Sebastián Moran era un entrenador personal en este momento pero recordaba con claridad todas sus vidas pasadas. La última vez había sido un soldado inglés en la primera guerra mundial y murió dramáticamente a manos otro soldado. Fue herido de gravedad por lo que solo espero su muerte mientras era atendido en la tienda de campaña. Tenía muchos arrepentimientos pero el mas grande fue no poder haber amado lo suficiente a su amante. Este tenía una enfermedad al corazón por lo que no lo enlistaron en el ejército. Sentía tanta rabia pues debido a la homofobia tuvieron que mantener su relación en secreto. Así que cuando este se despidió de él en la estación de trenes supieron que no se verían nunca mas y ni siquiera pudieron darse ese beso de despedida.
Así que Sebastián estaba haciendo todo lo posible por encontrarlo de nuevo pues soñaba con él todas las noches. Su alma lo añoraba tanto que hasta incluso había plantado en su jardín aquella flor que le gustaba tanto al otro. Cantaba todos los días aquella canción que habían decidido que sería de los dos. Cada vez que veía alguien sufriendo lo intentaba ayudar con todas sus fuerzas pues él lo hubiera hecho.
Entonces un día por casualidad mientras paseaba por el parque vio a un chico rubio con lentes sentado en un banco mientras alimentaba a las palomas. Sus ojos se llenaron de lagrimas y fue desesperadamente a su encuentro.
-Louis, amor. Soy yo.
-¿Seba-Sebastián?- le dijo incrédulo llorando también.
Entonces el mas alto acuno el rostro de su amante y le dio ese beso que llevaban esperando casi por un siglo.
