Las 8:00, dudas y dudas, otra vez, ¿por qué? ¿Será verdad que me dejo influenciar por todos mis amigos? ¿Y si Valeria no es tan rara como dicen? Puede que ella sea la adecuada, la primera, la única, eso no lo sabes hasta que no lo intentas, hace tiempo mi abuela me dijo una frase que recordare por el resto de mis días "El qué no arriesga no gana, si no arriesgas, puedes perder, o ganar". La palabra miedo, me ronda por la cabeza, no quiero utilizarla como a las otras chicas, no se lo merece, se la ve buena chica. No, no voy arriesgar, quise quedar bien, y me ha salido todo mal. Debería llamarla y decirla que no voy a poder ir, que me ha surgido algo, o quizás no llamarla, tiene que acostumbrarse a que conmigo no va a ninguna parte, que lo único que la hago es daño.
Después de una hora de reflexión, decido no llamarla, total, ya ha pasado una hora, no me estará esperando. Siento tanto todo esto, es algo que llevo desde pequeño, un miedo irracional, no quiero enamorarme, no quiero sufrir, por eso tengo tan mala fama, uso a las chicas de usar y tirar como dice todo el mundo, pero no es así, cuando empiezo a sentir algo por ellas, decido alejarme de golpe, ¿por qué? no lo sé, todavía no se como afrontar este miedo, esta angustia que nace de dentro de mi, que me mata por dentro cada día, cada mes, cada año, toda mi vida, mis 17 años han sido nefastos, ¿Qué por que me nace este miedo dentro de mi? Se podría decir que las malas experiencias han agolpado mi vida, que esto de ser buena persona y dejarte guiar, es dañino para ti, incluso para los que te rodean, así que prefiero callarme a confesar que me hacen sentir.
Decidí bajar a cenar, aunque no tenía mucho hambre conseguí cenar un poco, me dispuse a ponerme el pijama e intentar dormir un poco, aunque supiera que no iba a tener resultado, sabía que iba a estar toda la noche dándole vueltas a no haber ido con Valeria al cine, no quiero saber que me deparara el día de mañana, no quiero verla, no quiero causarla más daño, más del que ya la he llegado hacer, no quiero, no.
Creo que conseguí quedarme dormido entre lágrimas y gritos, menos mal que esta semana mis padres no se encontraban en casa, odio que me vean llorar, siempre se dice que los hombres no lloran, que son los fuertes, yo no lo veo así, los hombres también tienen derecho a poder llorar y expresar sus sentimientos, aunque yo no sea esa clase de personas, no sabía que Valeria me estuviera cambiando tanto la vida, y la forma de ver todo, solo la conozco de vista, y de un plantón, y ya me ha echo llorar, pero no por su culpa, si no por la mía, por mi miedo, mi maldita insensatez.
Cojo la mochila y salgo en dirección al instituto, cuando por el camino me sorprende la mirada azul y fría de Valeria, quiero explicarme, quiero decirle muchas cosas, quiero decirle todo lo que llevo dentro, pero no puedo, no puedo, en ese momento lo único que consigo es decirle que lo siento, no me sale nada más, en mi pecho crece un dolor inmenso cada vez que la veo, y lo único que puedo ver ahora en su mirada son lágrimas, lágrimas que ella no quiere dejar salir, por vergüenza, miedo, quien sabe, ya esta todo echo, no hay marcha atrás, no arriesgue y perdí, perdí lo que podía haber sido mi pequeña ayuda para superar esto, idiota, idiota, si, eso es lo que eres, díselo ya, dile que la quieres, que quieres pasar una tarde con ella, no seas orgulloso y trágate el orgullo, nunca esta de más ceder un poco.
Iba a contarle todo, cuándo salió corriendo hacía el instituto, yo ya no podía hacer nada, el haber dicho dos miserables palabras, me había llevado a todo esto. Cuando consigo llegar al instituto, entre lágrimas consigo saludar con la mano, con la cabeza agachada me dirigió hacia los baños para limpiarme la cara y entrar a clase con una cara medianamente decente. Lo primero que me encuentro es a mis amigos preguntándome si ya la había usado y la había tirado, que que tal era la mosquita muerta y poco más, mentí, claro está, no pensaba decirles que la había dejado tirada, nadie sabía de mi miedo, de mi pequeña rareza, defecto, como lo queraís llamar. Se podría decir que salí "victorioso" de aquella mañana, busqué a Valeria por todas partes, pero no la encontraba, pregunte a Beatriz y Ana, incluso a Alena, pero nadie la había visto. No se por que razón me dió por buscar en la enfermería, si, allí, en ese lugar tan frío donde la ofrecí quedar, y donde yo ya pensaba en dejarla plantada. Allí estaba, sentada encima de una camilla, sola, sin mover ni una sola pestaña, llorando en silencio, y aún así era preciosa, me estaba enamorando de cada una de cada una de sus facciones, de sus miradas en pausa, de su pequeña gran belleza, de ese cabello rubio, de esos ojos azules, de su manera de expresarse, de su movimiento de caderas, de cada pequeña mota de polvo de su ropa, de su risa, de su sonrisa, todo, era perfecta, era mi pequeña musa, era la persona que por algún motivo quería, tenía que proteger, y no lo estaba haciendo, solamente la miraba pasmado, esperando una respuesta, cuando era yo el que tenía que iniciar la conversación, y así lo hice.
- Hola Valeria - dije en tono bastante tímido -
- No quiero verte. Márchate.
- Déjame explicarte todo, por favor.
- ¿Qué quieres explicar? Que querías tomar el pelo a la pava de la clase ¿no? Querías hacer daño, por qué sabias que yo no era de las que se pasa por la piedra a medio instituto, y al prevenir eso tu plan se fue a la mierda y tuviste que dejarme plantada ¿no? ¿O es que ya tenías a otra detrás de ti y no te daba tiempo a las dos? Que pena Mario, que pena, de verdad, no pensé que fueras así, no esperaba todo esto de ti, yo, yo... - todo se acabó ahí, en un simple yo, marcado de lágrimas -
- Quiero explicarte, que yo no he usado nunca a ninguna chica, todo eso es una fama que poco a poco yo me he ido creando, por no querer mostrar mi verdadero yo, nadie sabe mi verdadero carácter, y tú en una simple mirada, en un simple gesto, me has roto los esquemas Valeria, me has roto la estadística, me has cautivado, y tengo miedo, tengo miedo de no dar la talla, de hacerte daño, de hacerme yo daño, o de que tu me hagas daño a mi, no puedo Valeria, no puedo, soy...
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El pequeño colibrí.
Teen FictionValeria es una chica tímida, una chica frágil, vive apartada del mundo, poca gente conoce su historia, y poca gente puede decir que la conoce personalmente, es una chica sencilla, inteligente y bastante responsable. Tenía una vida completamente norm...