Como la hora de la cena ya había empezado, MinHo se empezó a preocupar. No había visto a su mejor amigo en toda la tarde y, lo que era aún peor, después de treinta minutos intentándolo, no lograba encontrar al pibón con el que había hablado al llegar.
— ¡Chan, hijo de puta! — gritó al divisar a su amigo entre la oscuridad con ganas de seguir insultandolo, pero paró al ver a alguien en sus brazos — ¿Ya te has ligado a alguien? ¿Por eso me abandonas todo el día? — fingió un llanto forzado.
Bang estaba muy cansado. Aunque el pueblo pareciera pequeño, había un buen trozo desde el árbol hasta la hoguera. Lo peor es que se tuvo que recorrer esa distancia con un chico en brazos. No pesaba mucho, pero seguía siendo una persona adulta y lo último que necesitaba era tener que lidiar con su amigo en modo drama queen.
Cuando llegó a MinHo le pidió rápidamente una manta para HyunJin. Todos lo miraron mal cuando reconocieron a quién estaba ayudando, pero le importó bien poco. Con delicadeza depositó al chico sobre la hierba y lo tapó. Se sentó ante el fuego y aceptó la comida que le fue ofrecida por una Komanh. Sin embargo, no se la acabó. Tenía miedo de que nadie le guardara nada al Khanes y se quedara sin cenar. Charlaron un rato y, ya hacia el final de la conversación, su amigo le avisó de antemano que no iría con él a las ruinas. Solamente asintió, pues ya se lo había imaginado, y se centró en terminar de comer su ración.
Al girarse para guardar el pan y fruta restante en su bolsa que le daría a su amigo más tarde, le pareció vislumbrar una sombra entre la maleza. Sin embargo, esta se escondió con una rapidez asombrosa cuando solamente pudo ver unos brillantes ojos. Chan prefirió pensar que se trataba de un ciervo o algun animal similar para no emparanoiarse. Al acabar, se colgó su mochila en la parte delantera y se subió a HyunJin en la espalda. Se despidió con la excusa de que al día siguiente debía madrigar y simplemente dejó el lugar.
Una vez en su cabaña alquilada, dejó al Khanes en la hamaca donde se suponía que debía dormir él solo. Sin prisas, dejó su bolsa, se cambió y se acercó a él con el botiquín para curarlo. No era médico, pero sabía defenderse con las vendas y el yodo. Tardó un buen rato debido a que, aunque superficiales, tenía una gran cantidad de heridas repartidas por prácticamente todo su cuerpo. También aprovechó y le untó crema hidratante en las zonas que más quemadas tenía.
Al acabar, se tumbó junto a su nuevo amigo mientras rezaba para que no cedieran los nudos de la tela. Como era un espacio pequeño, no tuvo más opción que estar literalmente unido contra el delgado cuerpo que descansaba ante él. Así de cerca, podía analizar con facilidad su huesuda anatomía, su maltratada piel y, lo que más curiosidad le despertó, su vibrante pelo color sangre. Era simplemente hermoso. Empezó a acariciarlo con el dorso de su mano. Pasó al rededor de veinte minutos viendo como se deslizaba por su piel hasta caer dormido gracias a lo agradable que le resultó ese simple movimiento.
Esa noche fue un poco dura al principio. Se durmió relativamente rápido, sí, pero no por mucho tiempo. Tenía pesadillas continuas que le impedían descansar como es debido desde hacía meses, y esa noche no fue la excepción. Lo peor era que cada vez que su sueño se veía interrumpido, tenía la sensación de que alguien le estaba acechando desde las sobras de ese cuarto.
HyunJin se dio cuenta de sus problemas para conciliar el sueño, obviamente. Después de meditarlo un rato, decidió que podría calmarlo de la mejor manera que sabía. Cuando notó que el cuerpo tras él se removía por de nuevo, giró sobre sí mismo hasta quedar cara a cara. Pudo notar el nerviosismo de Chan ante tal situación, así que prefirió actuar sin pensárselo dos veces. Acercó su rostro al contrario y juntó sus labios resecos contra los suaves belfos del contrario.
Al principio Bang intentó seguirle el juego, solo para probar. Pues nunca había estado con un hombre, pero le despertó cierta curiosidad. No le disgustó para nada. Al menos hasta que surgió dentro de él la sensación de que algo estaba mal en lo que hacía, como si se estuviera aprovechando, y llegó un punto en el que no pudo soportar lo más. Con toda la delicadeza posible, acunó su mejilla y se separó despacio.
— Jinnie, — al aludido se le paró el corazón con ese apodo. «¡Qué lindo!», pensó — ¿por qué haces esto?
— Te vi estresado y quise devolverte uno de los muchos favores de hoy, cariño. — respondió con toda sinceridad. De verdad quería verlo feliz gracias a él, mostrarle su agradecimiento. Un silencio cómodo reinó la habitación durante unos buenos dos minutos. Ninguno se atrevió a quebrarlo hasta que HyunJin quiso volver a probar suerte — Por favor déjame ayudarte... — susurró.
Unió sus labios con una decisión y necesidad hasta palpable. Esta vez todo fue mucho más directo, pero sin llegar a ser nada provocativo. Chan no se lo pensó siquiera y dejó paso a la lengua de su compañero en su boca en cuanto notó suaves mordisquitos en su labio inferior. Disfrutaron de su pequeño momento íntimo todo el rato que quisieron. Mientras se besaban se dieron caricias inocentes hasta quedar rendidos sobre la pequeña hamaca. Ninguno de los dos tuvo una sola pesadilla más esa noche, más la sensación de ser observados no se fue.
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— Felix C. Moon 🥀
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