06.Si juegas con fuego te puedes quemar

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Entré a la casa por la puerta de servicio, como Martha me dijo que lo hiciera, ella está preparando la comida. 

- Hola 

- Hola Emma 

- ¿Qué haces? 

- Preparo la comida de los chicos 

- ¿Te ayudo? 

- No hace falta, ya todo está hecho, pero puedes llevarle la comida al joven Jackson 

- ¿No bajará a comer? 

- Nunca lo hace, está en el campo de equitación 

- ¿Tienen campo de equitación?.-Pregunté sorprendida, y era de esperarse, quizá también tienen una ciudad entera en su patio trasero 

- Así es, es cruzando el jardín 

- Vale, dame yo lo llevo 

Tomé la charola que Martha me dio, contiene ensalada, un poco de puré de papa y un trozo de carne, junto con un vaso de jugo de naranja, ahora voy rumbo al lugar aquel, solo espero no tropezar y echarme la comida encima, así que voy a paso de tortuga, no, las tortugas son más veloces que yo, por fin he llegado, ¿pero dónde está Jack?, debe de estar aquí, ¿pero dónde? 

- ¿Buscas a alguien?.-Mierda, me ha asustado y por poco tiro su amada comida pero me ha detenido la charola y me sostuvo por la cintura, ¿pero qué carajo?, soy de las personas menos coordinadas del mundo y con un chico tan sensual tomando mi cintura no sé lo que pueda pasar, pero ¿por qué estoy nerviosa?, maldita sea tengo que controlarme.-¿Estás bien? 

- Aham, te mandó esto Martha.-Dije separándome de él y tomó la charola 

- Gracias 

Colocó la dichosa charola en una pequeña repisa y me miró con una sonrisa de lado 

- ¿Qué? 

- ¿Ya comiste? 

- No, pero comeré en la cocina 

- Si quieres puedes comer conmigo 

- Solo hay un plato y es tuyo 

- No me importa compartir 

- De acuerdo 

Por suerte Martha ha puesto un tenedor y una cuchara, tomé el tenedor y comencé a comer, mientras el castaño me mira fijamente, si sigue mirándome así terminaré devorándome y no precisamente solo la comida, sino a él. Terminamos de comer y el castaño me volvió a mirar 

- ¿Quieres montar? 

- Yo debería regresar.-Dije algo nerviosa 

- ¿Tienes miedo?.-Dijo enarcando una ceja de manera seductora, de verdad quiere torturarme 

- A ti no, a los caballos sí.-Confesé, desde pequeña he tenido temor de ellos, ya saben el típico trauma psicológico porque uno me quizo tirar 

- Yo te cuidaré 

- No hace falta 

- Vamos, será divertido 

- Bien 

Dicho eso lo seguí rumbo a los establos, no recuerdo la última vez que monté, en realidad si la recuerdo, fue cuando mi trauma surgió. Recuerdo que estábamos de vacaciones en el campo y mi padre insistió en que debía montar, por poco y caigo ya que el caballo comenzó a correr como loco sin motivo alguno, por suerte un hombre logró detenerlo pero desde entonces no me acerco ni siquiera a un metro de ellos. 

Niñera vs TwinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora