Capítulo 2

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Una vez que la película terminó, Abbie se dio cuenta de que era la única despierta. Tomó al pequeño Tom en sus brazos y comenzó a caminar hacia la habitación. Lo acostó en su cuna y lo tapó con una manta.

Salió de la habitación y toda la casa estaba oscura. Bajó a la cocina por algo de cenar y distinguió la silueta de Jeffrey que bebía de una botella de cerveza.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó.

Todas las luces estaban apagadas.

—Vine por algo de cenar —respondió amablemente y acercó la mano al interruptor para prenderlas.

Jeffrey, en un segundo, se interpuso en su camino. Los dedos de Abbie se encontraron con el pecho desnudo del muchacho y se quedó helada.

—No las prendas —le susurró y ella pudo sentir la respiración en su cuello.

—¿Por qué?

—No puedo explicártelo ahora.

Abbie escapó de la situación corriendo. Subió a la habitación lo más rápido que pudo y cerró la puerta tras ella.

—¡Abbie! —El chico golpeó la puerta pero no hubo respuesta—. ¡Ábreme!

—¿Por qué no quieres prender las luces? —le gritó.

—Es complicado, princesa —respondió—. Apenas te conozco, no sé si puedo confiar en ti.

La chica abrió la puerta con cautela y solo pudo distinguir a los ojos de Jeffrey que reflejaban la luz que entraba por la ventana.

—Está bien —aceptó—. Estoy cansada, me iré a dormir.

—Puedes usar mi cama, me iré en unos minutos.

Jeffrey se dio la vuelta y bajó las escaleras. Abbie volvió a ingresar al cuarto y se colocó su pijama que consistía en un vestido de satén color naranja.

Cuando estaba por meterse a la cama escuchó que la llamaban.

—Princesa.

La voz del chico le erizó la piel y no pudo decir nada.

—Sueña conmigo.

Abbie escuchó la entrada de la casa cerrarse y se acurrucó en la cama pensando en que estaba siendo demasiado débil.

La niñera de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora