2. [Valeria]

79 2 0
                                    

Abro la puerta del despacho de Alena y me encuentro a Mario, si Mario, el chico más guapo que puede haber en el instituto, ¿qué hacía ahí? No tenía ni idea, pero Alena no se encontraba en el despacho, estaba él solo. Sorprendida se decide a hablarme.

-         ¿Puedo ayudarte en algo? – preguntó –

-         Eh, perdona, ¿me estás hablando a mí? – contesto idiotizada –

-         Claro, a quién voy a hablar si no, si solo estamos tú y yo en el despacho.

-         Ah, perdóname, buscaba a Alena, para comentarle una cosa sobre el casting de hoy, pero veo que está ocupada contigo.

-         Puedes sentarte en lo que viene, yo todavía no he hablado con ella.

No puede ser, Mario me invita a sentarme a su lado, aunque solo me lo ofrece por la sencilla razón de que los dos buscamos a nuestra tutora, pero aún así podría haberme echado de mala manera y no lo ha hecho, esa faceta que dicen que tiene es totalmente incierta, o al menos delante de mí.

-         No te preocupes ya hablaré con ella, muchas gracias – consigo despedirme tímidamente de Mario –

Mario, Mario, es el único nombre que me ronda por la cabeza, ¿por qué? Nunca me habían pasado chicos por la cabeza, nunca he estado con nadie, y nunca me he enamorado. No creo que lo que sienta es amor, es imposible, solo he hablado con él ahora, y dudo mucho que yo para él sea algo más que una simple compañera. No, no, no, debo quitarme la idea de la cabeza de que Mario y yo podíamos ser amigos o algo más, es algo muy simple, piensa en otra cosa Val, piensa en otra cosa. ¡El Casting! Voy a mantenerme ocupada en eso.

¿Dónde dijeron Beatriz y Ana que era el Casting? Mierda, iba a llegar tarde y sin saber dónde es, necesito buscar a Beatriz y Ana como sea, pero, ¿Dónde podrían estar? ¿En clase? No, lo dudo, las clases acabaron a las diez, ¿en la cafetería? Podría mirar, pero perdería mucho tiempo. Por fin decido salir corriendo hacía el despacho de Alena, para saber si Mario sigue ahí y poder preguntarle si él sabe donde es, pero por desgracia no encuentro a nadie. Mierda, mierda, mierda. Se acabo, me rindo, qué más da, si total, no me hubiera atrevido a cantar delante de ese representante. Me voy, ya no tengo más clases a cuenta del casting, decido coger los libros y salir de ahí cuanto antes, quiero llegar a casa y encerrarme en mis libros, pero de repente me tropiezo con alguien, no veo con quien, lo único que noto es dolor, y un poco de sangre saliendo por mi nariz, dios que torpe.

Pasan 10 minutos y consigo levantarme con ayuda del individuo que ha hecho que me tropiece, por fin consigo distinguirle la cara, Mario, que casualidad, quien dijera que las casualidades no existen, no sabe lo que es mi vida.

-         Lo siento, discúlpame, no mire al pasar, te acompaño a enfermería – consiguió decir Mario temblando –

-         No te preocupes, no es nada.

-         ¿Enserio? De todas formas te acompaño a enfermería – contesto Mario agarrándome del brazo y llevándome a la enfermería-

-         Muchas gracias, no hacía falta que me acompañaras.

-         No tienes que dármelas, parece ser que no hay nadie, tendré qué hacer de enfermero – dijo Mario guiñándome un ojo –

Lo que me está sucediendo es real, es un sueño, o que leches es, no entiendo nada, cualquier persona en su sano juicio hubiera pedido perdón y se hubiera marchado sin más, sin embargo Mario se ha quedado ayudándome. Mientras busca el agua oxigenada y el algodón, me doy cuenta de que el labio también me estaba sangrando. Es guapo y amable de lo que la gente habla por estos lares, moreno, ojos azules, más alto que yo, y eso que es muy fácil superarme en altura, soy más bien bajita. Veo como poco a poco se va acercando a mí, y con esa delicadeza tan dulce que una persona puede hacer. Suelto un suspiro de dolor cuando humedece el algodón y lo posa sobre mi labio.

-         Tranquila será solo un momento.

-         Me duele bastante.

-         Lo siento mucho de verás, te prometo que te compensaré, ¿Quieres venir esta tarde al cine? Echan una película muy buena

¿Me lo estaba diciendo enserio? ¿Mario invitándome a mí? ¿A Valeria? ¿A la chica tímida que todo el mundo mira raro, y ni siquiera se atreve a dirigir la palabra? ¿El chico popular viene a mí a pedirme ir al cine?

-         Bueno, no sé si con la selectividad a la vuelta de la esquina me conviene mucho perder el tiempo, ay, ten cuidado – quejándome cuando termina de curarme el labio –

-         Venga Valeria, anímate, si para la selectividad todavía quedan dos meses, además te lo debo, y te prometí que te lo compensaría, siempre cumplo mis promesas.

-         Bueno venga, vale, ¿a qué hora es el estreno de esa película tan buena, Mario?

-         A las 8:00 paso a recogerte a casa.

-         Pero si ni siquiera sabes donde vivo.

-         ¿Quién te ha dicho que no lo sepa? – se despide guiñándome el ojo –

Este chico cada día me gusta más, pienso cuando le veo marchar por la puerta, me miro en el espejo, me pongo una venda en la herida del labio y me dirijo hacia mi casa. Por el camino me encuentro a Beatriz, esta vez sola.

-         Hola Beatriz, ¿fuiste al casting?

-         Por lo visto era un timo para reunirnos a todos los alumnos, vaya mierda, con las ganas que tenía de demostrar mis dotes musicales – dijo entre risas –

-         ¿Qué me estas contando? ¿Enserio? Que fuerte, yo estuve buscándoos, pero tuve un pequeño accidente y no pude llegar a tiempo, además  tampoco sabía donde era.

-         Pues sí, lo que te estoy contando Valeria, muy fuerte todo, pero bueno, todo acabo pronto y pudimos irnos, ¿Qué te paso?

-         Bueno, me cruce con Mario y nos dimos un pequeño golpe, resultado, labio roto y sangrado de nariz, todo un merito oye.

-         ¿Con Mario? ¡Qué suerte! Toda chica está detrás de él pero él no es muy de relaciones serias, siempre es un aquí te pillo aquí te mato.

-         Ah, ¿segura? Que decepción… me había invitado esta tarde-noche al cine, por lo del golpe y eso…

-         Pues ten cuidado Val, ten cuidado, hasta mañana, un beso.

¿Qué tenga cuidado? ¿Con qué? ¿Con Mario? No lo he entendido muy bien, ahora mismo estoy muy ilusionada con ir al cine esta tarde, hacía mucho que no iba al cine.

Cuando llego a casa decido contarle todo a mi madre, pidiéndole por favor que no le diga nada a papá, después de un par de consejos y abrazos, consigo convencerla para que me deje ir con Mario al cine. Mientras termino de comer recibo un whatsapp de un número que no tengo agregado, el cual dice: “Buenas tardes Valeria, a las 8:00 paso a recogerte, no lo olvides, por cierto, no te extrañe que tenga tu número, mientras buscaba las cosas de enfermería decidí cogerte el móvil”. Mario, el imprevisible, Mario, mientras leía el mensaje se me escapo una pequeña risa, que hizo que mi madre sonriera, después de mucho tiempo, consigo poder volver a sonreír.

Mientras subo por las escaleras pienso en que ponerme para la ocasión, ¿algo casual? ¿Sexy quizá? ¿O algo informal?, después de 1 hora mirando mi armario decido ponerme unos pantalones vaqueros oscuros, con una camisa vaquera clara, la americana rosa y unos pequeños tacones rosas, ¿elegante? No sé, solo sé que después de mucho tiempo me veo bonita. Me pinto la raya del ojo y un poco de sombra de ojos rosa, no quiero ir pintada como una puerta. Las 7:30, cada vez va quedando menos para la ocasión, ¿qué pensará de mí? ¿Tendrá razón Beatriz? No lo sé, prefiero arriesgar por una vez en mi vida. Las 8:00, el timbre estará a punto de sonar.

El pequeño colibrí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora