𝐓𝐡𝐞 𝐍𝐢𝐠𝐡𝐭 | ᴸᵉᵒⁿ ᔆ‧ ᴷᵉⁿⁿᵉᵈʸ

Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 1

1998

Con una mirada perdida observa como las gotas de lluvia caían por toda la ventana hasta desaparecer en el oscuro marco. Consumido en sus deprimentes pensamientos, suelta inconscientemente un largo suspiro demostrando su estado cansado.

Estaba frustrado, pero no por algo ni mucho menos por alguien, sino por sí mismo. Últimamente estaba lento, torpe, arruinando sus prácticas, así como también el de los demás, ganándose el enojo ajeno y eso lo hacía decaer. No podía permitírselo, estaba en las últimas clases del semestre para después convertirse en un policía de verdad, logrando cumplir su sueño.

Debía esforzarse, debía hacerlo si no quería arruinar todos sus planes futuros. Lo que menos quería era sentir arrepentimiento por malas decisiones. Muchas veces había escuchado sobre aquel sentimiento y en resumen es que es un proceso largo y muy doloroso. Eso él no lo quería sufrir y esperaba a que aquello no llegara a su vida.

Y no lo hará, ¿verdad?

Leon...

Leon...

-¡Leon! -grita irritado el instructor del grupo, al ver que el chico no contestaba en ninguno de sus llamados.

-¿Ah? -contesta desorientado, ganándose algunas risas de sus compañeros y la mirada de desaprobación del líder. Aquello lo hizo sentir tan pequeño.

-He estado hablando de un tema importante y tú solo te dedicas a ignorarme. -el chico solo se dedica a bajar la cabeza, avergonzado.

-Lo siento. Juro que no le he hecho a propósito. -sus piernas comenzaron a tener un ligero temblor, el silencio que envolvió el lugar lo estaba poniendo ansioso, hasta que la postura del mayor se relajó al ver que Leon decía la verdad y siguió con su charla.

-Bueno, -aclara su garganta- volveré a repetir, estamos en las últimas clases antes de que se vayan a sus respectivas ciudades y por eso seré más estricto en las tareas. -hace una pequeña pausa- Las tareas que les daré serán pequeñas misiones, ¿qué quiere decir esto? A cada uno de ustedes les daré casos para que vayan a resolverlos, no serán exagerados, ya que serán sus primeras misiones.

Murmullos se escuchaban en toda la sala, y era de esperarse, todos estaban sorprendidos y no se esperaban aquello. Un escalofrío recorrió por todo el cuerpo de Leon al escuchar eso, sentía que no estaba preparado para eso. Sintió miedo.

Después de eso, el mayor les ordenó a entrenar. Todos se levantaron de sus puestos y salieron con sus pertenencias, solo quedaba el líder y Leon.

-Leon, ven. -lo llamó cuando vio que este tenía intenciones de irse. Cuando el chico estuvo lo suficientemente cerca, habló:- ¿Estás bien? estuve notando estas últimas semanas como tu desempeño ha bajado, llegando hasta el punto de recibir quejas.

-Estoy bien, solo... asustado. -se limitó a decir. el hombre supo que había más, pero sabía que Leon no le iba a decir nada más, asique solo golpeó amistosamente su hombro.

-Tranquilo, no eres el único. Después de esta etapa todo será diferente y lo entiendo, asique lo único que queda es esforzarte y verás que todo mejorará. -sonríe para luego tomar su taza de café y salir, dejando a un Leon pensativo.

Al final del día, muchos estaban en el suelo, los demás sentados en las bancas tomando agua tratando de recuperar la respiración y el agua en su sistema. Todos completamente agotados.

Leon miraba el suelo, apenas podía moverse, le dolían todos los músculos, tanto, que sentía que, si se movía, se le desgarrarían. Estaba posicionado de una manera en donde podía ver como las gotas de sudor caían de su rostro y se desparramaban en el suelo, muy cerca de sus pies. Su respiración era desordenada y su corazón latía a mil, pero no le importó mucho, porque sabía que esto era por su bien y el de su futuro.