Escolar

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Louis no se consideraba para nada especial, al menos no tanto como su hermano mayor William. Ambos eran muy parecidos físicamente con bellos cabellos dorados y hermosos escarlatas, sin embargo sus personalidades eran bastante distintas. Su hermano era una de las personas más extraordinarias que había en esta tierra ante sus ojos y lo admiraba mucho, por eso no le importaba ser eclipsado por este contentándose con que él siempre lo mantuviera a su lado. También tenía otro hermano mayor pero no estaban relacionados por sangre, su nombre era Albert y estaba en último año mientras que Louis estaba dos años más atrás por ser menor.

Habían sido adoptados recientemente por los Moriarty después de estar por varios años en hogares temporales, ya que estos perdieron a su otro hijo en un accidente el año pasado. Su vida era mucho más agradable ahora pues siempre tenían asegurados el cobijo y la comida, pero en realidad no había mucho afecto por parte de sus padres adoptivos pues en realidad solo los habían adoptado para que Albert no se sintiera solo. Louis también adoraba a ese chico de ojos verdes pues era muy amable y los trataba muy bien a ambos como si fueran sus verdaderos hermanos menores.

Pero había otro personaje que ocupaba sus pensamientos desde que se volvieron amigos, al inicio el chico extremadamente alto y de cabellos oscuros se fijó en William pues este le ayudo con una tarea de matemáticas a pesar de que era menor que él. Estos se volvieron amigos e inevitablemente el joven llamado Sebastián Moran que iba en su último año conoció a Louis. Una vez se quedaron solos en el almuerzo, ya que un joven llamado Sherlock se llevó a William pues también eran amigos. Debido a aquello comenzaron a hablar y al inicio no sabían muy bien como interactuar pero de apoco descubrieron que se llevaban bastante bien.

Ese fue el mejor año en la vida de Louis pues de alguna manera se terminaron por convertir en mejores amigos saliendo juntos a todas partes. Ambos se divertían jugando a las cartas y mirando películas. El rubio poco a poco se fue sintiendo tan cómodo con el otro que dejaba que este lo abrazara cada vez que quisiera. Se reían de tonterías y Louis iba a verlo a los partidos del equipo de futbol. Sebastián era el capitán pues era muy bueno en los deportes y por alguna razón todos los goles se los dedicaba a su amigo.

Louis también era quien curaba las heridas de su amigo cuando este se lastimaba en algún juego y se hizo una costumbre que le preparara el almuerzo o pequeños bocadillos para que comiera después de algún partido. Se divertían juntos y Louis por primera vez se sintió realmente especial para alguien. Aquello hacía que su corazón latiera más contento y que quisiera pasar todas las tardes junto a su amigo mientras escuchaban música juntos compartiendo los audífonos.

Su amistad podía ser descrita como bastante cercana pues ambos habían compartido los sueños que tenían para el futuro, aquellos que no le habían comentado a nadie en profundidad. Louis quería aplicar para una escuela de gastronomía y abrir su propio restaurante, mientras que Moran quería entrar al ejército y hacer servicio humanitario.

-¿Cuándo vaya a tu restaurante me darás un trato especial Lou?- le dijo Sebastián.

Mientras le rodeaba los hombros con su brazo manteniéndolo muy cerca de sí mismo estando sentados en el suelo apoyados en uno de los costados de la cama.

-No lo sé, tendría que pensarlo- le dijo con expresión pensativa.

-Vamos Lou, soy tu mejor amigo podrías darme los trozos de carne más jugosos.

-Bueno, pero que los demás clientes no se enteren- le dijo risueñamente.

-¡Ese es mi Lou!- le dijo abrazándolo más efusivamente.

-Mi Lou- pensó el rubio sintiendo como el calor subía a sus mejillas y disfrutando del protector abrazo del otro.

El más joven no sabía exactamente qué es lo que sentía hacia su amigo, pues era la primera vez que tenía alguien así en su vida. Solo sabía que quería estar a su lado para siempre pues lo hacía sentir especial, pero este le decía que ya era especial solo por ser el dulce, amable y adorable Louis. Aquellas palabras a veces lo dejaban perplejo y sin saber que decir pues su amigo solía describirlo así con tanto cariño que hacía que su corazón latiera desbocado. Según había sabido por parte de Albert, Sebastián solía tener una gran cantidad de chicas con las que salía, sin embargo desde que eran amigos este ya no hacía aquello. Pues decía que era mucho más divertido y reconfortante estar con Louis quien lo entendía mejor que nadie.

Entonces lamentablemente llegó el fin de año y Sebastián se graduó, pero después de su ceremonia llevo a Louis al lugar secreto de ambos en un parque. Se veía bastante serio como pocas veces lo había visto el rubio.

-Sebas ¿Qué pasa?- lo miro con preocupación en sus ojos.

-Lou yo te amo ¿saldrías conmigo?- le dijo con sus ojos negros llenos de determinación pero era evidente que estaba nervioso pues sus cejas se fruncieron levemente.

-Yo.. es la primera vez que alguien se me confiesa- le dijo con el rostro completamente sonrojado y sus ojos brillaron de manera tan hermosa que el más alto quedó sin aliento.

-¿Cuál es tu respuesta? Lou eres tan hermoso que no podía irme sin decirte como me siento hacia ti.

-¿Puedo darte mi primer beso, Sebas?- le preguntó mientras asentía

-Sería un honor.

Entonces le acomodó ese mechón de cabello que lo caracterizaba para apreciar mejor esos bonitos ojos escarlatas. Fue cuidadoso y junto sus labios en un dulce contacto cargado de todos los sentimientos que ambos tenían. Sin embargo tendrían que separarse pues el más alto debía prepararse para ir a la escuela militar. Acordaron seguir saliendo y que una vez ambos estuvieran cumpliendo sus sueños vivirían juntos pues la vida era más dulce al lado del otro.

Louran weekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora