國ᐢㅤ𝐝ㅤ ִֶָ como las parejas normales

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No hicieron nada más que abrazarse en silencio, respirando el aroma del otro, dejando caricias, limpiando algunas lágrimas de alivio que aparecieron un par de veces, dando sonrisas, así pasaron horas que para ellos no fue tanto.

Ten estaba acostumbrandose al tumulto de emociones en su pecho, intentaba no agobiarse, por más que eran las mismas que él tenía, de alegría, de alivio, de amor, parecía que podría desbordar. Era como si todas sus emociones se hubieran multiplicado, corriendo en su interior.

Por otro lado, Johnny intentaba permanecer tranquilo, por más que quería casi gritar de felicidad, podía sentir la ligera inquietud de Ten por tanta carga. Cuando cayó la noche, alguien golpeó la puerta del cuarto. Johnny miró al omega.

— ¿Esperabas a alguien?

Ten negó.

— Si es Jung no abras.

— No necesitaba que me lo dijeras para no abrirle.

Johnny se separó un poco de Ten para no aturdirlo con el grito de "¿Quién es?" que propinó desde la cama. La puerta se abrió y una mujer joven les dedicó una sonrisa amable, al ser beta, no tenía olor que pudiera molestarlos.

En las primeras horas del lazo, las parejas tenían la necesidad de permanecer juntos y solos, compartiendo su aroma y compañía, creando un espacio único para los dos. Y cualquier otro aroma alteraría bastante la tranquilidad de ambos. La mujer cargaba una bandeja de comida.

— Me ha comunicado el joven Jung que Lee no ha comido bien— dijo, y el omega se ganó una mirada seria por parte de Johnny—. Quizás ahora que está usted pueda hacerlo.

Johnny asintió, dándole permiso a la mujer al pasar. La beta acomodó una mesa de cama junto a ellos antes de dejar la bandeja en esta, hizo una reverencia y se retiró, cerrando la puerta.

Johnny vió varios cuencos con comida, desde sopa de fideos, hasta ensaladas y pollo, acompañado de pequeñas botellas de salsa de soja y aceite, con palillos y cubiertos para ambos.

Se sentaron, aún bastante cerca del otro, pero lo suficientemente apartados para comer cómodos. Johnny comenzó a regañarlo por no comer, con lo que Ten sólo bajó la cabeza, concentrándose en su sopa y sus fideos.

— Hyung— lo cortó, el otro dejó de hablar, el omega tragó duramente—. Estoy embarazado...

El volumen de su voz había ido bajando estrepitosamente en esas dos palabras, y Johnny tardó un momento en pensar que había escuchado bien. Una mirada insegura, acompañada por ese sentimiento en su pecho, hicieron a Johnny reaccionar. Johnny sonrió amplíamente, mostrando sus encías, haciendo desaparecer sus ojos, comenzó a reír.

Ten sintió toda la felicidad de Johnny, por lo que sonrió también.

El más rubio miró a Ten con gratitud, besó sus labios con cariño, y luego bajó sus manos hacia el abdomen del omega, imaginando una enorme y adorable barriga que dentro de unos meses sería realidad.

Ambos sintieron el miedo del omega descender.

— Yo... No sé si seré un buen padre— murmuró Ten.

— Lo serás— Johnny habló con seguridad—. Tampoco voy a dejarte sólo, Ten. Es nuestro. Todo lo que no sepas hacer, te ayudaré. Seremos padres juntos.

El omega sonrió, mirando sus palillos revolver su comida.

— Pero pensemos en ser padres luego, ahora come— habló Johnny con suavidad—. Parece que tienes menos cachetes de la última vez que te ví... En la vida real.

Ten terminó de pasar un bocado y sonrió de lado.

— Al menos mis nalgas siguen ahí— habló, de forma pícara.

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