Capítulo IV

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A la mañana siguiente, Lars se levantó de la cama, el resto de la noche lo pasó sin dormir debido a que las pesadillas seguían apareciendo robándole totalmente el sueño.

Trevor despertó, preparó algo para desayunar como todas las mañanas, desayunó, se dio una ducha que lo terminó de despertar y se vistió con un jersey azul marino sobre una camisa blanca de la cual sobresalía el cuello perfectamente doblado hacia fuera y unos pantalones anchos marrones sujetos por un cinturón negro. Recogió su mochila y salió de la habitación que le correspondía en el campus soltando un suspiro de auto ánimo diciendo "al fin es viernes".

Lars se vistió con una camisa blanca cubierta por un chaquetón negro y unos pantalones del mismo color y salió despeinado, por no variar, hacia la universidad, esta vez prefirió ir caminando para tomar un poco el aire, además de que después de lo de anoche era probable que se quedase dormido en el bus y perdiese la parada.

Como normalmente las clases avanzaron sin que estos dos chicos se encuentren, sin embargo a la salida Trevor esperó a Lars, por lo que este tuvo que disimular su desagrado y mostrar una sonrisa un tanto forzada.

- ¿No te quedas en el campus?

- No, he pensado en invitarte a comer fuera, ¿puedo? - Trevor le miró con una enorme sonrisa de oreja a oreja rogando internamente por que aceptase.

- No me gustaría ser una molestia, no quiero que pagues mi comida

- ¡Insisto! ¡será divertido!

- He dicho que no, me niego a que pagues por mí y no llevo dinero encima.

- ¡Entonces vayamos a tu casa! puedo cocinar yo si deseas.

Esta última propuesta chocó a Lars en gran medida. No sabía exactamente si fue debido a la cuestionable emoción del chico por pasar tiempo con él, si fue por la atrevida propuesta o si tal vez él en verdad, al pesar del miedo, también quería hacer un nuevo amigo.

De cualquier forma, Lars se sorprendió  a sí mismo aceptando finalmente a la propuesta y el menor, sin borrar su cálida y amplia sonrisa, agarró su brazo tirando suavemente de él para caminar.

- ¡Ya verás, se me da genial cocinar! lo vas a pasar tan bien que no me vas a querer dejar ir

Trevor soltó una tierna carcajada y el mayor rodó los ojos.

- No digas estupideces, no soy un secuestrador.

- Perdón, he leído demasiados libros.

- Ya veo

Una sonrisa burlona se escapó de los labios de Lars el cual revolvió el cabello del contrario el cual zarandeo su brazo gritando emocionado.

- ¡Has sonreído! ¡empezaba a pensar que eras un robot!

Lars no pudo evitar reír a carcajadas ante la sorpresa de Trevor.

- ¡Y ahora estás riéndote! ¡Oh Dios! ¡Es un milagro!

El mayor continuó riendo hasta que se le saltaron las lágrimas sujetándose el estómago de tanto reír.

- Me duele el estómago.

- Normal, nunca te ríes, es como hacer deporte por primera vez.

Ambos soltaron una pequeña carcajada al mismo tiempo.

- Ojalá escuchar tu risa todo lo que queda de tarde.

- ¿Eres así de coqueto con todo el mundo?

- Solo con los zombies. - Dijo Trevor, haciendo alusión a las enormes ojeras que tenía Lars por las pesadillas causadas por el menor.

- ¿Los zombies? - Lars no entendió esa referencia, aunque gracias a no entender el desastre tardó algo más en ocurrir.

Tras varios minutos más de charla, llegaron frente a la casa de Lars, este le abrió la puerta al menor permitiéndole pasar.

- ¿Decías que sabes cocinar? - Preguntó el mayor con curiosidad.

- ¡Sí! y muy bien además, ¿preparo algo?

Lars asintió con la cabeza y Trevor fue a la cocina decidido a preparar una deliciosa comida.

- ¿Qué vas a preparar?

- Es una sorpresa

Trevor le guiñó un ojo al mayor por lo que este hizo una pequeña mueca, de todas las personas que existen fue a hablarle el más social y coqueto, era demasiado incómodo para alguien que no ha tenido contacto social más que el de sus padres.

- ¿Me puedo quedar a observar?

- Claro

Trevor accedió con una enorme sonrisa y Lars se sentó en una de las sillas de la cocina observándolo fijamente.

De pronto el menor comenzó a cantar suavemente una serenata en voz baja, cuya voz cautivó al mayor el cual, totalmente agotado, empezó a quedarse poco a poco dormido con su voz sin apenas darse cuenta.

My sweety NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora