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Madrugada de nuevo.

Parpadeó un par de veces la castaña, acostumbrando su vista a la oscuridad de su habitación, pues había despertado a mitad de la noche por la necesidad de comer y beber agua que le suplicaba su cuerpo constantemente, pero ella simplemente lo ignoraba, no quería ni siquiera seguir despertando.

Probablemente había dormido más de 18 horas, pero seguía sintiéndose cansada a pesar de todo el tiempo que dormía diariamente. Solo tenía ganas de tomar pastillas como si fuesen caramelos, de aspirar ese polvo que le recuerda a él o quizás subir al techo, sentir el aire frío en su cuerpo tibio y débil, para luego saltar al vacío.

Había llorado demasiado desde que Anthony no regresó de con su hermano.
Eso fue hace dos meses y lo sentía como si hubiese sido ayer la noticia de que había muerto en un estado distinto que ni siquiera conocía bien.

Sus lágrimas salen nuevamente sin siquiera pedirlo al momento de pasar su mano por su lugar donde dormía el rubio, acariciando la zona vacía, recordando esos días y noches en que se acostaba sobre su pecho, sintiendo como su respiración calmada subía y bajaba y no la soltaba hasta amanecer juntos.

Se enderezó, quedando sentada en la cama, con la mente en blanco, sin planear nada para el día de hoy, ni el de mañana, ni ningún otro, solo quería morir, pero algo la detenía, sentía que tenía algo por hacer, pero en esta situación era difícil pensar con claridad que cosa debería hacer antes de pensar en suicidarse.

Podía sentir el aire frío de la habitación rodear su desmadejado cuerpo, comenzando a temblar, pues a pesar del tiempo, su piel aún está acostumbrada a que en estos momentos el brazo de Anthony la rodeé de los hombros para abrazarla calidamente, escuchando sus latidos tranquilos para calmarla, pero en lugar de eso recibió el frío que congela su espalda.

Se puso de pie sin más opción y caminó con el menor silencio hacia su puerta, abriéndola con la mayor cautela posible, saliendo de puntillas hasta la cocina para tomar un pequeño vaso de agua, siendo lo único que pensaba darle en todo el día a su estómago.

Mientras bebía esa agua fría, el celular timbró en medio del silencio nocturno, haciéndola pegar un brinco del susto. Al ver que nadie se levantaba a contestar, ella caminó hasta el teléfono, levantandolo dudosa.

—¿Diga? —Preguntó en un hilo de voz.

—¿____? —Cuestionó Cherri desde el otro lado de la bocina—. ¿Si eres tu?

—Si ¿Qué quieres? —Respondió sin ganas, tajante.

—¿Estás sola? —Insistió con nervios.

—No, pero soy la única despierta ahora mismo. —Tomó asiento en el sofá más cercano.

—¡Excelente! Te tengo noticias buenas. —Pausó sin cambiar la expresión de la chica castaña—. ¡Anthony sigue vivo!

Eso le cayó como cubeta de agua helada. Comenzó a tiritar en su lugar sin saber si era por el frío o por el miedo a que eso no fuera verdad. Con su labio tembloroso y sus ojos cristalinos juntó fuerzas para soltar sus dudas.

—¿Es en serio? ¿Cómo sabes? —Se tocó el pecho, sintiendo su corazón bailar alegre con las esperanzas al tope.

—Mandé a un tío a buscar el cuerpo de Angie en el lugar que nos describió el malnacido ese—explicó—, obviamente no lo encontró, pero en una noche pasó por unos callejones "raros" y un chico se acercó al auto ofreciendo servicios de ya sabes cuales —la castaña se quedó congelada ante las mil ideas que cruzaron por su mente—, mi tío le preguntó si era Anthony, él dijo que si y en cuanto le contó que lo estábamos buscando se puso a llorar, pidiendo que fuéramos por él, que no podía fugarse aunque estuviera en las calles porque lo matarían al instante.

♡︎ Love Dust ♡︎ [𝑨𝒏𝒈𝒆𝒍 𝒅𝒖𝒔𝒕 (𝑨𝒏𝒕𝒉𝒐𝒏𝒚) × 𝑳𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒂]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora