ÁMAME por Therese Graham y T.G.

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Los personajes de Candy Candy son propiedad de Mizuki & Igarashi.
La historia pertenece a sus respectivas autoras.
Contiene lemon 🍋
Lectura apta para mayores de 18 años.


-Candy… sabías que llegaría este día

-Lo sé, pero no lo haré

-Recuerda que de ese compromiso depende la posición económica de nuestra familia

-No me lo recuerdes –dijo la muchacha de rubio cabello con la mirada gacha- trataré de encontrar otra solución 

-No hagas algo que pueda deshonrarte

-Tranquila Eliza, ya se me ocurrirá algo

-Parece que allá te esperan –dijo discretamente la pelirroja mientras miraba hacia sus costados para cerciorarse de que nadie las estuviera observando

-Vuelvo luego –Candy corrió hasta llegar al lado del joven que la esperaba- Albert… -susurró por lo bajo mientras sus mejillas se sonrosaban cuando veía la sonrisa del rubio

-Candice –le correspondió él- ¿ocurre algo? Te veo preocupada

-Son mis padres, ellos me comprometieron con alguien más

-Entiendo –guardó silencio por unos segundos mientras un par de ojos verdes lo miraban expectante- huyamos –dijo por fin, haciendo que en el rostro de ella emergiera una sonrisa y no pudo contener el impulso de abrazarlo, acción que él correspondió de igual forma

-Sabes que solo te quiero a ti

-Y yo a ti –él sonrió amablemente- hoy a media noche veámonos aquí, te voy a esperar listo, ¿comprendes? Lleva solo lo más importante

-Sí, te esperaré

Ambos se despidieron, las masculinas manos apenas rozaban con delicadeza los dedos de Candice, y dedicándole una mirada llena de afecto. Sabiendo que en su corazón solo podría existir un amor especial para Albert, se rehusaba a tener que cumplir con aquel ridículo deber de casarse con alguien a quien ni siquiera conocía. Además, él era el hombre perfecto, siempre tan amable y cálido. Aquel romance que había nacido sin que otros se dieran cuenta de ello, viéndolo cada vez que él iba hasta donde ella residía, siendo socio de su padre y cerrando cada trato en una extravagante cena cada fin de semana. Candice estaba convencida de que sus padres lo aceptarían como el candidato ideal para contraer nupcias, sin embargo, no contaba con el hecho de que ellos le llevaban la delantera. La habían comprometida abruptamente con alguien más, según sabía, proveniente de una familia que tenía grandes posesiones y tal como se lo había dicho su prima Eliza, de ese vínculo dependería el futuro de la familia, ya que, al casarse, también se cerraría el trato entre ambos patriarcas de las respectivas familias. Su padre había sido generalmente un hombre que la consintió con lujosos regalos, era su primogénita y no contaba con más descendencia. Y aun así, tenía algunos pensamientos regidos a la antigua, decía preocuparse por ella y no la dejaría a merced de cualquier hombre, pues él tenía que elegir a alguien digno de su preciosa hija.

-¿Cómo te fue con él? –cuestionó Eliza cuando vio a Candice llegar hasta su recámara

-Me dijo lo que necesitaba oír –le respondió

-Espero que hayas encontraba consuelo en sus palabras, ahora tengo que irme, mandan a llamar por mí

-Está bien, y gracias –Candy le dedicó una sonrisa, la cual, Eliza correspondió fingidamente

Tras dejar sola a su prima, se fue en busca de quien prestara suficiente atención a lo que tenía que decir. Una maliciosa sonrisa cruzaba por su rostro, esa chiquilla no se saldría con la suya. Por bastante tiempo había fingido no darse cuenta de aquellas miraditas o susurros que se dirigían Candy y Albert, y comenzó a envidiar el romance que surgió poco a poco. Pues a ella solo la habían cortejado hombres demasiado toscos o que buscaban una esposa más que añadir a su colección. Ahora ya no importaba que su prima fuera reina del mundo, claro que eso era lo de menos, si poniéndole una corona lograba que se sintiera desdichada, así sería. Y ella estaba lista para echar a perder todo.

One Shot's Aniversario BG21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora