capitulo 1: Zapato roto

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(El Paso, Texas, EE.UU) - 2000 (6 años)

-Corre lauren!, quítamelo, vamos!

Padre e hija jugaban con el balón en un pequeño parque solitario que muy pocas veces la gente visitaba. No es el famoso parque lleno de áreas verdes y juegos de niños no, solo era un parque con un poco de pasto, una pequeña losa deportiva y unos cuantos asientos viejos de madera.

-papá espera!, es mi zapato, se me abrió otra vez!

Michael se detuvo de correr y se acercó a su hija que estaba agachada viéndo el zapato derecho que se había abierto justo en la punta.

-veamos tigre

Lauren se quita el zapato y se lo da a su padre.

-no vamos a poder seguir jugando papá, no puedo así - (furiosa se cruza de brazos mirando hacia el piso.)

-quitate el otro zapato tigre

-para qué?

-hazme caso hija

Lauren se quitó el otro zapato quedando totalmente descalza ya que no traía puesta las medias por el calor que hacía.
Michael agarró los zapatos de su hija y quitandose también los suyos los colocó ambos a lado de un árbol viejo. Ambos estaban descalzos.

-Papá así no podemos jugar - (lauren miraba sin entender a su padre)

-hija mírame - (Michael se agacha quedando a la altura de la pequeña que lo miraba con esos ojos verde esmeralda que tanto ama.)

-en la vida no todo es color de rosa lauren, siempre habrá obstáculos en el camino, caídas, lágrimas, pero nada de eso, escúchame bien lauren michelle - (lauren lo mira atenta) - nada de eso debe de impedirte cumplir tus sueños de acuerdo hija, ni siquiera lo que acaba de pasar con el zapato, estamos?!

- si papá

-cual es tu mayor sueño hija?

-ser una futbolista profesional - (lo dice con todo el anhelo del mundo)

-y dime una cosa, esto te lo va a impedir? - ( Michael agarra el zapato roto y se lo enseña)

- jamás de los jamases papá!

- esa es mi niña!, ahora vamos a jugar!

- es divertido esto papá, me gusta!

Padre e hija se divertían mucho jugando con la pelota en esa pequeña losa deportiva del parque en el que estaban. Sin darse cuenta ya eran las 7 de la noche y una muy enojada Clara los esperaba en casa para cenar con la pequeña Taylor de apenas 2 años.
Al momento de llegar a casa, Clara les reclamó el porque de estar así sin los zapatos, lauren le contó todo a su madre y de como la alegría de jugar al futbol descalzos terminó por gustarle mucho. Michael la miraba con una sonrisa parado en la puerta de la cocina.

-Bien señorita ya entendí, ahora suba arriba a bañarse rápido que voy a calentar la comida y en un ratito voy a ayudarte.

- si mamá - (lauren corre subiendo las escaleras y entra al baño)

- y usted - ( se acerca despacio y coloca sus brazos alrededor del cuello de michael) - me encanta los consejos que le das a nuestras hijas, bueno taylor es aún pequeña pero lauren, lauren es una niña inteligente gracias a ti.

- nada que agradecer mujer, el mérito es de los dos, eres maravillosa. Estamos criando unas hijas maravillosas amor.

- los amo

- yo también las amo, mis preciosas

- bien, más te vale - (ambos sonríen) - vas a arreglar el zapato de tu hija?

- claro que si, soy el mejor zapatero del mundo, me sorprendes mujer - (se coloca una mano al pecho)

- jaja bien, te quedas con taylor mientras voy a ver a nuestra futbolista estrella?

- por supuesto.

Clara le da un beso y se da media vuelta dirigiéndose a las escaleras a terminar de bañar a la pequeña lauren.

Cuando terminaron de cenar y luego de reposar, todos se encontraban ya en sus habitaciones y una Clara preocupada miraba a Michael mientras este se ponía el pijama.

- pasa algo mujer? Te noto tensa?

- Mike, hablaste con el señor Óscar?

- mañana lo haré amor, primero tengo que hacer unas cosas en el taller y luego me paso a su casa.

- ok

- tranquila, todo va estar bien.

Cuando estuvieron en Cuba y la situación empezaba a empeorar, un amigo los ayudó para que vayan a los EE.UU y los recomendó con el señor Óscar López, un viejo jubilado de 65 años que los esperaba en El Paso.
Les dio comida, vivienda, pero todo fue solo los tres primeros meses, luego Michael empezó a trabajar como zapatero y logró comprar un pequeño taller que antiguamente era una cochera y así empezó a sustentar a su familia.
Óscar venía cada mes a cobrarle el alquiler de la casa y después de un tiempo, Michael se retrasó en pagarle, no porque el quisiera, sino porque no había mucho dinero y lo poco que ganaba lo utilizaba para los gastos del hogar, comida, servicios como luz, agua, etc.

A la mañana siguiente Michael se levantó temprano y salió rumbo a la casa del señor Óscar, pero antes, tenía que visitar un lugar que lo marcaría de por vida.

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