Camino de Asura celestial [Terminada]

Capítulo 58: Annabeth

"¿Como es que ocurrió todo esto?", Annabeth Chase pregunto con una expresión un poco melancólica. Ahora una mujer adulta con más sabiduría que antes. Si, definitivamente mucha más sabiduría, hasta el punto que ni siquiera creía en todas las palabras de su madre. Y si bien Athena era su madre y la diosa de la sabiduría, lo que había pasado hace unos años hizo que no pudiera confiar por completo en las personas, sobre todo los dioses.

Tonta, se había repetido muchas veces a lo largo de este tiempo. Muchas veces había anhelado la posibilidad de regresar en el tiempo para no cometer ese tonto error de creer en Zeus. No es que pudiera hacer mucho, de todos modos. Incluso si sacara a Percy, todavía serían encontrados, pero ahora prefería eso que estar en la situación en la que estaban todos. 

Ahora no solo había sido testigo del cambio por el que había pasado Hestia, sino también de como los destinos estaban haciendo todo lo posible para interrumpir los movimientos de Zeus. Las tres ancianas no podían mover sus hilos tanto como quisieran, pero hacían lo posible. 

Los habitantes de las cabañas de Demeter y Athena se habían ido del campamento mestizo. No era bueno que estuvieran en el campamento cuando la mayoría de cabañas estaban apoyando a sus padres, y ellos a su vez apoyaban a Zeus. De hecho, fue gracias a Hermes que pudieron salir sin demasiados problemas y en relativo silencio. 

Hestia, Demeter, Athena, Hermes y Afrodita. Eran menor al otro lado en cuanto a números. Los otros incluso tenían todo el campamento romano. Pero, Annabeth se preguntaba si los romanos realmente podrían soportar el peso de lo que hacían. Ellos se habían entrenado en los métodos romanos; más militaristas y, por lo tanto, más obedientes en ciertos aspectos. Pero incluso ellos debieron de darse cuenta de lo que implicaba todo esto, o por lo menos algunos de ellos lo harían.

"Tampoco lo entiendo del todo", Annabeth miro a su madre sentada en la mesa frente al sofá donde estaba sentada. Las dos estaban en un departamento donde se habían reunido con Hestia. Por seguridad, habían rodeado el lugar con una especie de barrera para que los monstruos no pudieran sentirlas. Lo mismo para los dioses.

"¿No deberías saberlo mejor que nadie? Siempre te busco para planes", Annabeth dijo con un tono de hecho, refiriéndose a Zeus.

"Y por esa misma razón, no termino de entender las razones de Zeus", Athena frunció el ceño con fuerza: "Si bien él tenía un deseo por gobernar y tener poder, nunca había llegado hasta tal punto que ni siquiera pensaría en su familia o las repercusiones de las decisiones de este tamaño"

"No creo que simplemente se sienta amenazado por Perseus. Y si bien podría escuchar las palabras de Ares, no creo que simplemente se rebajara a manchar a una joven para el resultado que obtuvieron", Annabeth sintió algo en su garganta al escuchar el nombre de su antiguo novio. Pero continuo escuchando a su madre con cuidado, necesitaba más información para cualquier cosa que pueda ocurrir en el futuro cercano.

Annabeth apuntó a su madre con el dedo y dijo: "Recuerda, Ares fue susceptible ante las palabras de Kronos"

"¿Piensas que puede haber pasado algo similar en esta ocasión?", Athena miro a su hija con cuidado, sopesando la idea de tal cosa. Y si bien eso era posible con Ares, sería más difícil con Zeus. 

"La rapidez de sus acciones, la falta de planes y pensamientos en cada uno de sus movimientos. Están actuando de forma demasiada precipitada. Si realmente quisieran gobernar por lo menos gran parte del mundo, entonces lo más lógico sería ofrecerles algo a los países, al resto de humanos"

"Aplastarlos es simplemente... "

"ilógico", termino Athena con un asentimientos y una expresión de seriedad. Incluso antes, en los años donde los adoraban, no mataban y aplastaban a todo humano con el que se encontraban. La adoración y el poder de la fe realmente era algo que ayudaban a un Dios. Decidir aplastarlos y crear miedo no haría que los adoraran, los temerían y los maldecirían todos los días de sus existencias.