𝐁𝐄𝐅𝐎𝐑𝐄 𝐒𝐔𝐍𝐑𝐈𝐒𝐄 |➳ 𝑪𝒉𝒐𝒊 𝑺𝒂𝒏

003

¿Has vivido ese despertar en dónde, diez segundos después de abrir los ojos, sabes que no debiste haberlo hecho?

Pues hoy, es uno de esos días para mi.

No debí haber despertado hoy.
No debí abrir los ojos, pero ya lo hice: Desgraciadamente es sábado y lo primero que escucho en la mañana son los gritos de mi madre y los ladridos agudos de sus perros.
Si pudiera cerrar los ojos y desaparecer en este mismo instante, tomaría esa oportunidad.

Pero no puedo hacerlo.

Asi que cuando me cambio de ropa tomo mi celular, audifonos y mi mochila, y bajo por las escaleras lo más rapido que lo permiten mis pies para no tropezar y caer de lleno rompiéndome el cuello, pese a todo el mundo de mierda no quiero matarme, la razón es simple: si no respiro no podré volver a verlo, necesito estar viva para poder verlo una noche más... Tener un instante más.

******

El olor a tierra húmeda está por todas partes ya que llovió toda la noche y un frío viento me golpea cuando corro alejándome de ese -Lugar-. No puedo llamarla casa, mucho menos hogar, ya que no lo es.

Me marcho por la parte trasera, agradeciendo no tener vecinos en kilómetros ya que nos encontramos a una hora lejos de la ciudad, es lo único que agradezco algunas veces.

Me escabullo entre los árboles más y más hasta que el olor a pinos, madera mojada y hojas secas sobre el suelo me rodean. Sólo entonces me permito sentarme sobre una piedra en silencio, es una paz fingida que solo durará unos minutos pero esta bien para mi.
Cierro los ojos entre algunos cantos de pájaros y el aire frío y húmedo recuerdo el sueño de la noche anterior:

Estabamos en un aula nos sentamos juntos mientras yo estaba recostada en su hombro, recordar la cara de incómodidad de los demás al vernos me hace reír.

«Siempre es la clase de historia» recuerdo haber dicho:

—Siempre es la clase de historia la que vive en mis pesadillas.

Y realmente la profesora a la que contemplaba era idéntica a mi profesora de secundaria: ella era "un amor" solo con las estudiantes lindas siendo sus consentidas.
Malditos traumas de la adolescencia.

Para mi suerte y liberándome un poco del estrés él tomó mi mano acariciando mis dedos, cerré mis ojos solo concentrándome en él entonces escuché su voz:

—¿Esto es una pesadilla? Estamos los dos.

—Solo... —comencé a decír dudando un poco— Es una pesadilla si personas de mi realidad aparecen en ella.

—¿Quién?

Suspiré.

—No la pasé necesariamente “bien” con ella —señalé con la cabeza hacia la profesora.

—¿Que me dices de ellos? —preguntó señalando hacia la fila de la izquierda en los primeros asientos, donde se encontraban dos alumnos que todavía recuerdo.

—No tengo qué decir de ellos dos, no se metían con nadie, ni estabamos en grupos de clase. —entonces me acerqué más a él y sentí como me rodeaba la cintura con sus brazos— tenían a sus novias en cursos menores o en otra secundaría. Siempre estaban con su celular en los recesos.

Reí y una pequeña risa de él me acompañó, fué justo cuando la profesora giró su cara hacia nosotros ordenádonos que nos separemos en sitios diferentes.
Me alejé de él hacia otra fila mientras lo veía sonreir hacia mi dirección.

A partir de entonces no pude dejar de verlo en mucho tiempo, era increíblemente relajante y atrayente verlo en aquel uniforme escolar, jugueteando con un bolígrafo en sus dedos y volteando a verme en cada ocación.

Eso que él me hacia sentir, era una sensación de increíble paz. Esos momentos en los que me sentía segura a su lado, sin preocupación, sin miedos... Feliz.