Tras todo el traqueteo de correr a casa.
Después de que Liz, acompañara a Dory.
Porque sentía, que era su deber hacerlo.
Y luego, de quedarse media hora, viendo caricaturas en la televisión.
Alegres, de que todo haya salido bien.
Pero olvidando, que su madre, ya estaría preocupada por ella.
Se despidió...Ahora, Caminaba apurada. Regresando
a casa, por, aquellas calles baldías.
Con la mente, súper excitada, de tanta emoción.
Decidió tomar un atajo.
No era muy tarde, y el trayecto estaba iluminado.
Repasaba en su mente, otra vez, todo lo extraño, que había sido, lo del señor Luther.
Mientras sus pies, rápidos, la llevaban en automático.
Estaba satisfecha, de que su loca sospecha, haya sido, solo un malentendido.Cuando de la nada, y sin aviso.
En el silencio, de la solitaria fachada, por dónde iba:
El rabillo del ojo, distinguio, una negra figura...
Also la mirada rápidamente, deteniendo su velocidad.
Notando, al resguardo de la oscuridad, a veinte metros:
La silueta de un hombre, parado, en medio de su camino.
Irreconocible, como una sombra borrosa.
Inevitablemente, le sobrevino temor, y se detuvo.
Su mente, era bastante veloz, para saber, que podría estar, en un peligro inminente.
Aquello, era como una escena, fuera de lugar.
Ese sujeto, que sin dudas, desde la negrura, había clavado, su inquietante mirada en ella.Su cuerpo afligido, y su corazón acelerandose. Pasaron, esos segundos odiosos, suspendidos.
Parada, frente, a esa telecabina reluciente, a su izquierda.
Iluminando, su pequeña, frágil y vulnerable figura.
Aquel hombre, se asomó hacía la luz, rebelandose.
Era Roberto. El chico amable de la cuadra. El de tez morena, y ojos rasgados, con su atuendo típico...
Hubiera sido fabuloso, encontrarse con él. Un sujeto genial, y confiable.
Pero aquella persona, no era para nada, el Roberto, que ella conocía.
En su rostro, había una mueca desagradable y maligna.
Que ella, no pudo descifrar bien.
Aunque claro, bajo la luz.
Parecía otra persona.
Su semblante, sombrío, y sus ojos fríos, vacíos, como una fosa profunda.-Ro-robert -dijo su nombre, tartamuda, con voz rota -.
Se acordó de su nombre.
Pero eso, no devolvería a su vecino amable. En quién ella confiaba.
Si era una broma, ya había logrado asustarla.
Pero sin dudas, no lo era.
Entonces él contestó:-Hola Liz -cantando el saludo, con un tono desconsertante y burlón. Nada amigable. Nada confiable -¿Qué haces tan tarde por aquí?. Deberías tener cuidado -
agregó, con diabólica malicia. Con expresión fría, y una sonrisa irrespetuosa -.Ella sintió, rejas a su alrededor.
Y una avalancha, de pensamientos desordenados.
Que pronto, la dejarían en shok.
Lo primero que le vino a la cabeza, fue, aquella historia de su abuela.
Sobre la niña desaparecida en la lluvia.
Angustiada, y con una sensación horrible. Se dió cuenta, que fue muy torpe, en demorarse para volver a casa.
Ahora, era una presa fácil. Ante un enemigo. Con el cual no tenía, ninguna chance.Rob, se acercó a ella, a un paso veloz. Con su rostro, deformado por los demonios.
Mirándola, como nunca antes, nadie la había visto. Produciéndole escalofríos.
Derrumbada por dentro. Quiso regresar, en vano, porque sus piernas flaquearon.
No tenía voz, ni salidas...
Temblando como una hoja.
Su ritmo cardíaco, como un caballo de carreras. Reunía fuerzas.
Lista, para intentar correr hacia ningún lado.
Cuando a sus espaldas, sonó una voz, profunda y muy serena.
Diciendo lo siguiente:-Señor Roberto -...
Se giró asustada, descubriendo un hombre de gran estatura. Más imponente que su agresor. Vestido con un distinguido traje y un sombrero.
Reconoció, sin dudas aquella cara amable, con sus características facciones.
El señor Luther.
Vestía un sobretodo, y traía, un maletín a cuestas.
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Cuando cae la noche
Mystery / ThrillerTodos tenemos algo que contar. Es una buena forma de crear nuestros propios mundos. Éste, es un apartado de historias de misterio y suspenso. Todos sabemos, lo que es el miedo y la incertidumbre. Emociones, que muchas veces, nos impulsan a descubr...