EL DOLOR DE YE HUA Y MO YUAN

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Ye Hua escupió sangre mientras que el dolor en su estomago iba en aumento. Sus fuerzas mermaban cada vez más. En cambio, su hermano Mo Yuan era inmutable. Sus ataques no habían variado en potencia ni en agilidad. ¿A caso solo él era el que estaba sufriendo los estragos de aquella batalla? Así parecía ser.

Intentó recomponerse y mantener su señorial semblante como soberano celestial, pero aquel enfrentamiento tenía que terminar pronto. Estaba al límite.

Mo Yuan arrojó al aire su espada y de inmediato apunto en dirección a Ye Hua. A un movimiento de su propietario, la espada se dirigió al oponente cortando el aire a su paso. Ye Hua detuvo la espada con un movimiento de la suya, pero recibió de lleno el golpe que su hermano le dio en el costado. A partir de ese momento recibió dobles ataques sin apenas poder defenderse. A cada momento, las arcadas para escupir sangre se intensificaban.

Mo Yuan lo miró con intensa frialdad. Una parte de su ser se extrañó de no sentir remordimiento alguno por lo que acababa de hacer; pero solo fue instante. De inmediato el impulso de asestarle el golpe de gracia surgió con fuerza. Y lo hizo. Lo atacó con todo su poder; provocando que Ye Hua volara por los aires. La espada del señor celestial se soltó de su mano y cayó al suelo. Unos metros después el cuerpo de él. Mo Yuan dejo escapar un suspiro. Todo pareció haber terminado.

Ye Hua intentó incorporarse, pero fue inútil. Sus fuerzas se concentraron en intentar no ahogarse con la sangre que se agolpaba en su garganta e impedía su respiración. De su abdomen emanaba más sangre. Aún que no se notaba debido a su característico atuendo negro, él si lo sentía debido a que la prenda se pegaba a su cuerpo y sentía la calidez del fluido.

Los ojos de Ye Hua se llenaron de lágrimas. Iba a morir. No le quedaban más fuerzas. De reojo vio como su hermano convocaba nuevamente su espada. Mo Yuan comenzó a caminar hacia el moribundo con extrema lentitud. Al final de cuentas, sabía muy bien que no iría a ningún lado.

Ye Hua intentaba pensar, pero estaba tan débil que era imposible. Sus lagrimas se liberaron a raudales. No había mas nada por hacer. Perdió no solo la batalla, si no también a su hermano y a su esposa. Ahora también hasta la vida. En pocos instantes su hermano estaría junto a él y terminaría el trabajo. Y como suele ocurrir, en esos instantes previos a la muerte, la vida completa de Ye Hua paso frente a sus ojos. Sonrió al recordar los momentos junto a Bai Qian. La había amado hasta la locura. ¿En que momento la perdió? ¿Cómo fue que llegaron hasta ese punto? Deseo que al menos ella le hubiese explicado. Que al menos le hubiera dicho que ya no lo amaba. Quizá así aquella muerte dolería menos porque habría sabido la verdad por boca de ella. Pero ya no importaba. Incluso el rencor pareció disiparse del corazón y la mente de Ye Hua. Estaba tan cansado. Mo Yuan seguía acercándose. Ye Hua deseo que se apresurara para finalizar de una vez por todas. En un arrebato de romanticismo, se giro con las pocas fuerzas que le quedaban para mirar en dirección a Bai Qian, quien se mantuvo al margen durante la pelea. Al menos quería verla una última vez y llevarse el recuerdo de su hermoso rostro. Pero lo que Ye Hua descubrió al mirarla, le cayó como un balde de agua fría...

Bai Qian tenia los brazos extendidos en dirección a Ye Hua, moviendo sus dedos de forma lenta como si con ellos atrajese algo invisible.

Ye Hua lo supo. Ella era quien le había drenado su energía. Durante el enfrentamiento, amparada en que ninguno de los dos combatientes le prestaba atención, se dedicó a arrebatarle las fuerzas a su esposo. Todo el poder del señor celestial ahora yacía en ella.

Un odio enorme surgió dentro de él nuevamente. La decepción se hizo presente en su corazón una vez más. Ye Hua tenia que recuperar su energía y solo le quedaba una escasa porción para hacer unos cuantos movimientos. No era suficiente para huir y tampoco para enfrentar a su hermano. ¿Entonces qué hacer?

- Realmente lo lamento. – dijo Mo Yuan – realmente siento hacer esto. Pero no permitiré que le hagas mas daño. La quiero... ¿sabes? la he querido siempre. Desde antes que tu estuvieras en este mundo. – hizo una pausa como si esperara que Ye Hua respondiera. Pero no lo hizo. Solo se quedó inmóvil en el mismo lugar. – yo renuncie a ella una vez. Pero no tengo el valor de hacerlo nuevamente. Perdóname. – y levantando la espada se apresuró a dejarla caer sobre su indefenso hermano.

Sin embargo, a centímetros de ser atravesado, Ye Hua desapareció en una nube de humo.

Mo Yuan lo vio por reflejo aparecer nuevamente frente a Bai Qian. Ella se asustó y abrió los ojos asombrada. No esperó que a esas alturas le quedaran fuerzas para llegar hasta ella.

Todo paso muy rápido.

Apenas aparecer, Ye Hua tomó las muñecas de Bai Qian en un intento por inmovilizarla.

Mo Yuan arrojó su espada en dirección a la espalda de su hermano.

Bai Qian observó como Ye Hua se movió para colocarse tras de ella.

Y luego lo inminente.

La espada de Mo Yuan atravesó el pecho de la antigua reyna zorro. El rostro de ella se desencajó en una mueca entre asombro y dolor. Ye Hua colocó velozmente las manos en la espalda de ella y sintió como su fuerza iba regresando. Por desgracia no pudo completar el proceso y obtenerla toda, debido a que su hermano gritó devastado el nombre de su amada en tanto se disponía a atacarlo de nuevo. Mo Yuan desapareció en una nube de humo. Cuando apareció de nuevo frente a Bai Qian, Ye Hua empujo hacia adelante el cuerpo de ella, mientras que él se esfumaba del lugar.

Mo Yuan recibió entre sus brazos el cuerpo de ella, evitando así que se callera. Sin soltarla, la deslizo suavemente hasta recostarla sobre el suelo. Con su mano libre, sacó su espada del femenino cuerpo y un chorro de sangre se liberó, salpicando levemente el rostro de él. La mancha rojiza en las prendas blancas de Bai Qian se extendió a gran velocidad. Y las lagrimas del dios de la guerra cayeron sobre ella como gotas de lluvia.

Mo Yuan le hablo con amor; confesándole sus sentimientos y cuando la adoraba. Pero ella parecía no oírle o saber que estaba ahí. El rostro de ella estaba inexpresivo, con los ojos bien abiertos y la mirada cristalizada. Cualquiera diría que se trataba de una muñeca. Pero Mo Yuan no se fijaba en esos detalles. Él solo podía ver que la única mujer que había amado ahora se escapaba nuevamente de él, y esta vez a un lugar en el cual no podría alcanzarla.

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HOLA QUERIDOS LECTORES.

¿QUE LES PARECIÓ ESTE CAPITULO? ¿COMO CREEN QUE VAYA A TERMINAR TODO?

NOS ACERCAMOS OFICIALMENTE A LA RECTA FINAL DE ESTA HISTORIA. ASÍ QUE ESTEN PENDIENTES PORQUE NOS QUEDAN POCOS CAPÍTULOS.

NO OLVIDEN DEJAR SUS COMENTARIOS Y ESTRELLITAS. DE IGUAL FORMA, RECOMIENDEN LA HISTORIA PARA QUE TODOS LOS FANS DE "TEN MILES OF PEACH BLOSSOM" y  "THE PILLOW BOOK" PUEDAN SEGUIR ALIMENTANDO SU GUSTO POR ESTAS HISTORIAS CON MAS Y MAS FANFICS.

NOS LEEMOS PRONTO. 

WRITERROSSES.

AMOR INMORTAL: Ten Miles Of Peach Blossom.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora