Emma.
Analy.
Cuatro chicos, todos bastante altos en comparación a mi y a Paula. Uno de ellos, el que más alejado estaba de todo, era rubio, de tez clara, parecía que estaba tratando de aguantarse a soltar una risotada, al igual que que el chico junto a él. El que más serio y fastidiado parecía, tenía el cabello color chocolate y una chaqueta de cuero.
– ¡Joder! ¡Fíjate por dónde caminas! – exclamó mi amiga, interrumpiendo mi escrutinio, con la camisa llena del café frío que no había empezado a beber, recién estábamos saliendo de la cafetería, tan solo habíamos cruzado la calle para adentrarnos un poco más en el parque.
A juzgar por la expresión del desconocido, no solo iba a disculparse para luego seguir con su camino.
– ¡Eres tú quien debería fijarse por dónde camina! – exclamó el de cabello más largo, también con manchas de café y crema batida escurriendo por la camisa.
– Tu no te estabas fijando en el camino. – siguió vosiferando mi amiga.
Aquí vamos.Paula es una persona muy volátil, por lo general es tranquila y pacífica, hasta que explotas de cualquier mínima forma su burbuja de armonía.
El desconocido lo acaba de hacer, atinó perfectamente un alfiler a la parte más sencible de esa burbuja. Cosa que Ana odia más en el mundo es que estropeen su ropa.
– ¿Estabas tan embelesada viéndome que se te olvidó el resto del mundo? – preguntó él, zocarrón. – Eso es malo, las personas podrían demandarte.
– ¿De que carajos hablas? – exclamó Paula crispada. – Eres tu quien no se fija por dónde camina.
Torcí los ojos y me dí la vuelta, de camino a la cafetería. Mi día había estado muy tranquilo como para que ellos arruinen mi paz. Una vez estuve frente a la cafetería me dispuse a entrar. Nada más abrir la puerta el olor a café, chocolate y galletas me pega de lleno en la cara, haciendome inhalar admirando el rico aroma. A pesar de que no me guste tomar café, debo de admitir que el olor de este es muy bueno.
Miré a todos lados apreciando la calma que parecen tener las personas de este lugar. Tomando otro sorbo de mi té helado, me acerqué a la barra, tomé un par de servilletas y me dí la vuelta para salir a nueva cuenta de la cafetería, dejando atrás el aire fresco.
Se podría decir que Los Angeles y el lugar en donde vivía, antes de venir aquí, tienen un clima bastante caluroso, con la diferencia de que aquí es más soportable.
En Italia el clima es, por mucho, mejor que el de este lugar; o al menos eso me ha hecho pensar el tiempo que he pasado aquí. Llegamos a penas hace unas dos semanas; la primera una encargada de la institución nos dió un recorrido breve por la ciudad y los lugares escenciales que teníamos que conocer, como el supermercado, las farmacias más cercanas a nuestra casa, los hospitales y más cosas por el estilo.
– ¡Solo están peleando sin razocinio alguno! Ya no tienen argumentos válidos para seguir con esta pelea – exclamó Scarlett, me acerqué a mayor velocidad, solo me faltaban unos escasos metros para llegar a ellos –. Ya basta, sigamos cada uno con nuestros caminos, esto es estúpido.
Por lo visto no han parado de pelear, absurdamente. Es, en serio, necesaria una situación estresante, o de gran importancia, para hacer que Scarlett hable de tal manera, porque, aunque su fuerte sean las palabras, ella no es de hablar mucho.
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Tiempo Limitado
FanfictionAnaly, Scarlett, Ana Paula y Bethany. Cuatro chicas medianamente normales, se van de intercambio a USA pensando que todo sería como en las películas, cuando llegan... se dan cuenta de que verdaderamente las cosas pueden ir como de película. Será una...