Capítulo 3

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Abbie se despertó y se dio cuenta de que la heladera estaba vacía. No había leche para darle a Tom así que decidió que tenían que ir al supermercado.

Cuando llegaron la chica se quedó helada. Lo primero que vio fue a Jeffrey. Pensó en acercarse pero, apenas comenzó a caminar hacia su dirección, notó que había una chica a su lado. Rubia, alta y de una figura increíblemente esbelta. Vestía un pequeño vestido negro.

Se los quedó observando por unos segundos y creyó que iba a pasar desapercibida pero Tom comenzó a llorar.

Jeffrey instintivamente se giró hacia el niño. Abbie no sabía dónde esconderse ni como hacer callar al bebé. Lo agitó un poco pero el llanto continuó.

—Tienes que sostenerlo así —Jeffrey caminó hasta Tom y se lo quitó a la chica. Lo pegó a su pecho y le dio algunas palmaditas en la espalda. El niño se calló.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Abbie—. Y con... ella.

La rubia había estado todo el tiempo tras Jeffrey.

—¿Me estás siguiendo, princesa?

—¡Claro que no! —exclamó.

—¿Te molesta Claire? Puedo decirle que se vaya si quieres.

—Qué estupideces dices...

Jeffrey se acercó a la chica en un minuto. Sus narices casi chocaban.

—De verdad puedo decirle que se vaya. Tu solo dime.

Abbie no pudo decir nada y soltó un gemido.

—Abbie... —le susurró.

—Vete.

Jeffrey se dio la vuelta, tomó a Claire de la mano y se alejó.

Abbie pensó un instante y corrió de nuevo hacia él.

—¡Alto! —le gritó.

—¿Cambiaste de opinión?

—¡No puedes tratarme así! —chilló—. No sé quién te crees que eres pero tú a mí no me conoces. Yo no soy una cualquiera... como Claire.

—Somos vecinos desde hace quince años, princesa. Te conozco demasiado bien...

La niñera de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora