LAS HISTORIAS CONVERGEN

366 16 13
                                    

- ¿La mujer que amas? – Ye Hua estaba atónito - ¡No puede ser! ¿Qian Qian? ¿Te atreviste? – aquello iba empeorando. No solo su esposa se había fugado con un antiguo enamorado, si no que ahora se esteraba que también mantenía una relación con su propio hermano.

- Ye Hua... eres mi hermano y te quiero. Pero no permitiré que continúes dañándola. ¿Cómo pudiste tratarla tan mal? – Ye Hua no comprendía – Si te marchas a hora, prometo no hacerte daño. No quiero hacerlo. Pero si insistes en acercarte a ella... creo que seria capaz de matarte. - las palabras de Mo Yuan tenían un acento espectral. ¿Realmente se atrevería a matar a su hermano? Ye Hua se carcajeo.

- Quiero verlo... - lo retó.

Y ambos prepararon sus espadas ante la sonrisa de satisfacción de Bai Qian.

***

Los discípulos de montaña Kun Lun habían caído uno a uno ante los ataques de Yan Zhi. Al final, solo quedaba Zi Lan, el cual se mantuvo al margen observando como su esposa luchaba contra el resto de los jóvenes hasta llegar a él y dando rienda suelta a su furia.

- Todo fue mentira... ¿verdad? – le pregunto con voz firme mirándolo a los ojos – por un momento creí que realmente ibas a quedarte conmigo. ¡Y yo que me sentí afortunada!

- Debiste imaginar que no funcionaría. ¿Cómo podría yo vivir en un mundo tan oscuro como ese? Tan lúgubre...

- Habías dicho que no te importaba... que estarías donde yo estuviera.

- Para ser honesto, lo único que quería era tener de mi lado un clan poderoso. Tu me diste la oportunidad y yo solo lo aproveche. Pero... al final me di cuenta que había elegido mal. Quizá debí optar por un clan del reino celestial. Menos complicado... ya sabes. – hablaba como si aquello ni siquiera fuera importante. Como si Yan Zhi no estuviese ahí o si se tratase de una travesura infantil consistente en tocar el timbre de una puerta y escapar antes de ser visto. Una mera simpleza.

Yan Zhi sintió como si una estaca le atravesara el corazón. Sus sospechas iniciales se confirmaron de la manera más cruel. Deseo que su hermano aún viviera y poder ir con él para que le reconfortara. Sin embargo, aquella sensación de desolación duró solo unos instantes. Su furia regresó. La sangré le hervía. Si no hubiera ido a buscarlo, él ni siquiera iba a informarle de su separación.

- Debes estar loco para ofender así a la monarca del clan demoniaco – gruño – no te lo voy a perdonar nunca.

- Ataca de una vez. Eso es lo que quieres ¿no? – y extendiendo los brazos para dejar expuesto su cuerpo, sonrío confiado. – Hazlo de una vez. Demuéstrame que al menos vales algo... porque con tu carácter tan débil, apenas imagino como vas a gobernar.

- ¡Basta! – gritó con fuerza mientras le dirigía un ataque. Zi Lan sonrió. Ella había mordido el anzuelo y él solo tenía que poner un poco de resistencia para finalmente dejarse matar.

***

Dong Hua intentaba recordar. ¿En qué momento había estado con Jiheng? Buscó a Si Ming en todo el palacio de Taichen sin ningún éxito. Solo él podría aclararle aquello. Pero si resultaba cierto, si en realidad ese hijo era suyo, no podía cerrar los ojos y fingir que no existía.

De un tiempo a la fecha tenía la sensación de que algo a su alrededor ocurría. Ciertas lagunas en su mente de cosas que no estaba seguro que hubieran sucedido, o el hecho de despertar sumamente cansado pese a dormir el tiempo suficiente. La cabeza le dolía. No quería pensar.

Cansado de buscar, regresó a su pabellón. Se dejó caer sobre un montón de almohadones suaves y esponjosos. Cerró los ojos para permitirse descansar un momento, quizá eso le ayudaría a asimilar mejor la situación. Pero para su desgracia, estaba lejos de tener un instante de tranquilidad. Mi Gu entró con pasos rápidos y sin hacer esfuerzo en disimular su nerviosismo.

- Su señoría. – Dong Hua abrió uno de sus ojos para cerciorarse quien era. Posteriormente se incorporó. Hizo un ademan con la mano para indicarle que hablara. – Lamento molestarlo, sé que está muy ocupado; pero su alteza Feng Jiu me pidió que le anunciara que... bueno... tal vez ella no quería decirlo, antes que nada, usted debe entender... pero es que ella... ¿Cómo le explico?

- Habla ya. Mi paciencia tiene un límite. ¿De que se trata? ¿ella esta bien? ¿te dijo si piensa regresar a Tai Chen?

- Mmmm... es que ese es el problema. Ella... no va a regresar con usted. Su alteza Bai Feng Jiu solicita el divorcio y reclama la custodia absoluta del príncipe Gumgum.

El sonido de porcelana quebrándose cerró con broche de oro aquellas palabras. Dong Hua tragó saliva con dificultad. Su garganta estaba reseca. Los ojos de él y de Mi Gu se posaron en Jiheng, que atónita, había dejado caer la bandeja de té. Pero aquel asombro en su rostro fue tan breve, que casi de inmediato salto de alegría para abrazar a Dong Hua.

- ¡Su señoría se va a divorciar! ¡Eso quiere decir que ahora podremos ser una familia! – Mi Gu pasaba la mirada entre uno y otro intentando comprender. Ella comprendió de inmediato y Dong Hua adivino lo que iba a hacer.

- No te atrevas... - alcanzó a decir. Pero fue inútil. Su orden o su suplica, quedó sepultado por la revelación de la joven.

- Estoy esperando un hijo de su señoría. Él y yo seremos padres.

Mi Gu quedó helado. Tanto que no supo como reaccionar salvo el de irse inmediatamente. Y así lo hizo. Desapareció en una nube de humo. Tras él, Dong Hua hizo lo mismo. Debía hablar con Feng Jiu. Por su parte, Jiheng suspiró. Faltaba muy poco para que se coronara como consorte del palacio de Tai Chen. Sus sueños al fin se cumplirían.

***

Si Ming llegó al reino celestial justo en el momento en que Dong Hua se marchaba.

Se dirigió con Zhe Yan a cuestas al palacio de Lian Song. Al llegar, se enteró que el tercer príncipe había salido en su búsqueda ante su demora. Acomodó al inconsciente fénix en una cama suave y le brindó todos los cuidados que se le ocurrieron, mientras esperaba que Dong Hua o Lian Song volvieran.

La respiración de Zhe Yan era pausada, como si durmiera. Sus signos vitales aún se percibían. Quizá solo era cuestión de tiempo para que despertara. ¿Pero cuánto? ¿De cuánto tiempo disponían?

***

Mengxiang miraba a través del pozo de agua todos los escenarios.

Por un lado, Mo Yuan y Ye Hua peleando a muerte. Ambos se veían exhaustos, pero era el señor celestial quien mas heridas de gravedad presentaba.

Por otra parte, Yan Zhi enfurecía más y más con las palabras que Zi Lan le decía para provocarla. El saltaba de un lado a otro como un conejo jugando.

Ni hablar de Feng Jiu, que en ese preciso instante recibía la noticia del embarazo de Jiheng de boca de Mi Gu. Y el inoportuno Dong Hua que aparecía frente a ella.

Mengxiang sonrió satisfecha de lo bien que marchaba todo. Miró en dirección a los cuerpos inertes de los verdaderos Zi Lan y Bai Qian. Era impresionante como dos personas podían provocar tal caos.

Solo tenía pendiente deshacerse de la tonta de Jiheng, pero eso sería después. Aún la necesitaba para continuar absorbiendo la energía de Dong Hua.

Faltaba poco para el final.

-----------------------------------------------------------------

HOLA, QUERIDOS LECTORES.

¿QUE TAL LES ESTÁ PARECIENDO LA HISTORIA? EL MISTERIO COMIENZA A DESENREDARSE.

GRACIAS POR LEER. NO OLVIDEN DEJAR SU ESTRELLITA Y RECOMENDAR LA LECTURA A TODOS LOS FANS DE TEN MILES OF PEACH BLOSSOM.

NOS LEEMOS PRONTO. 

WRITTERROSSES

AMOR INMORTAL: Ten Miles Of Peach Blossom.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora