Pov: Bailey Baker
-¿Te gusta así? - Su cálido aliento chocó contra mi nuca y un escalofrió me recorrió por todo el cuerpo, podía sentir como entraba y salía de mí.
-Suéltame hijo de puta, te voy a matar- Le grite con todas mis fuerzas, pero mis quejas quedaron amortiguadas por la almohada que cubría mi cabeza, poco a poco empecé a sentir como me faltaba el aire, aunque no deje de forcejear.
-Si colaboras un poco no tendrías que pasar por esto- Dejo de hacer presión contra mi cabeza mientras iba terminando. Di grandes bocanadas de aire, recuperando el oxígeno que me faltaba, tosí un poco y reprimí las lágrimas que amenazaban con salir, no iba a llorar, nunca lloraba.
-Jamás voy a hacerte las cosas fáciles, no me voy a cansar de luchar- Le dije mientras lo veía subirse los pantalones y acomodarse el cinturón, me miro desde su altura y una sonrisa siniestra se apodero de sus labios finos. Lo odiaba y lo sabía.
-En algún momento lo harás, podemos jugar al gato y al ratón todos los días, Gerald, que al final ¿Sabes cómo termina el juego? - Se acerco despacio hasta el borde de la cama y con una mano saco de su bolsillo la picana eléctrica- Conmigo follándote en esta mugrosa cama.
Me senté abruptamente en la cama y miré el despertador que tenía en la mesita de luz, no había logrado dormir mucho por el trabajo y ahora volvía a tener pesadillas, después de ir a la cocina y tomar mis medicamentos volví a la cama a dormir un poco más, el trabajo me estaba matando, no literalmente, por ahora.
Cuando volví a despertar eran las diez de la mañana y Clifford estaba rasgando la puerta de mi dormitorio. Si no le abría era capaz de tirarla abajo.
-Espera un poco grandote- Me envolví en mi albornoz y le abrí, un caballo blanco con manchas negras entro a mi habitación corriendo a la cama, me reí al verlo. A veces lo dejaba dormir conmigo, pero terminaba ocupando toda la cama y no soportaba sus ronquidos o pedos, ¿lo amaba? Si, muchísimo, era mi compañero, ¿iba a soportar su pesado cuerpo y olores mientras tenía momentos de paz? Por supuesto que no.
Después de asearme y ponerme ropa deportiva le coloqué la correa a mi amigo y juntos salimos a correr como todas las mañanas, el señor que vivía enfrente estaba regando sus plantas iba a saludarlo con un buen día, pero recordé que era sordo así que segui caminando riéndome de mi torpeza.
Al llegar a la plaza le solté la correa a Clifford para que vaya hacer sus necesidades, lo vi correr una ardilla y me reí de él, parado en dos patas me llevaba seis cabezas, mi mejor amigo dice que es más un caballo que un perro, pero así me encanta, lo encontré en un contenedor de basura cuando salía del psiquiatra y no me pude resistir a llevarlo a casa, bueno en ese momento era a la casa de Frank mi mejor amigo, me estaba quedando con él y cuando vio que lo llevaba se negó a tenerlo hasta que Clifford lo lambeteo y así fue como se ganó su corazón. Por suerte mi amigo no es fácil de comprar. No pensamos que crecería tanto pero cuando lo llevamos al veterinario y dijo que era un gran danés entramos en pánico. Apenas tiene un año, pero ya creció mucho y tengo miedo que el casero me reclame por él. Una ráfaga de viento frio me saco de mis pensamientos y me activo para que vuelva a correr, pero tropecé con algo o alguien y caí de culo al piso.
-Ash, fíjate por donde vas - Me dijo una voz masculina, estaba sacudiéndome las manos mientras me levantaba para decirle que se vaya a fijar por donde va su abuela, pero él siguió caminando apurado como si no hubiera pasado nada, lo vi alejarse llevando un traje que se amoldaba a su gran espalda.
-Imbécil - Seguro era un idiota empresario que se creía capaz de pasar por arriba a todo el mundo solo por tener unos ceros más en su cuenta bancaria. Busqué a Clifford con la mirada, pero no lo encontré, ya me lo imaginaba metido en la fuente. Mi móvil sonó cuando estaba yendo al centro de la plaza.
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RESILIENTE
RomanceBailey acarrea con un pasado aborrecible, sin embargo, ella no permite que eso la limite a lograr sus objetivos: disfrutar los placeres de la vida y ser feliz. Ethan está en el mejor momento de su vida, con su empresa colándose en el puesto número...