Uno

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Katsuki caminaba para el comedor, al llegar se sienta en un lugar junto a Kirishima y al frente de él Mina y Denki.

- Buenos días Kacchan.

No le devuelve el saludo. Mira a su alrededor mirando al resto de la clase, pero no veía el desayuno en la mesa. Gruñe.

- ¿A quién le toca preparar el desayuno que aún no está listo?

- A Uraraka, ya hace más de media hora que entró a la cocina. -le contesta Kirishima.

El estómago de Denki ruge.

- Que hambre.

No hace mucho todos los alumnos había acordado entre ellos turnarse a cocinar y a lavar los platos al igual que mantener limpio el lugar. Hoy le tocaba a Uraraka y a Tsuyu pero esta se encontraba levemente enferma en su habitación cosa que le tocó a Uraraka sola.

Los minutos pasaron, sus compañeros charlaban entre ellos de cualquier tema sin especificar. Él hambre fue incrementando especialmente de parte de Katsuki que lo malhumoraba cada vez más. Se levanta de la mesa.

- ¿Qué harás Bakugou? -pregunta Mina.

- Iré a ver lo que hace esa maldita cara redonda.

Se va hasta la cocina. Todo el lugar era un verdadero y completo desastre que desagradó muchísimo a Katsuki.

Uraraka levanta la cabeza al escuchar sus pasos. Su cara estaba llena de harina y por varios lados tenía crema. El olor de la cocina era dulce de vainilla. Katsuki eleva una ceja sin dejar de apretar sus dientes.

- Hola Bakugou. -le sonríe nerviosa.

Gruñe. Se le acerca con aire de superioridad para mirar mejor su rostro lleno de harina. El ceño lo tenía fruncido.

- ¿Qué pasó con el maldito desayuno?

Uraraka sentía temblar de los nervios que le causaba Bakugou.

- ¡Te estoy hablando!

- A-ahh. Aún falta un poco, es complicó hacerlo sin la ayuda de Tsuyu.

- ¿Qué no puedes hacer un simple desayuno sin la rana esa?

Se separa de ella y se dirige al estante en busca de un pan para realizarse una tostada como mínimo por la hambre que sentía.

- ¿Qu-qué haces?

- ¿No es obvio? Estoy haciendo mi maldito desayuno o sino me moriré de hambre por tu culpa.

- Pero ya estará listo, solo espérame unos minutos.

Se le acerca y le toca el hombro.

- ¡No me toques maldita cara redonda!

Uraraka quita su mano de ahí. Cruza sus brazos haciendo un puchero con el ceño fruncido.

- Te estoy diciendo que ya estará listo el desayuno.

- Y yo te digo que te calles maldita. Deja que haga mi desayuno en paz, tu hazle al resto a esos estupidos.

Bakugou le da la espalda para continuar en su búsqueda, maldecía internamente lo inútil que llegaba a hacer Uraraka. A pesar de lo casi nada que hablaba sabía que estaba enamorada de Deku, siempre amable y sonrojada ante cualquier situación.

Uraraka era en parte también orgullosa y no dejaría que este se ponga a realizar su desayuno cuando ella estaba cargo de ello, su amabilidad tampoco la dejaba. Sin pensarlo dos veces y no muchos menos entender agarrar un puñado de harina de la bolsa.

Cocina || KacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora