Capítulo 15

20 1 0
                                    

Jade se despertó sobresaltada, otra vez había vuelto a tener pesadillas. Le ocurría desde hacía ya un año y estaba desesperada, ya no sabía que hacer para poder dormir una noche entera sin despertarse. Se sentó en la cama e intento calmarse y sin darse cuenta, las lágrimas comenzaron a brotar una vez más de sus ojos. Había pasado mucho tiempo, un año completo, y sin embargo  Jade aun seguía sintiendo un profundo dolor que seguía recorriéndola cada día. Basta de tonterías Jade- se habló a sí misma- a dormir y a dejar de llorar, las lágrimas te hacen débil y tu nunca más serás débil ante nada ni nada, tu eres fuerte y tu no lloras, estoy harta de que todos los días estas estúpidas lágrimas quieran salir de mis estúpidos ojos pero se acabó, ya es suficiente, no vas a volver a llorar más, por nada y mucho menos por nadie.

Después de esto, se limpió la cara y se tumbó en la cama de nuevo dispuesta a dormirse. Una vez que lo consiguió, comenzó a soñar, pero esta vez no era una pesadilla. Estaba en una isla, tranquila, solitaria, con un sol espectacular y unas aguas cristalinas. Un paraíso. Se encontraba paseando junto a la orilla del mar, y veía a alguien acercarse a lo lejos, al principio no sabia quien era pero ella extrañamente se sentía feliz, como si su cuerpo en realidad si supiera quién era. Poco a poco esa sombra fue acercándose y por fin lo reconoció, era Adán. En ese momento se despertó asustada, ¿Qué ha sido eso? ¿Por qué he soñado esas tonterías? Definitivamente creo que me estoy volviendo loca… ¿Quién es ese estúpido Adán y por qué tengo que soñar tonterías con él?- se preguntaba Jade- en ese momento la sacó de sus pensamientos el pitido de la alarma de su móvil. ¡Genial! Un día nuevo…-dijo en alto de forma sarcástica-. Se levantó a regañadientes, por ella se quedaría en aquella cama durante toda  la vida, pero no podía. Hoy tenía que ir a ayudar a Jimena al bar dónde trabaja. Odiaba hacer de camarera pero por Jimena estaba dispuesta a aguantarse y ayudarla, ella se lo merecía.

Desayuno lentamente, como queriendo masticar bien el tiempo para conseguir que se alargase más, pero no, no se alargaba, sino que se acortaba y cuando se quiso dar cuenta era tardísimo. Enseguida acabó de beber su zumo y corriendo se vistió y salió de casa. En diez minutos ya había llegado al bar, allí le estaba esperando Jimena.

-¡Buenos días Jade!

- Buenos días, ¿llego tarde?

-No, para nada. ¿Qué tal? ¿Cómo te fue anoche? ¿te lo pasaste bien? ¡Estabas súper guapa!

- Que exagerada eres… pues me fue bien, me divertí más de lo que pensaba- tras decir esta frase, se quedó un segundo en silencio-

-¿Y ese silencio? ¿Pasó algo?- preguntó Jimena angustiada-

-No, nada

-¿Seguro? No lo parece

-Sí, solo que cuando me iba a ir a casa me encontré con un tipo

-¿Y? ¿Te hizo algo o que pasó con él?

-No, no, no paso nada, solo me preguntó si sabía dónde podía conseguir un taxi y me pidió el número para pedir uno.

-Bueno ¿y qué tiene eso de extraño? ¿Por qué pusiste esa cara y te quedaste callada?

- Nada, no se…después me pidió el número y me fui

-¿Tu número? ¿Y se lo diste?

-¡Claro que no Jimena! ¿Cómo le voy a dar mi número de teléfono? Me fui, huyendo de una forma estúpida, no sé porque me puse tan nerviosa por ese tal Adán

-¿Adán? Asique sabes su nombre… y ¿es guapo?

-¡Jimena yo que sé! ¡Ni lo sé ni me importa! –contestó bruscamente-

- Bueno vale, perdona Jade- dijo Jimena con tono sorprendido ante la contestación de su amiga, aunque empezaba a estar acostumbrada ya que siempre que se hablaba de algún tema referente a chicos el cambio que se producía era siempre el mismo-

- Lo siento, no quería contestarte así de verdad, perdóname. – dijo Jade sintiéndose fatal por su actitud hacia su amiga- El chico pues era mono, no sé.

- No pasa nada, pero bueno no pienses más en él si total no lo volverás a ver más.

-Ya, si lo sé, lo que pasa que hoy tuve un sueño extraño con él y por eso me he acordado de él.

-¿Soñaste con él? Vaya…

-Ya, en fin, tonterías. ¿Nos ponemos a trabajar?- dijo Jade que ya no quería seguir hablando de Adán-

-Claro, ¡Muchas gracias por venir a ayudarme de verdad!

-¡De nada!- sonrió Jade- solo espero que sea un día tranquilo.

-Seguro que si

Ninguna de las dos sabía que ese día de tranquilo tendría más bien poco.

Conociendo el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora