Sinopsis

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Durante los inicios de la religión e iglesia, siempre se ha conocido la palabra pecado, al igual que los pecados capitales, así como también que es lo que significa cada uno de estos y lo que no se debe hacer para no romper ninguno de ellos, o si no, no llegaras al cielo. O es lo que siempre se les dicen a los niños que apenas ingresan a alguna creencia impuesta.

"No debes ser envidioso o no iras al cielo" "La gula es mala" "Es malo ser lujurioso, sin antes haber contraído matrimonio" palabras y frases así son comunes de escuchar en la actualidad, principalmente en la tierra, en donde viven los que aman al prójimo.

Sin embargo, en los inicios de los cielos y el infierno, esto no era tan bien conocido y, mucho menos, se sabía el significado de la palabra «pecado». O mejor dicho, no se tenía el conocimiento que aquella palabra existiera. Era simple y sencillo, aquello no se concebía porque tanto el infierno como el cielo estaban separados.

No había algo que les permitiera estar juntos, haciendo que algún demonio corrompiera a un ángel, así como tampoco algún ángel podía llegar a salvar a un demonio de la maldad que lo apoderaba, por haber crecido en aquel lugar tan caliente, tan horrible y lleno de maldad.

Era difícil y complicado, ¿no?, llegar a creer en algo que era imposible de que llegase a existir. Si ambos lados estaban separados, los ángeles seguían sus propias reglas y los demonios las suyas, ninguno corrompía a nadie. Nadie hacía dudar al otro sobre si estaba bien o mal en donde se encontraban, pero, ¿cómo era posible que existieran los pecados capitales en la actualidad si el infierno y el cielo siempre se habían encontrado separados?

Había alguna explicación lógica de aquello, o simplemente nunca estuvieron separados era por eso que los pecados existían, era la razón del porque nos tenían que bautizar, también confesar y hacer todo un protocolo para poder ser dignos de entrar al reino de los cielos o si no, terminaríamos en el infierno, por pecadores y malas personas, que no saben ser devotas a su prójimo.

Pero todo aquello tenía una razón de ser, así como una historia que contar sobre el inicio de todo.

peccātum ; HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora