Sebastián Moran era un príncipe demonio y estaba buscando un compañero que pudiera acompañarlo cuando reinara en el infierno. Un día mientras se paseaba por las calles de Londres vio a un muchacho de rubios cabellos que se encontraba mirando con atención el escaparate de una panadería. Al momento en que sus ojos se cruzaron el demonio se estremcio e iba acercarse pero en su camino se interpuso un ángel de oscuros cabellos que lo miro de mala manera.
-No te atrevas Moran-le advirtió.
-Fred no te interpongas entre mi esposo y yo- le dijo mientras lo miraba iracundo.
-Es mi protegido y está destinado a convertirse en un ángel.
-¿Y si le preguntamos?
-Agh está bien- concedió frustrado.
Entonces se acercaron a Louis pero este tenía el rostro sonrojado y temblaba ligeramente mientras miraba al demonio. Moran sonrió y con confianza lo tomo de la cintura mientras lo acercaba para besarle la boca.
