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Las frías yemas de los dedos de Chifuyu acariciaban con lentitud su pálido rostro

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Las frías yemas de los dedos de Chifuyu acariciaban con lentitud su pálido rostro. Odiaba la sensación que el roce de su piel le provocaba, eran migajas de amor que su pareja le entregaba en noches como esas.

—Baji... —susurró Chifuyu con tristeza mientras escondía su rostro en el cuello del contrario, olfateaba su aroma y le provocaba un poco de cosquillas, eso no era suficiente para ponerlo de buenas, ¿cómo podría sonreír en esa situación?

—Chifuyu... —habló con voz tranquila. Intentaba quitárselo de encima, aunque fuera una causa perdida, el mencionado se aferraba como una garrapata.

—Déjame abrazarte un poco más —suplicó al borde del llanto—. Por favor. —Kazutora guardó silencio y cedió ante la petición de su pareja, siempre lo hacía y le molestaba de una forma indescriptible, pero era inevitable—. Gracias.

Chifuyu ejerció más presión sobre el cuerpo del contrario. Quería fundirse con él, ser uno nuevamente, estaba seguro que de esa manera no sufriría más. Tal vez y sólo tal vez, estarían juntos hasta el fin de sus penosas vidas, justo como lo planearon cuando eran jóvenes.

Aunque había algo que le desconcertaba. Baji no estaba dispuesto a corresponder el abrazo, ni siquiera parecía querer estar con él, ¿por qué? ¿Qué error cometió para hacerlo enojar de esa manera? Cuando estuvo con él procuro ser el mejor hombre del mundo, entonces ¿por qué ahora no podía ni mirarle?

—No te enojes conmigo —susurró. Un brillo de esperanza apareció en los ojos del contrario—. Baji, no te enojes. —Rompió en llanto al sentir el cuerpo de Baji tensarse. Parecía rechazarlo con todo su ser.

Sin decir nada, Chifuyu soltó al azabache de hebras largas y miró su rostro en busca de una respuesta al comportamiento frío que le daba. Su sorpresa fue enorme cuando los orbes chocolates que anhelaba ver eran de un característico color arena sin vida, carecían de calidez alguna. Acunó el rostro del contrario entre sus manos con violencia y lo analizó con más atención. El lunar cerca de aquellas dunas lo trajo a la realidad.

—Kazutora. —La sorpresa y decepción en los dos cielos eran evidentes.

Hanemiya lo sabía. Matsuno no deseaba verlo a él sino a Keisuke, siempre fue de esa manera.

—¿Qué pasa? —preguntó. En su rostro apareció una pequeña sonrisa que trataba de ocultar la tristeza que en sus ojos invadía.

—Lo siento.

Chifuyu desvió la mirada, no quería ver la expresión de dolor en el rostro de su pareja. Kazutora parecía tan triste cuando estaba con él.

—Lo sé —la voz del más alto era serena—, superaste tus límites otra vez. —Trató de justificar las acciones de su novio nuevamente, aunque ya había perdido la cuenta de cuántas veces lo había hecho en el último año.

Honest ❝KazuFuyu❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora