Sanxi ( Tres Alegrías)

capítulo 5

Autor: WingYing
Traductor: Delia
Corrector de pruebas: Glosario y personajes de Dalgona

Nota del autor: pd: este capítulo tiene un punto de vista omnisciente, pero es necesario para la trama. Vamos a lanzar algo aterrador, ¡me haré responsable!

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No podía recordar cómo me llevaron.

Solo podía recordar esa cuenta roja. Parecía una semilla de granada, o como el ágata roja en las horquillas de las concubinas de la residencia. Su color rojo brillante era realmente hermoso.

Me llevaron de regreso a la casa, custodiado por sirvientes, y no se me permitió salir de allí durante dos días. Pasé estos dos últimos días confuso. A pesar de las deliciosas ofrendas de comida, no podía comer ni tragar. Me despertaba repetidamente en medio de la noche por pesadillas. Cada vez que abría los ojos, me preguntaba si todo lo que había sucedido era realmente solo un sueño. No sabía lo que le estaba pasando a mi cuerpo. Había pensado que era una persona común e inocente todos estos años: incluso las personas a mi alrededor también lo pensaban. ¿Quién hubiera pensado que había algo tan ridículo que podría suceder en este mundo?

Independientemente de si pensaba o no en esta situación, lo que está pasando ahora mismo o lo que está por suceder, todo, no había lugar para que yo eligiera.

Temprano en la mañana, los sirvientes me despertaron y me llevaron a la habitación de al lado para lavarme la cara y enjuagarme la boca. Cuando llegué allí, vi a la misma tía de antes y a dos mujeres casadas mayores. Como antes, esta tía estaba vestida de punta en blanco y con mucho maquillaje, con una piel de zorro blanca colgando alrededor de su cuello. Ella levantó sus delgadas piernas y me sonrió tranquilamente. Al verla, recordé el tormento de ese día y mi cuerpo no pudo evitar temblar levemente.

“¿Qué, me tienes miedo? ¿Puede ser que esta tía te coma? Ella se rió entre dientes, sus hermosos labios rojos como fuego. “¿Sabes leer o escribir? ¿Has ido alguna vez a la escuela? ¿Mmm?"

Bajé la cabeza y dije con cautela en voz baja: "Este joven sabe leer y escribir". Aunque nunca había ido a la escuela, la residencia había contratado a un tutor y yo había estudiado los Cuatro Libros y los Cinco Clásicos antes.

Esta tía me escuchó y luego dijo: “Está bien, nos ahorrará tiempo y problemas si no tenemos que pedirle al maestro que te enseñe esto. No espero que seas un erudito, solo necesitas poder leer los caracteres de uso común. De todos modos, incluso si aprendes bien, es solo la guinda del pastel. Si puedes sobrevivir o no dependerá de si puedes cumplir con las expectativas ". Cada frase que dijo estaba llena de significado. Me quedé allí con la cabeza gacha, sin saber cómo responder.

Sintiéndose aburrida porque no podía obtener una reacción de mí, hizo un gesto con la mano y continuó: “Bien, no te molestaré más. Estoy aquí hoy por negocios reales. Zhao momo, Chen momo, a partir de hoy, debes instruir cuidadosamente a nuestro Joven Maestro para evitar que perdamos la cara cuando se vaya a la casa de su esposo ".

Los dos momos asintieron entendiendo; esta tía no dijo más y me dejó ir.

A partir de ese día, me desperté temprano en la mañana, hice gárgaras con agua salada y me cambié de ropa. Entonces, los momos comenzarían sus "lecciones". El contenido que me enseñaron no fue a leer y escribir, sino el código confuciano de conducta y ética de las familias nobles. Esto incluía si enderezar o no la espalda al caminar, cuánto se podía comer en las comidas, cómo se debía hablar según la persona con la que se hablaba: todo estaba incluido sin omisiones. Si había un área que no podía hacer bien, los dos momos no mostraban piedad. Me golpeaban con un palo o me privaban de una comida o dos, y estos se consideraban los castigos triviales.