Capítulo 5

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- ¡Sam!

Estrañada miro el teléfono.

"Esa no es la voz de Ali."

Quito la vista de la pantalla y veo como un niño de unos cuatro años se acerca a mi corriendo.

-¡Saaam! - Vuelve a gritar mientras se enrosca a mis piernas con sus pequeños brazos.

Sonrío, el pequeño de Jimmy sabía como alegrarme los días. Con un simple movimiento corto la llamada y le cojo en brazos. Él, delicadamente me coje la cara con sus dos manos.

- ¿Alguna vez te han dicho que eres muy bonita? - Sonrío como una idiota ante su comentario.

- Es la primera vez que me lo dicen. - Observo como su boca se tensa ligeramente.

- Pues deberían decírtelo todos los días, mamá dice que hay que piripopiar a las chicas siempre que se pueda. - Dice con una gran sonrisa sin apartar sus manos de mi cara.

-¿No querrás decir piropiar? - Digo con una sonrisa. Veo como se sonroja y asiente con la cabeza.

- Pero creo que vosotras también deberías de piripopo...eh...piropiarnos. - Dice mientras suelta sus manos y me las posa en los hombros. - Los hombres también tenemos derecho a sentirnos guapos. - Dice esto con una amplia sonrisa a la vez que se estira un poco y levanta la cabeza en un intento de parecer un hombre.

Suelto una carcajada.

- ¿Alguna vez te han dicho que eres muy feo? - Digo cuando termino de reírme. Vuelvo a soltar otra carcajada cuando se cruza de brazos y me mira haciendo pucheros.

- Ya veo que Jim ya te ha encontrado. - Me giro y veo a Holly acercándose a nosotros con una gran sonrisa. Lleva puesta la misma camiseta que llevaba yo ayer, por la diferencia de que esta algo sucia, como si la llevara usando varios días sin lavar. Gracias a mi mirada 'disimulada' se da cuenta de que miro su camiseta. - Ah, ¿esto?, la lavadora me está dando algunos problemillas. - Dice mientras me mira con una sonrisa, pero sus ojos la delatan, la situación no es tan simple como la describe. La sonrió de vuelta y miro a Jim que sigue en mis brazos y veo que se encoge de hombros. Le bajo cuidadosamente al suelo y le doy la mano.

- Bueno, ¿a dónde te apetecería ir? - Digo mientras miro al niño a los ojos.

- Mmm... - Me mira y se sonroja al instante. - Me gustaría comer un helado. - Su sonrisa ilumina su cara y me agarra la mano con sus dos manos impaciente por que diga que sí.

- ¿A qué estamos esperando? - Veo como pega un saltito y se suelta de mi mano para ir a donde su madre. Esta lo coge en brazos y lo abraza fuerte a la vez que le da un beso en la frente. Después le deja en el suelo.

- Vete a despedirte de Samara y coje el jersey.

Acto seguido Jim entra al establecimiento y entra en la cocina.

- Gracias. - Holly me mira con las lágrimas amenazando por desbordarse por sus ojos. Se acerca a mí y me abraza. - Gracias por todo.

Nunca me han gustado estos momentos. La abrazo con fuerza intentando reconfortarla. Ella sigue llorando y noto como su respiración se entrecorta.

- Nos han cortado el agua. - Dice con la cabeza en mi hombro. - Y pronto nos cortarán la luz.

Levanta la cabeza y me mira. Sus ojos están rojos y cansados, las mejillas están mojadas por causa de las lágrimas y el maquillaje no logra ocultar sus ojeras. No sé que decirla así que la abrazo de nuevo. Cuando nos separamos miro hacia el establecimiento, no creo que a ella le guste que cuando su hijo salga la encuentre así.

- Tranquila, le he dicho a Samara que le entretenga un rato. - Explica mirando hacia el restaurante. Después me mira y me sonríe tímidamente. Tenemos nuestras manos entrelazadas, así que le doy un apretón tranquilizador. Ella vuelve a sonreír y me mira.

- Me voy. - Coge aire y lo vuelve a echar. - Me voy a casa de mis padres. - Agacha la cabeza y comienza a llorar.

Sin saber que decir de nuevo vuelvo a abrazarla. Holly se derrumba en mis brazos. Las personas que pasan por la calle se nos quedan mirando.

"Gilipollas."

Cierro los ojos y trato de tranquilizar a Holly. Me siento realmente mal por ella. Y me siento frustrada porque no puedo hacer otra cosa que abrazarla. Quiero ayudarla pero no sé como. Después de un rato se separa de mí y me dedica otra tímida sonrisa. Estoy hasta el coño de sus sonrisas tímidas, quiero que sonría joder, que sonría de verdad, se merece ser feliz. Las lágrimas que he estado aguantando todo este tiempo salen y se derraman por mis mejillas. Cierro los ojos y noto como alguien me abraza. Su olor me inunda el cuerpo, solo puede haber una persona que huela así. Y en estos momentos tendría que ser yo la que la abazara pero no, soy tan egoísta que es ella la que está intentando tranquilizarme a mí.

Al de un rato nos separamos y dejo de sentir su calor. La miro a la cara. Hoy aparenta mucho más que la edad que tiene. Cierro los ojos y trago saliva.

- Me iré en una semana. Gracias por todo, en serio. - Me vuelve a sonreír y se da media vuelta para entrar al restaurante.

Cuando queda fuera del alcance de mi vista me siento en el suelo y apoyo la espalda en la pared. Saco el paquete te tabaco y enciendo un cigarro. Espero que Jim no salga todavía, no me gusta que me vea fumar, en realidad no me gusta que nadie me vea fumar. Logro tranquilizarme y le doy una última calada. Después tiro la colilla al suelo y abrazo mis rodillas. Al de unos pocos minutos oigo como una puerta se abre y unos pasos rápidos se cercan a mí.

- ¡Buh! - Jim se sienta al lado mío y empieza a reírse. Sus risa me arranca una sonrisa inmediatamente. Le miro y veo como sus ojos brillan llenos de felicidad, igual que la chica del autobús. Vuelvo a sonreírle.

- ¿Sabes que vamos a ir a casa de los abuelos en vacaciones? - Me mira ilusionado, pero su sonrisa desaparece cuando me ve. - Qué te pasa? ¿También quieres venir con nosotros? - No puedo evitar reírme, le miro y el me dedica una sonrisa feliz por haberme hecho reír.

All is lostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora