Maybe I Should Be More Like Her ✔️ Taennie

CAPITULO 13

"Y dijo el karma; amaras a alguien que no te ama, por no haber amado cuando te amó"

La voz singular y potente de Aretha Franklin en "Respect" invadía cada rincón de esa cocina.

La feliz pareja cocinaba una pizza, esperando que de una vez por todas, suene el teléfono y le digan la noticia que tanto querían.

A los dos les encantaba cocinar mientras escuchaban música, y la verdad la pasaban de maravilla con la compañía del otro. A pesar de estar hace 4 años casados y de que ella era menor que él, nunca faltaba tema de conversación entre ellos. Y aunque faltase, amaban estar estar en silencio, siempre y cuando estén juntos.

La chica envolvió su pelo en una coleta alta, le estaba dificultando cocinar con los mechones en la cara, mientras se movía al ritmo de la canción clásica de R&B.

—Amor, pásame la salsa de tomate.

El castaño con una sonrisa, agarró el frasco y se acercó a ella.

—Te lo doy si me das un beso, mí amor.

Ella rió, mientras negaba con la cabeza y dejaba de bailar.

—A mi nadie me pone condiciones...

No pudo terminar, puesto que él aprisionó sus labios en un beso apasionado. Envolvió su brazos en el cuello del chico y se dejo llevar. Él la subió a la mesa de madera, donde cocinaba usualmente, y masajeo sus caderas.

—Supongo que con eso ya me puedes dar el frasco —susurró ella sobre sus labios, después de terminar el beso.

—No creo que fue suficiente.

Ella rodó los ojos y lo besó de nuevo, sólo que esta vez mucho más delicadamente. Cuando el chico se relajó, ella lo empujó hacia atrás y agarró el frasco de salsa de tomate que el había dejado en la mesa, cuando se estaban besando, para tener sus manos libres.

Ella se volvió a la mesa para seguir preparando la pizza, mientras él se tocaba los labios incrédulo, no podía procesar aún como su esposa lo había engañado tan fácilmente.

«Deben ser sus magníficos labios » se dijo mentalmente.

Se acercó a ella por detrás y le dio un abrazo, posicionó su cabeza en su hombro y beso esa parte con ternura. Ella dejó caer la cabeza para atrás, disfrutando plenamente los besos de su marido.

—S-si sigues así no voy a poder terminar —dijo con dificultad.

—Sólo quiero que sepas lo mucho que te amo —colocó su mano izquierda sobre el vientre de la chica, masajeandolo con delicados movimientos —. Además, me encanta tu nuevo cabello. Te ves preciosa, Jennie.

El corazón de Jennie se ensanchó, aunque él siempre le decía cumplidos y palabras románticas, no se podría acostumbrar.

Ella lo miró, con sus mejillas rosadas, sus ojos brillando con amor y sus labios sensibles.

—Te amo, Seung.

—Te apuesto que ni la mitad de lo que lo hago yo.

Seung inclinó su cabeza para besarla, pero no logró lo que quería, ya que el timbre de la casa retumbó por todo el lugar.

—Yo voy.

Con mala gana, los dos se separaron. Seung fue al horno a revisar una pizza que habían metido y Jennie a atender la puerta.

El timbre volvió a sonar con insistencia, Jennie rodó los ojos, fastidiada. Odiaba cuando las personas no podían esperar ni un sólo minuto.

—¡Ya voy! —gritó algo enojada, corriendo hacia la puerta.