo.

Jade era incapaz de parar de llorar, temblaba y no podía controlarse.

-Tranquila cariño, ya esta…no llores de esa manera por favor – le decía Jimena sin obtener resultado-

Después de un buen rato, Jade se fue calmando poco a poco. Limpiándose todas las lágrimas de la cara, su mirada fue poco a poco cambiando. Se volvió más dura, más fuerte, y soltándose de su amiga le dijo

-Ya está bien, ese tipo no se merece ni una lagrima más por mí. No me da la gana de que me vea así. Voy a volver al bar y voy a tratarlo como si no lo conociera de nada, porque en realidad es así, no lo conozco, no sé quien es en realidad. Me hundió una vez, pero no me va a hundir dos.

Jimena sorprendida por lo que estaba escuchando de su amiga, no sabía si animarla o no. Le daba miedo que todo eso fuera una fachada y que Jade sufriera. Antes de que pudiera decir nada, vio como Jade salió de la bodega con paso decidido, directa a enfrentarse con su mayor fantasma. Esa sombra que hoy se había vuelto a hacer nítida después de mucho tiempo. Enseguida corrió para ir detrás de ella, quería estar a su lado por si tenía que poner en su lugar otra vez a aquel tipejo.

-Espera Jade, no vayas, mejor voy yo y ya está. No tienes porque hacerlo- le dijo Jimena con tono de desesperación-

-No, quiero hacerlo yo. Déjame ir.

Jade cogió una bandeja y se dirigió con paso firme hacia la mesa del fondo. Gael aun estaba allí. Cuando llegó allí, con voz totalmente neutra, comenzó de nuevo a hablarle.

-Buenos días, perdone la espera. ¿Qué desea tomar?

Gael al escucharla quedó impresionado de que hubiera vuelta. Se giró y le dijo

-Hola Jade

-¿Desea algo?- contestó Jade mirándole a los ojos con dolor, con resentimiento, con todo eso que llevaba acumulando dentro desde que él decidió jugar con ella de la peor manera-

-Quiero un café pero me gustaría hablar contigo un momento Jade.

- Enseguida le traigo su café y perdone pero no acostumbro a hablar con los clientes.

Jade se giró y con la respiración entrecortada se dirigió hacia la barra donde la estaba esperando Jimena ansiosa y con cara de preocupación. Cuando llegó dónde ella le dijo

-¿Qué ha pasado? ¿Qué te ha dicho?

-Prepara un café- contestó secamente Jade-

Jimena supo que su amiga estaba viviendo un calvario por dentro, otro más al que ya le había tocado vivir, y decidió no insistir, sabía que no era el momento.  Preparó el café y se lo dio a su amiga. Esta lo colocó en su bandeja y nuevamente volvió a recorrer aquel pasillo hacia él.

-Aquí tiene- le dijo mientras colocaba el café sobre la mesa-

-Jade tenemos que hablar, no tienes que hablarme así- dijo Gael mientras le cogió el brazo-

En ese momento Jade se puso totalmente rígida, tiesa y mirándole a los ojos con toda la dureza que su ser le permitía le dijo

-Suélteme ahora mismo el brazo, no me toque nunca más

Gael al ver su reacción la soltó de inmediato. Ella por su parte se giró y cuando empezaba a caminar hacia el mostrador Gael se levantó y la llamó. Ella se quedó quieta, sin girarse y entonces él se acercó un poco a ella y comenzó a hablarle.

-Jade, lo siento, fui un estúpido… la verdad es que no he podido dejar de pensar en ti y yo sé que tu aun sientes algo por mí, lo he notado en tus reacciones. Siento haberte dicho todo lo que te dije. Podemos volver a intentarlo…

Mientras Gael hablaba a Jade le estaba invadiendo el fuerte calor de la ira, estaba tratando de contenerse para no girarse y gritarle todo lo que le hubiera gustado decirle durante tanto tiempo y que no pudo. En ese momento vio que al bar entraba Adán. Sus miradas se cruzaron y él le sonrió. Adán comenzó a caminar en su dirección y en ese momento a Jade se le cruzó una idea por la cabeza que no iba a dejar pasar. Girándose hacia Gael y con toda la calma y frialdad  que fue capaz de tener le contestó

-Yo por ti por no sentir, no siento ni odio, no es que no te haya olvidado, esque nunca te recordé y ahora estoy con un hombre de verdad, no con un niñato como tú.

En ese momento notó como alguien le tocaba la espalda y sin pensárselo dos veces se giró y besó apasionadamente a Adán.

Conociendo el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora