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El día de la coronación se acercaba a pasos agigantados a Arendelle, y la expectación de los residentes de la isla iba en aumento cada día. Los preparativos empezaban a completarse, los sirvientes de palacio estaban cada vez más estresados por el trabajo, y Anna... bueno, sin exagerar, era la personificación de la emoción y la alegría. Corriendo como un pequeño cervatillo por los pasillos, no había nadie que detenga su descontrolada hiperactividad. Ni siquiera su hermana mayor.
—¡Elsa! ¡Elsa! ¿A que no te has enterado? —exclamó Anna dando pequeños brincos de alegría a fuera del cuarto de Elsa, para luego agarrar la manilla de la puerta. Para su sorpresa, la manilla no giró, dejando la puerta cerrada. Si no fuese tan perspicaz como ella pensaba que era, Anna hubiese supuesto que Elsa no la quería ver más, como pasaba en los viejos tiempos. Pero eso era una tontería. Eran hermanas ¿Por qué no se querrían hablar?
—Anna, lo siento, no puedo abrirte la puerta— la voz suave de Elsa emergió detrás de la puerta como una pausada melodía. Anna frunció el ceño. Eso era lo que generalmente Elsa le diría si esos fueran los viejos tiempos, pero no ahora, que prácticamente eran las mejores amigas.
¿Habría cruzado un portal del tiempo sin siquiera darse cuenta?
Anna se llevó un dedo a la mejilla, pensativa.
—¿Qué era lo que venías a decirme, Anna?— preguntó Elsa, sacándola de sus pensamientos.
—Te cuento si me dejas entrar—condicionó Anna volviendo a brincar— ¡Son estupendas noticias!
—Me alegro mucho, pero...
—¿Pero qué?
—¿Hay algún sirviente cerca?
Anna miró hacia ambos lados del pasillo.
—No que yo vea.
—De acuerdo —Elsa inhaló y luego continuó en un murmullo— No tengo guantes, Anna.
Anna abrió la boca unos segundos, comprendiendo al fin la situación.
—¿En todo el castillo? ¿Ni un solo par? —preguntó Anna en el mismo volumen.
—Exacto. Hice que Gerda buscara (y ya sabes lo minuciosa que es cuando se le encomienda una tarea), pero no pudo encontrar nada.
Y tan cerca de la coronación...
Bueno, comenzaba a entender ahora porque su hermana se había parapetado en su cuarto de nuevo. Desde el día en que Elsa finalmente le contó su secreto, las cosas habían sido más fáciles de sobrellevar para las dos, aunque seguía habiendo pequeñas crisis.
Como esa.
—Tranquila, si no están aquí, aún te quedan los que vienen por encargo en el barco mercante de mañana— recordó Anna en un intento por mantenerla positiva. Se sentó en el piso con las piernas extendidas, mientras dejaba en su regazo los sobres que llevaba en su mano.
Escuchó que Elsa hacia algo parecido del otro lado.
—Espero que tengas razón —Elsa dijo en un suspiro—¿Y bien? ¿Cuál es la gran novedad que tenías para mí?
—Bueno, estaba yo atravesando el gran salón con un buen tazón de chocolate caliente, cuando escuché que Kai hablaba con el cartero cuyo nombre siempre se me escapa ¿Sabías que ese cartero era primo en tercer grado por parte de la familia paterna de Kai? Quién lo diría, ni se parecen, el mundo es tan pequeño...
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Copos de Fuego (Ace X Elsa)
FanfictionEs difícil encontrar el lugar al cual perteneces en este mundo, sobre todo si el mundo te ve como un monstruo o como alguien que tiene la sangre maldita. Elsa y Ace intentarán encontrar esta respuesta, a pesar de que muchos harán lo imposible por co...