❄🔥Una noticia para Elsa🔥❄

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La tacita de té, cuyo líquido humeante había sido servido desde una blanca tetera de porcelana que Anna sostenía entre las manos, se enfrió inmediatamente después de que la pequeña y dorada asa fuera sujetada por los dedos de Elsa. Decepcionada, Elsa vio como el vapor se extinguió con rapidez dando paso a una fina escarcha que cubrió todo el brebaje. Era imposible. No pasó la prueba.

Volvió a colocarse los guantes, y frunció levemente el ceño cuando la risueña voz de Anna dijo que se tomara las cosas con calma. Llevaba años tomándose las cosas con calma ¿debía seguir esperando un milagro?

Anna se acercó a Elsa desde el otro extremo de la habitación, ya que Elsa insistía en que cada vez que se quitara algún guante Anna se alejara lo más posible de ella, y se sentó en una silla a su lado.

-Uf, está caliente -dijo Anna al dejar la tetera sobre la mesita del salón. Luego se quedó mirando a Elsa, antes de agregar con una sonrisa-. Al menos veamos el lado positivo de esto, Elsa. Sabemos que nunca te vas a quemar por culpa del té recién servido.

-¿Y quieres que eso me haga feliz?

-Aliviada es un comienzo.

Elsa suspiró, mientras dirigía su vista al salón donde estaban. En especial, a los cuadros de las paredes. Tantas vidas se retrataban allí, tantos hombres y mujeres habían pasado por Arendelle haciendo de su país un lugar próspero y acogedor a pesar de su tamaño. Ella quería ser como ellos. Pero ¿podría lograrlo? ¿Darle a Arendelle al menos una fracción de los logros que sus antepasados y colaboradores habían conseguido? ¿Alguien habría pasado por un problema de gravedad similar a la que cargaba? ¿O alguien habría tenido el mismo problema?

Elsa sacudió la cabeza internamente ante esta última pregunta. Que ridículo. Era imposible que existiera otro monstruo mágico como ella en Arendelle. O en el mundo. Definitivamente imposible.

-¿En qué estás pensando, hermana?

Elsa acarició delicadamente la flor de azafrán dibujada sobre el verde azulado de su guante izquierdo antes de responder.

-En el día de la coronación. Faltan cinco meses.

-¡Es verdad! Habrá música, baile, chocolate, y mucha gente de todas partes ¡Va ser un día estupendo!

-Siempre y cuando nada malo suceda -Elsa levantó la mirada de su regazo hacia su hermana-. Anna, a veces no puedo dormir pensando en que puedo arruinarlo terriblemente.

-Eso no va a pasar si yo estoy contigo... ¡Espera, me acordé que no me acordaba de algo! ¡Digo, que olvidé lo que no me acordaba! Digo, tú me entiendes ¿no? -y terminando de atropellarse con sus propias palabras, Anna se levantó de su silla de un salto y corrió hacia una puerta que daba a la habitación contigua, sorprendiendo a su hermana cuando salió a toda carrera.

Al regresar, Anna traía un enorme cuaderno de tapas de cuero café que Elsa reconoció al instante. Sin proponérselo, tal vez propiciado por la aparición del cuaderno o porque Anna había regresado con un calcetín blanco adornando su cabeza como sombrero, una sonrisa emergió del rostro de Elsa. Ayudó a su hermana corriendo la tetera y la taza de porcelana para dejar espacio al cuaderno, y ambas comenzaron a hojearlo ansiosamente. Más que un cuaderno, era una especie de álbum en donde estaban guardados sus dibujos de cuando ellas eran muy pequeñas, antes del incidente con la magia. Gran parte de aquellos dibujos eran tan tiernos y bobos, que hicieron reír a ambas. Y las risas aumentaron cuando el calcetín de Anna cayó de su cabeza a una página en donde había un pie dibujado. Justamente el pie de una Anna de tres años.

Copos de Fuego (Ace X Elsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora