Ahí va, ahí va un lindo y tierno gatito negro, pasando en medio de la carretera con la mayor seguridad y serenidad que podría tener cualquier gato como este, pero, un automóvil se dirige en su misma dirección, tan insaciable de velocidad, tan absorto en solo llegar a su destino sin poner cuidado que hay en medio de la carretera... ¡Tan brutal! Que cuando estaba tan cerca de dar con el pobre gato, este dio un vuelque y se alzó del suelo como si de un hecho fantasioso o mágico se tratase, para dejar camino libre al gatito de la casualidad y la calamidad, el cual, solo giró a contemplar el montón de metales torcidos que solo dejaban salir de entre ellos un líquido rojo.
—Meow, meow (que pena, humano)
Pero, ¿al leer algo como esto no quedaría una clara duda? ¿Por qué un ser que encarna la casualidad y la calamidad es un gatito negro? Quién sabe, tal vez solo quiere hacer justicia a todos esos pobres gatitos negros que han sido maltratados por su llamativo más no maldito color, como lo fue el gato negro del cuento de Edgar Allan Poe, que como sus parientes a través de la historia tampoco tuvo un lindo final
ESTÁS LEYENDO
Escritos Existenciales
SpiritualUna serie de escritos cortos, (no muy buenos o tal vez sí) que me da por hacer en mis tiempos libres.