Que sucede,
Sobre mi rostro, el rayo de sol que se coló por la abertura de mi ventana mal cerrada, me hace parpadear hasta despertar, ya habían pasado casi 3 semanas que no se nada de Juliana. Me odio, los últimos días al despertar solo se me viene ella a la mente que ocurre solo interactuamos un poco ya estoy generando una obsesión ridícula, pero es que todo me intriga su misterio, su desaparición y su actitud un poco desbordante, a la vez me siento tan confundido porque el tiempo junto a Elena es muy asombro pero ya estoy permitiendo que nos involucremos 90% íntimamente, eso me degrada, no quiero hacerla sentir usada, de verdad me importa mucho, pero veo que Juliana también está dentro del sistema, pero no entiendo, mi beso la ahuyento, creo que unos de los dos está loco.
Sábado por la noche, ya la jornada de entregas había terminado, también era la penúltima semana de vacaciones. Voy en mi carro, al llegar a casa me siento como sin aire, la ansiedad de no saber cómo confrontar lo que siento, necesito buscar la mejor solución para todo esto. Creo que saldré a caminar, agarro una cajetilla de cigarros que tengo guardada desde hace tiempo, mi conciencia me pesa sé que le prometí a todos que lo iba a dejar, pero necesito matar esto, necesito despejar mi mente, salgo de la casa, por las calles solas, enciendo un cigarro, comienzo a fumar el cigarro consumiéndolo lentamente como si el me fuese a dar soluciones, el sentir como mis pulmones son de nuevo calcinado poco a poco, como nos hacemos tanto daño a nosotros mismo sin sentido, camino hasta llegar al puente que esta como a 10 cuadras de mi casa.
Me siento en el borde del puente, contemplando el abismo a mis pies, sienten el frió y el vacío que se hace constante, le doy una fumada a mi cigarro número 7, saco mi teléfono, la única solución que se me ocurre es llamarla para que me dé un sentido a todo esto, sé que es una idea estúpida, la obsesión con ella cada vez se fomenta más en mi cerebro. De todas formas la llamaré, le marco, cada repicada de la llamada haciéndole compañía al silencio, la brisa muy intensa y el tono solo repica y repica, de repente escucho que un teléfono suena muy cerca de mí, giro levemente a la izquierda, por la oscuridad solo veo una silueta de alguien que no alcanzo distinguir, me subo un poco mis lentes como si eso me ayudara a enfocar mejor, mi teléfono deja de repicar, el teléfono de la persona que se acerca también dejo de sonar, llamo de nuevo con un poco de paranoia, el teléfono comienza sonar de nuevo, me bajo del borde del puente.
Comienzo a caminar, con miedo pregunto — ¿Juliana eres tú?
La particular voz dulce de Juliana — Si, si soy yo, no quise asustarte — pasa su mano por detrás de su cabeza, se coloca frente a mí.
En mi mente, juro que lo que acaba de pasar me confundió aún más — ¿Qué haces aquí? ¿me estas siguiendo?
Se ruboriza, la pena invade su rostro — En realidad, si, te vi salir y decidí seguirte, mi teléfono me delato.
Estoy frente a ella, la tomo por los hombros — No entiendo nada, ¿qué sucede?
Me observa — Soy una chica muy complicada, creo que tú también lo eres.
— Si, tienes razón soy complicado un idiota total con todo — bajo mi mirada.
El silencio se hace presente, saco otro cigarro aun no asimilo nada de esto, tengo tantas incógnitas. ¿Qué hace ella aquí? ¿por qué me siguió?
Al encender mi cigarro Juliana me observa — Me regalas un cigarro — la miro con una cara de que fumas.
Pero sin dudarlo le doy un cigarrillo, se lo enciendo y comenzamos a fumar, la brisa, el silencio y la fría noche son nuestra compañía.
Ya terminando el cigarro, la miro — Juliana, me podrías explicar.
Nos sentamos uno al lado del otro, cada vez me cerca la tensión sube, tenemos claro que entre nosotros ahí algo, por eso la miro de nuevo tomando una fumada al cigarro y preguntándole de nuevo.
— Juliana, ¿me podrías explicar?
— Mi vida no ha sido fácil, soy como una piedra en el zapato.
Esas palabras me confundieron aún más — Creo que la vida es muy complicada para todos.
De sus ojos bajan lágrimas, haciendo un llanto más constante, apago mi cigarro, la abrazo para que se apoye y llore.
Sus ojos llenos de lágrimas me miran — No, se cómo explicarte esto, pero espero que no me suceda de nuevo, si tienes paciencia podríamos conocernos poco a poco.
— Está bien, no quiero presionar, pero es que de verdad me haz generado tanta confusión.
Pasa su dedo sobre mi labio inferior, lentamente se acerca a mi cara dejando que sus labios toquen los míos, me comienza a besar, le respondo el beso, el sabor al cigarro inunda nuestras bocas, lo suave de su labio me hacen dejar de pensar por unos minutos, será que su besos son la cura todas mis preguntas.
Dejamos de besarnos — ¿No te perderás de nuevo?
— No, no me iré.
Tomo su mentón — Eso espero .
Me levanto le ofrezco a mi mano, para que nos vamos a casa ya es tarde. Caminamos hasta llegar a la residencia, dejo a Juliana su casa se despide. Voy hasta mi casa y me ducho, la ropa que use la meto al fondo de la cesta, para que no sienta que andaba fumando no quiero que mi madre se sienta mal, me ducho. Al salir del baño, me pongo cómodo y veo mi teléfono un mensaje de Juliana.
-Juliana: Buenas noches, maestro pizzero.
-Yo: Buenas noches, Doña misterio.
Me lanzo sobre mi cama hasta quedarme dormido. No tienes sentido nada pero me gustas .
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Permaneces
RomanceLa vida de Rodrigo a cambiado mucho desde que Juliana Córdoba llego , la dulce chica, es una tormenta muy impredecible, permaneciendo en ella un interminable y oscuro pasado, que ella no puede controlar, llevándose por delante la estabilidad mental...