Además de tener de primo al presumido de Masaru que solo resultó ser un inútil, Takemichi tenía otro primo de parte de su familia paterna que realmente admiraba y lo quería con todo su corazón.
Ryota Hanagaki.
Él era su héroe.
Su mayor admiración.
{...
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Un nuevo día había amanecido en Japón y las calles eran concurridas por varios adolescentes yendo al colegio.
Un adolescente de cabellos rubios y ojos celestes caminaba encorvado por las calles bostezando cansado del sueño.
Odiaba tener que repetir la escuela y más levantarse temprano.
Suspiró.
Sus orbes se elevaron al cielo viendo el color celeste y la nubes esponjosas y blancas dándole ganas de estar allí en esa comodidad y dormir hasta las doce del mediodía o en el mejor de los casos dormir hasta las siete de la tarde.
Estaba terriblemente cansado.
—¡Buenos días Takemichi!
El rubio se tensó al escuchar aquella voz parando de caminar para mirar sobre su hombro encontrándose a su novia.
—¡Hina!
—¡Oye que responsable llegarás temprano a casa!
El rubio sonrió avergonzado y sonrojandose al verla colocarse a su lado, yendo juntos al instituto.
—Hoy tengo clases privadas por la tarde.— volvió a hablar la castaña con una sonrisa en sus labios.
—¿A-Ah sí?
—Tengamos una cita después de eso.
—Ah... cla-claro.— respondió nervioso.— aunque no se si contaría como una ci-cita.
—Ir juntos a la escuela también es una cita.— sonrió radiante.— me hubiera gustado estar en la misma clase contigo.
Takemichi no supo que decir por lo tanto solo soltó una risita de nervios.
—Oye Takemichi... ¿Es verdad que Ryota-Kun se está quedando en tu casa?
—¿E-eh? ¿Có-como lo sabes?
—Bueno... en la página web de fans de tu primo lo han visto en tu casa.
—Vaya... realmente son unas terribles acosadoras.— pensó asustado por saber que el club de fans de su primo tiene una página web dedicada a el y a cada movimiento que hace.— que aterrador.
—¡Es-Espera un-un segundo!— chilló sorprendido asustando a la castaña.— ¿Tu... tu también sigues la pa-pagina de mi primo?
—¿Eh? Claro que no... a Naoto le gusta el baloncesto y... puede que sea fan de tu primo.— respondió suavemente.— él me lo dijo.
Takemichi sintió que el nudo en su estómago desapareció.
Suspiró.
—Así que eres fan de mi primo ¿Eh?— pensó divertido el rubio sin poderse imaginar al menor admirando a su primo.— quien lo diría...
