ꔛ🌺 Capítulo 9 2/2 ¡!ꪆ

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Jaemin sintió como todos los músculos de su cuerpo se tensaban enseguida y su corazón revoloteaba con latidos apresurados en todo su estómago para luego estallar como fuegos artificiales en todo su cerebro. Las luces le atiesaron el pensamiento y lo único que logró hacer es descender la mirada lo más que pudo y ruborizarse mucho más, pero la mano de Jeno se encontraba sosteniendo su barbilla y moviéndola hacia arriba con un rápido movimiento. Jaemin apartó más la mirada, era incapaz de mirarle, no podia mirarle, no a los ojos, no ahora.

— Eres precioso, Jaemin. Y me gustas mucho. Demasiado.

Jeno movió sus oscuros ojos hacia los suyos, pero lo único que obtuvo fue que el menor apretase los ojos al instante, estremeciéndose cuando su aliento rozó su rostro. Se veia tan excitantemente indefenso de esa manera; con esos labios rosas abultados, esas mejillas todas enrojecidas y esa carne tan malditamente provocativa.

Mierda.

Las ganas de tomarlo con todas las fuerzas de la cintura y apretarle el trasero mientras lo desnudaba a mordidas lograron que su sangre hirviera más allá de los 100°C. Queria comerle los labios hasta verlos tan rojos como le gustaban, pero tenía que controlarse: solo un momento más. Sabía que si empezaba ahora, luego no habría marcha atrás.

— Jeno... — el susurro entrecortado lo saco de sus pensamientos.

— ¿Qué sucede, nene? Creí que el ratón te había comido la lengua.

Su criado se encogió un tanto y abrió varias veces los labios con indecisión y vergüenza.

— Tú... dijiste que no te gustaban los chicos...

— No me gustan, ¿o acaso te parezco un maricón? ¿Qué tienen todos hoy dia conmigo? No me gustan los tíos. Tú me gustas, que es distinto.

Los ojos de Jaemin se abrieron de golpe y lo que sea que lo mantuvo todo ese tiempo con vida, estalló también cuando se encontró con los ojos de Jeno mirándole fijamente. Los fuegos artificiales explotaron nuevamente sobre sus neuronas y desvió la mirada.

— Yo... yo soy un chico.

Jeno elevó una ceja y luego rompió en asperas carcajadas.

— Eso ya lo sé, no soy idiota.

— ¿No te importa que yo sea un chico? — las palabras salieron apresuradas de sus labios.
— ¿No te importa que lo sea...?

— No hay cosa que me valga más mierda que eso.

Sí, claro, no había nada que le importase menos; él era libre de follar a las tipas que se le vengan en gana y éste lucía como una. No, no lucía cómo una, lucia mejor que una. Caso contrario, no estuviese en esta situación. Notó cómo el menor fruncia los labios y luego la frente con algo extraño en su rostro. Era tan ridículo y excitante.

— Yo soy el empleado de la familia, no tengo dinero. Jeno, no tengo dinero ni soy importante como todos tus amigos... ni tengo nada que darte a cambio ni...

Jeno sintió que las carcajadas estaban a punto de colarse en su garganta, así que mantuvo su mirada en él por unos cinco segundos y entonces lanzó sus labios contra los suyos, apresándolos durante unos cuantos segundos antes de separarse y quedársele mirando con una ceja elevada. Jaemin tenía los ojos tan abiertos, el cuerpo deshaciéndosele en temblores y la mente completamente en blanco, ¿Lee Jeno lo había besado?

— Jeno... — tartamudeó apenas, oprimiendo los ojos y sintiendo como la alegría se disparaba por todo su cuerpo, aunque su mente seguia en blanco — ¿Eso significa que estamos... en una relación?

— ¿Relación? — Jeno elevó la otra ceja, sus ojos clavados en el cuello de su criado, mientras una media sonrisa se formaba en su boca. — Ajá, eso tenemos, una relación.

Jaemim sintió que la conciencia venía a él repentinamente de golpe y la vergüenza teñía cada uno de los rincones de su rostro. Descendió la mirada, mientras la alegria sacudía su menudo cuerpo, ¿Jeno había dicho que sí estaban en una relación?, ¿Jeno y él en una relación? Sintió el impulso de llorar, gritar y reír o hacer todo a la vez, se cubrió el avergonzado y sonriente rostro con las manos, mientras retrocedía y se apoyaba contra el respaldo de la cama, aún temblando para luego bajarse y quedarse quieto, sin saber qué hacer o decir. Jeno se levantó de inmediato, inhaló una una bocanada de aire y lo sostuvo de los hombros, antes de alzarle la cabeza y atraerlo hasta su boca, pero se separó a los diez segundos, al ver que sus labios no le respondían, era como estar besando a la nada.

Una de sus manos se colo por su cabello, que estaba ahora humedecido por un sudor tan jodidamente frío que contrastaba con la temperatura de su rostro.

— ¿Qué te pasa? Estás hecho hielo, ¿no vas a mover tus labios?

El muchacho negó rápidamente con la cabeza, aún manteniendo esa minúscula sonrisa en sus labios, mientras sentía que ningún músculo le respondía. Tartamudeó antes de volver a cubrir su rostro con ambas manos y encogerse un poco.

— No sé cómo hacerlo... yo lo siento....

— ¿Ah? ¿No sabes cómo besar? ¿Cuántas veces te han besado?

— Ninguna...

Jeno frunció el entrecejo. echándole una mirada fría, ¿de verdad no lo habían besado nunca? Desde un inicio supo que no era un experto, pero nunca se había imaginado que resultaría un completo virgen. ¿no tenía 18 años acaso? Una sarcástica sonrisa curveó sus labios: patético, atractivo y jodidamente virgen; el asunto se ponía más entretenido todavía. Le tomó con fuerza de las manos y pico de nuevo una de sus mejillas.

— Qué bueno, nene, me pone la idea de ser el dueño de esa preciosa boca, además conmigo vas a tener todo el tiempo para aprender, ¿sabes?

Jaemin continuaba con la mente en blanco, las luces de colores todavía volando a su alrededor y estallando cerca de dónde antes se encontraba su corazón, ¿debía contarle a su mamá?, ¿Debía decirle que alguien como Lee Jeno lo quería?, ¿debía?

— Oye, ¿me estás escuchando? — los dedos de Jeno golpeando cerca de su rostro le sacaron una risita nerviosa.

— Si... sí, cómo tú digas.

— ¿Cómo yo diga, eh?

Los ojos de Jeno se oscurecieron instantáneamente y otra media sonrisa delined sus masculinos labios. Acercó sus labios hacia su rostro y lo atrajo violentamente de la cintura.

— Ahora ven acá.

Noto cómo Jaemin abrió los labios con sobresalto y sus ojos parecieron encontrarse con los suyos durante unos dos segundos. Unos dos segundos que fueron rotos con el sonido de unos tacos subiendo apresuradamente las escaleras y una voz tan jodidamente familiar.

— ¡Lee Jeno! Mis padres y mi novio están acá, ¡no seas tan haragán y ven ayuda con las malditas maletas!

Lo soltó de inmediato.

¡Oh, mierda, lo que faltaba!

Mierda, mierda, mierda.

𝗶𝗻𝗼𝗰𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗽𝗮𝘀𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 › nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora